La pandemia y la caída del salario

Para la autora, la pérdida del poder adquisitivo no tiene una sola causa ni tampoco una única solución. Elevar los niveles de actividad permitiría un crecimiento pero, en este escenario, es complejo.

La pandemia y la caída del salario
Imagen ilustrativa / Archivo

Desde hace cuatro años los trabajadores informales y en relación de dependencia, del ámbito público como privado, ven cómo el salario promedio crece por debajo del nivel de inflación y produce una pérdida de su poder adquisitivo (con una serie de consecuencias complejas tanto para la economía como para la organización social), apurando la necesidad de que más miembros de una familia se incorporen al mundo laboral.

Según los datos de la encuesta de salarios y expectativas que realizamos con Gestión Consultora desde hace 18 años, los salarios privados en promedio crecieron en 2018 un 34% contra el 48% de la inflación. En 2019, los salarios subieron un 46% y la inflación fue de 54%. En los dos primeros meses de 2020, todo fue distinto. Por medio del impacto de un decreto nacional, los salarios le ganaron a la inflación pero, desde que comenzó la pandemia, la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores se profundizó debido a que se produjo una caída ya no sólo en el salario real (porque el dinero vale menos), sino en el salario nominal (la cantidad de dinero que recibe un trabajador todos los meses).

El salario nominal cayó debido a que el proporcional variable del ingreso disminuyó, porque las empresas no necesitaron en muchos rubros realizar horas extras y -por ejemplo- se eliminaron los premios, productividades y gratificaciones.

¿Qué factores juegan entre los salarios y el desempleo?

Hoy, la composición de la fuerza de trabajo en Argentina, según datos del Indec, determina que la proporción de argentinos fuera de la Población Económicamente Activa (PEA) equivale al 55% de los habitantes (este porcentaje es mayor a la población económicamente activa, que actualmente representa el 45%). En otras palabras, hay más personas sin trabajar y que no están buscando trabajo que las que trabajan o están intentando hacerlo.

Otro dato fundamental, además de la cantidad de gente buscando trabajo, actualmente representa un 11% del PEA (llegó a ser el 14%), es que cada año es menor la porción de personas que trabajan en una empresa del sector privado. Actualmente, entre las personas que tienen trabajo, frente al incremento de la proporción de personas que trabajan informalmente, es del 36% PEA y en el Estado, del 21% PEA. Mientas, la proporción de trabajadores en empresas privadas (43% PEA) está a la baja.

Lo que hoy representa un resguardo para la pérdida de empleo, como la prohibición de despidos o la doble indemnización, también es el principal motivo que desalienta la incorporación de nuevas personas al mundo laboral dado que esto no genera seguridad.

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¿Cómo impacta en la economía?

Por ejemplo, analicemos la economía del conocimiento, sector en donde la mano de obra está ocupada un 100% y en crecimiento. Algunos análisis determinan que cada desarrollador posee más de una propuesta (en promedio) para cambiar de trabajo por semana. Es el sector en el que los salarios crecen por encima de la inflación. En esta industria, ante más especialización y productividad, los salarios son mayores como así también sus beneficios no monetarios.

Esto responde la pregunta inicial sobre la caída del salario tanto real y nominal, que no depende sólo de la inflación que genera pérdida de poder adquisitivo, sino también por la caída de la producción que genera pérdida de puestos de trabajo. Es fundamental, para un crecimiento del nivel de salarios, un aumento de la actividad económica, que genere necesidad de empleo como también motivación para el desarrollo individual que permita seguir creciendo.

Este crecimiento de la actividad económica debería ser en todos los sectores tanto de servicios como de industrias, transformándonos en exportadores de diversos productos. Así lo demuestran las experiencias recientes como la de los países de Portugal e Israel, que lograron salir de crisis tan profundas como la de Argentina, por medio de promover la inversión, favorecer el desarrollo industrial y generar condiciones favorables (como la baja de impuestos por generación de empleo entre otras medidas). Estos países lograron: bajar la tasa de desempleo, estabilizar la moneda y mejorar las cuentas públicas.

Una opción para la creación de empleo en el corto plazo, puede ser demandar puestos que requieran poca capacitación y salarios bajos (en el caso de la construcción, se requieren muchos puestos en poco tiempo). Para generar las condiciones, el estado debería realizar una inversión muy importante en el desarrollo de obras de infraestructura, por ejemplo, obras que beneficiarían también a otros sectores productivos. Esto implica que el Estado debe poseer recursos financieros o poder acceder a créditos externos a tasas razonables, dado que ninguna de las dos son opciones son viables para el Estado argentino. Necesita recurrir a la emisión monetaria, y esto tiene las consecuencias negativas. Otra opción de largo plazo, es poder generar puestos de trabajo en aquellas industrias que requieren mucha especialización y desarrollo intelectual, como la Economía del conocimiento (es la segunda industria que más dólares genuinos ingresa al país). Pero, el sector lleva diez meses consecutivos de caída en Argentina, mientras que a nivel mundial crece a un ritmo del 8% anual, dado que la demanda mundial de software no tiene un techo.

¿El éxito se puede copiar?

Un informe realizado por Argencom, entidad que reúne a todas las empresas relacionadas con la Economía del Conocimiento, indica que el nivel de actividad se incrementó ininterrumpidamente desde 2013. Sin embargo, el año pasado se observó una caída en el valor nominal en dólares exportados (-7,9%). Cabe destacar que en 2020 las empresas informáticas no contaron con el incentivo de la Ley de Promoción de Software, cuya vigencia terminó en diciembre de 2019.

Desarrollar puestos en la industria del conocimiento brinda altos salarios. El problema principal es que esta opción lleva mucho tiempo e inversión, pero seguro debe ser una política de Estado, en una crisis como la que estamos viviendo, donde más personas tienen condiciones de vulnerabilidad, hay menos posibilidad de que puedan mantenerse estudiando o ingresar a la Universidad. Esto disminuye las oportunidades de crecimiento del país. Entonces, para poder generar mejores condiciones en el salario, es fundamental generar puestos de trabajo, favorecer empleo privado y el desarrollo intelectual.

*La autora Economista – Directora de Gestión Consultora.

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