Si al principio de la cuarentena, la mayor disponibilidad de tiempo en casa favoreció que la gente se decidiera a hacer mejoras y reparaciones en el hogar, la demanda de materiales de la construcción se ha sostenido porque muchos ven al “ladrillo” como un refugio de los ahorros. Además, el costo de la construcción en dólares está muy por debajo de los valores históricos.
Sin embargo, desde el sector de la construcción resaltan que este mantenimiento en las ventas de materiales –destacable frente a la caída de otros rubros-, no se traduce en una mayor actividad para las empresas constructoras. Por el contrario, la mayoría está en un estado de parálisis casi total de la actividad. En cambio, sí ha favorecido las pequeñas obras particulares, que se realizan con trabajadores que se contratan de modo informal.
Víctor Gullo, de la casa de materiales para el hogar que lleva su nombre, detalló que están observando un muy buen nivel de ventas y lo adjudicó, principalmente, a que el precio del metro cuadrado en dólares está entre los 450 y 500 dólares, mientras hace dos años rondaba los 900 a 1.000. De hecho, planteó, se encuentra en el monto más bajo en dólares de los últimos 30 años.
De todos modos, si bien esto empujó las ventas a partir de mayo, con un “boom” en julio, Gullo indicó que en agosto ya cerraron un poco por debajo y esperan lo mismo para setiembre. Esto, porque la gente que tenía dólares y eligió aprovechar esta oportunidad para acopiar mercadería, pero es probable que ya haya comprado lo que necesitaba y, además, que esos ahorros se hayan ido agotando.
Sin embargo, hay otros factores que considera que impulsaron las ventas: el Ahora 12, el hecho que los clientes particulares han tenido más tiempo en casa para hacer arreglos y que quien destinaba un cierto presupuesto a salidas recreativas y viajes, ha contado desde hace más de 5 meses con un excedente para dedicar a otros fines. En este sentido, Gullo destacó que el ladrillo sigue siendo el refugio más seguro y rentable.
En cuanto a la disponibilidad de stock, comentó que hay dificultades para la reposición. Es que la mayoría de las fábricas se encuentra en Buenos Aires y CABA, y estuvieron cerradas por varias semanas. Previo a esto, venían con un nivel de actividad bajo, por lo que tampoco contaban con un remanente de mercadería que les permitiera abastecer el incremento de la demanda. Y cuando pudieron volver a trabajar, lo han hecho con restricciones como que hay menos personal porque no asisten quienes se encuentran en población de riesgo y, si uno se enferma, deben aislar al grupo. Además, la importación no está resultando sencilla.
Si bien no ha realizado un cálculo promedio, Gullo planteó que, si la inflación mensual que informan el Indec y la DEIE arroja un 3 a un 4% mensual, en el rubro de materiales para el hogar y la construcción hay productos, como el hierro y el cemento, que tienen incrementos periódicos. Y otros, como cerámica, porcelanatos o grifería, que han tenido aumentos del 8, el 12 o el 15%. Lo habitual, señaló, es que un mes aumenten unos, y al siguiente otros, pero por encima del Índice de Precios al Consumidor.
Aunque resalta que el precio de la construcción en dólares es el más bajo de las últimas décadas, Gullo también señaló que el precio del metro cuadrado en pesos (de $ 52.747,83 en agosto para una vivienda económica), cada vez aleja a más personas de la posibilidad de construirse su propio hogar, ya que sus salarios son en esa moneda.
Diego Pérez Colman, gerente general de Hipercerámico y Casa Fácil, comentó que, en las situaciones de crisis, ya sea económica o de otro tipo –y el coronavirus combina varias-, la gente se refugia en el hogar. Como, además, la cuarentena obligó a quedarse en la casa, muchos se dedicaron a hacer mejoras y remodelaciones, y eso se notó en las ventas. Aunque los números del Banco Central, acotó, reflejan que un número importante de argentinos compró los 200 dólares permitidos, también compraron materiales para la construcción y el hogar, tanto en el sector alto, como en el medio y el popular.
Pero como la construcción pública ha sido muy escasa, las ventas en unidades cayeron, sobre todo al inicio de la cuarentena, ya que en abril vendieron 33% de lo habitual. De ahí que pidieran un ATP y un crédito para poder afrontar el pago de los salarios. Sin embargo, Pérez Colman indicó que en mayo ya empezaron a notar una recuperación; al punto que devolvieron el monto que habían solicitado.
El interés de la gente por la construcción, acotó, se debe a que buscan invertir en materiales para ganarle a una inflación que se anticipa llegará cuando se levante el congelamiento de tarifas, de precios de supermercados, de combustibles e incluso cuando se cierren paritarias. Por otra parte, aún los productos importados tienen una evolución más cercana al dólar oficial que al blue.
Pérez Colman también coincidió en que, en el último mes, han recibido aumentos por parte de los proveedores, en algunos casos del 7% y en otros hasta del 15%, y que muchas fábricas no han subido el precio de todos los productos, sino de algunas líneas. En cuanto al traslado al consumidor final, manifestó que lo van regulando para mantener un equilibrio y que, además, tiene un programa propio de “precios cuidamos”, que no han tenido variaciones desde febrero.
El también presidente de la Red Edificar estimó que tanto Mendoza Activa como las líneas de financiamiento de Procrear para pequeñas obras de mejoramiento ayudarán a sostener un buen desempeño en el corto plazo, y prefirió no aventurar predicciones para más adelante.
Obras paralizadas
El presidente de la Cámara de Empresas Constructoras Independientes de Mendoza, Gerardo Fernández, comentó que, para evitar que los ahorros se diluyeran y como la gente ha contado con más tiempo libre, muchos han optado por hacer reparaciones y eso impulsó la venta de pinturas, membranas, materiales para arreglos. También explica por qué el sector está cerca de los niveles prepandemia, pero sólo en lo que se refiere a la venta de material de la construcción. En cambio, las empresas están paralizadas.
Es que el consumo de las familias motoriza el comercio minorista –el corralón de barrio-, y la contención de parte de los mil trabajadores de la construcción que se habían quedado sin empleo hasta mayo. Esto, porque han encontrado trabajo en la ampliación de una cochera o la construcción de una habitación adicional, e incluso en la reparación de una vereda (aunque se trate de una labor informal).
Pero las obras públicas, señaló Fernández, están paralizadas y las privadas de mayor tamaño –que pueden ofrecer trabajo a una pyme constructora- recién comenzaron a activarse en junio. De ahí que más del 90% de las empresas, que suelen ser prestadoras de servicios para el Estado, estén sin proyectos y se hayan visto obligadas a deshacerse de activos para pagar salarios o deudas.
En cuanto a Procrear y Mendoza Activa, estimó que reforzarán el comercio minorista y la contención social, pero no consideró que vayan a significar una diferencia para las pymes de la construcción, porque se trata de montos muy pequeños; al menos en las líneas lanzadas hasta ahora.
Marcelo Bargazzi, presidente de la filial local de la Cámara Argentina de la Construcción, compartió el panorama de que el sector está virtualmente paralizado, ya que sólo se está moviendo la venta, en corralones, de materiales para obras particulares. En cambio, la obra pública, que es la que involucra una demanda más grande de insumos y una mayor ocupación de mano de obra, no sólo está en un tiempo de espera, sino que el Estado adeuda pagos y no anticipa poder lanzar un plan para reactivar la construcción pública hasta 2021.