La inflación no cede en Mendoza y ya acumula 68% en el año

Hubo una leve desaceleración en septiembre, pero el piso parece haberse estabilizado en el 6% mensual. Los economistas reclaman dejar de lago las medidas paliativas y atacar el problema de fondo.

La inflación no cede en Mendoza y ya acumula 68% en el año
Los alimentos siguen apareciendo entre los rubros con mayor incremento en el último año. Foto: Orlando Pelichotti / Los Andes

Tal como vienen advirtiendo los economistas, la inflación mensual parece haber encontrado un piso del 6%. El Índice de Precios al Consumidor de setiembre, en la provincia, alcanzó el 6,5%. Esto es, apenas 4 décimas por debajo de agosto, cuando se ubicó en el 6,9%, con lo que la anhelada desaceleración se va corriendo en el horizonte. Por otra parte, el rubro Alimentos y bebidas, que es el que más impacta en el bolsillo de las familias, se ubica entre los tres con mayor suba interanual.

Según los datos de la Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas de Mendoza (DEIE), el IPC acumula una variación, desde enero a setiembre, de 68,4% y, cuando la comparación se extiende a setiembre del año pasado, llega al 85,2%.

En cuanto a los rubros que mayor incremento sufrieron el mes pasado con respecto a agosto, la suba está encabezada por Indumentaria (12,3%) y le siguen Educación (8,4%), Atención médica y gastos para la salud (6,6%), Otros bienes y servicios (6,1%), y Alimentos y bebidas (5,7%). Pero cuando se observa la variación interanual, Indumentaria sigue liderando el incremento, con un 121,8%, seguido por Educación (97%) y Alimentos y bebidas (86,5%).

Este último es el rubro que mayor incidencia tiene en el IPC y es el que más afecta a las familias de menores recursos, ya que destinan una mayor proporción de sus ingresos a la compra de Alimentos y Bebidas, ya que deben restringir la de otros bienes y servicios.

De hecho, la consultora mendocina Evaluecon elabora su propio IPC, a partir de un relevamiento de los precios en distintas partes de la provincia (no sólo el Gran Mendoza) y si bien el general, para setiembre, fue de 6,67%, para los pobres trepó al 7,41%, para clase media al 7,21%, clase media alta al 6,66% y clase alta al 5,41%, debido a la “elasticidad que poseen cada una de las demandas por estratos”.

Sebastián Laza, asesor del Ministerio de Economía y Energía de la provincia, comentó que la inflación se ha estabilizado en torno a estos porcentajes porque hay una expectativa de aumento salarial muy elevada. Y si bien recién se están reabriendo paritarias y comenzando las negociaciones, con los números que están manejando los sindicatos que marcan la pauta paritaria, se entiende que los aumentos serán importantes y las empresas ya los están incorporando a sus costos.

“Cuando la inflación se mete en la pauta salarial es lo que los economistas denominamos inflación inercial. Se mete en los costos de todos los productos, especialmente en los alimentos, y empieza a seguir un ritmo que ya es muy difícil de bajar”, planteó. Y sumó que esto explica que el precio de los alimentos esté teniendo tanto aumento.

El economista Carlos Rodríguez señaló que la de Argentina se ubica entre las cuatro inflaciones más alta del mundo y consideró que no va a haber una desaceleración paulatina. Es que, cuando la suba de precios alcanza esta dinámica, que la llevará casi con seguridad a las tres cifras en 2022, se produce una indexación generalizada, que es muy difícil de frenar.

“Pensar que lentamente se va a ir agotando, no creo que vaya a funcionar”, indicó. Y acotó que, si bien ha bajado un poco, todavía hay que aguardar el impacto del aumento en las tarifas y coincidió en señalar que se están reabriendo las paritarias para los trabajadores del sector formal, por lo que se genera un proceso que se retroalimenta.

Por otra parte, manifestó su preocupación por la suba de Alimentos e Indumentaria, porque son rubros que impactan mucho en la gente, sobre todo en la de menos recursos, lo que torna más grave el problema. Y si bien explicó que algunos precios pueden quedarse un poco más rezagados, en el de los alimentos incide mucho el aumento de los combustibles.

En su informe mensual del IPC, José Vargas, director de Evaluecon, indicó que el último trimestre tendrá un piso mensual de inflación del 6% en promedio, aunque habrá que ver a qué valor llega en diciembre, ya que, por la estacionalidad, es de esperar que sea muy alto. El economista señaló que el gobierno nacional ya autorizó aumentos de servicios (internet, telefonía móvil, televisión por cable, entre otros), además de las tarifas de servicios públicos.

La salida a la inflación

El principal interrogante, entonces, es cómo se sale de esta inercia inflacionaria. Rodríguez explicó que se necesita de una política de shock, en el marco de un programa integral, que no existe. En este sentido, señaló que no sólo falta un plan antinflacionario, sino uno económico, ya que sólo se vienen aplicando medidas a modo de respuesta para determinadas situaciones, como una devaluación parcial, sector por sector, que va generando diversos tipos de cambio.

El economista se mostró partidario de unificarlos ya que, en la práctica, los pocos que aún logran importar al dólar oficial, venden en el país según la cotización del blue. Por otra parte, insistió en que le preocupan las Leliq, que rondan los ocho billones de pesos, con una tasa de interés sumamente elevada y que, de no renovarse en algún momento, generarían una inestabilidad muy grande en la economía.

Rodríguez planteó que hay soluciones para frenar la inflación, pero no son incruentas. Unificar el tipo de cambio, por ejemplo, implicaría un sacudón importante al principio, hasta que la situación se reacomode. Pero señaló que la principal dificultad es que no sólo se necesita un plan económico sino también apoyo político para implementarlo y es algo de lo que carece este gobierno. De hecho, indicó que va a ser difícil para cualquiera, ya que la gestión deberá tener mucho poder y acertar con las medidas que decida tomar.

Laza, por su parte, manifestó que se requiere un plan de estabilización serio, tanto monetaria, como fiscal y del resto de las variables, y que se ofrezca un horizonte de expectativas de que la inflación puede llegar a bajar, de manera que las pautas salariales vayan hacia abajo. Para lograrlo, detalló, hay dos maneras: que lo haga el Estado con políticas económicas o que lo realice el mercado, llevando la economía a una recesión fuerte, que termine desinflando los precios. Lo ideal, señaló, sería que el gobierno nacional fuera bajando las expectativas de a poco, pero consideró imposible que esta gestión lo haga, porque los mercados no le creen.

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