Con el dato de que a nivel nacional la inflación en diciembre fue del 5,1%, los precios alcanzaron una variación acumulada en 2022 del 94,8%, lo que implica el número más alto de los últimos 32 años. Para llegar a uno superior hay que irse hasta 1990, cuando, antes de la convertibilidad, trepó hasta el 1.343,9%. En Mendoza, el Índice de Precios al Consumidor estuvo unas décimas por debajo del nacional en el último mes del año pasado, con un 4,9% de variación con respecto a noviembre, pero en el acumulado anual llegó al 96,9%.
La economista y docente Carina Farah planteó que se esperaba cerrar el año con una inflación por encima del 100% y finalmente se cerró por debajo. “Aunque parezca que no, una cifra por debajo de los tres dígitos tiene un impacto en las expectativas distinto a una de dos, pese a que las dos estén cerca de cien”, señaló.
Por su parte, Jorge Day, del Ieral Mendoza (Instituto de Estudios Económicos sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana, de la Fundación Mediterránea), indicó que, unos cinco meses atrás, se anticipaba que se iba a terminar con una suba general de precios superior al 100%, pero que en ese momento asumió Sergio Massa como ministro de Economía y empezó a poner ciertos límites al gasto público, estableció una cierta moderación en la emisión de dinero y eso permitió que se pasara de un IPC del 7% en julio a uno del 5% en diciembre. “Estamos mal, pero no tan mal como hace 6 meses”, lanzó el economista.
En una línea similar, Farah expresó que el 2022 se podría dividir en dos grandes etapas: una con Martín Guzmán y otra post Guzmán, con la transición de Silvina Batakis y la llegada de Sergio Massa. Resaltó que Batakis anunció, apenas asumió, lo mismo que Massa, pero la diferencia estuvo en la fortaleza política propia de cada uno de los actores. Y esto ha sido evidente en las negociaciones que ha encarado el actual ministro.
La economista indicó que la desaceleración de la inflación se explica, en gran parte, por el acuerdo de precios que logró Sergio Massa, aunque haya sido una medida paliativa. Sin embargo, planteó que se debe ir sobre las causas de fondo, que están vinculadas con los saltos cambiarios y el aparato productivo.
Day analizó que, cuando uno observa cuánto dinero se emitió, tanto en billetes como en Leliq, el incremento en 2022 roza el 90%, por lo que se puede afirmar que la inflación se vincula con la cantidad de dinero. Y subrayó que el dólar, ya sea el oficial o el blue, aumentó menos que la suba general.
Asimismo, planteó que hay dos grupos de precios. Unos, asociados a las restricciones a las importaciones, como Indumentaria y Artículos para el hogar, que treparon por encima de la inflación global y cuya suba responde a tener una economía cerrada. Y otros, que acumularon un incremento por debajo del IPC, porque están regulados, como los Servicios públicos, Educación y Salud. En cuanto a los Alimentos, si bien aumentaron casi al mismo ritmo que la cifra general, hay una influencia de los precios internacionales.
El asesor del Ministerio de Economía y Energía de la provincia, Sebastián Laza, expresó que al Gobierno nacional “se le han descontrolado las variables monetarias y fiscales en gran parte del año” y que recién en los últimos dos meses de 2022 logró controlarlas un poco. Esto hizo, resaltó, que se pasara de una inflación de menos de 60% en 2021 a una cercana al 100% el año pasado. Y acotó que esta cifra se explica, en parte, por “dos cambios de ministros de Economía muy desprolijos, que recalentaron un poco la situación”, a lo que se sumó la inercia inflacionaria que producen los aumentos salariales importantes de varios sindicatos.
Qué esperar en 2023
El gran interrogante para este nuevo año es si la inflación hasta diciembre estará más cerca del 60% establecido por el Gobierno en el presupuesto o del 100% de expectativas de los privados. Farah consideró que reducir la suba de precios depende de decisiones de política fiscal y de apuntar a la reactivación productiva y abordar las concentraciones de mercado.
Pero, sobre todo, estimó decisiva la acumulación de dólares. “En la medida en que se mantenga el acuerdo con el FMI y que se puedan comenzar a acumular reservas, se va a poder bajar significativamente la inflación”, indicó la economista, aunque reconoció que una disminución de 30 puntos representaría un escenario muy optimista.
También expresó que lo más difícil que tiene por delante el Gobierno nacional es que 2023 es un año electoral y va a haber mucha convulsión política, lo que va a restarle efecto a las medidas que se apliquen, por más integrales que sean. También señaló que es de esperar especulaciones respecto al dólar blue e intervenciones sobre este mercado, que es relativamente chico, pero tiene un gran impacto en la opinión pública.
Laza comentó que Massa ya ha expresado que van a intentar que los aumentos salariales estén por debajo de la inflación este año y que van a tratar de seguir manteniendo cierto control sobre el gasto público y la política monetaria. Pero advirtió que tienen dos problemas: es un año electoral y es un Gobierno que no genera expectativa ni credibilidad. “Dudo mucho que puedan entregar el mandato con un 60% de inflación como pusieron en el presupuesto y creo que va a seguir entre el 80% y el 100%”, vaticinó el asesor de la cartera económica provincial.
Day, en tanto, estimó que estas diferencias en las subas de precios según el rubro se van a sostener y planteó que va a haber dos fuerzas contradictorias, que es difícil saber cuál tendrá más peso: por un lado, Massa intentará mantener la inflación más baja, a partir de una moderación en los gastos y de intentar emitir menos dinero, y, por el otro, en los años de elecciones se suele gastar más en contrataciones, obras públicas y programas sociales, para intentar ganar.
El economista del Ieral Mendoza sumó que este último factor no sería tan notorio en el primer trimestre de 2023, con lo que el IPC entre enero y marzo podría mantenerse en torno al 5% mensual. Aunque reconoció que “podría suceder otra cosa”.