Con la influencia directa de los controles de precios del Gobierno nacional, la inflación de Mendoza desaceleró al 2,6% en noviembre (venía de un 3,4% en octubre). Se trata de la variación mensual más baja del año para el Índice de Precios al Consumidor (IPC), junto con el valor registrado en agosto. Aun así, el índice inflacionario acumula un aumento del 46,4% en los primeros once meses de 2021.
Los datos se desprenden del último informe publicado por la Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas (DEIE). El estudio muestra que, pese a la desaceleración de 0,8 puntos porcentuales que se observa entre octubre y noviembre, la inflación local se mantiene mucho más alta que la del año pasado. Entre enero y noviembre, el IPC provincial ha avanzado 46,4%, un valor que supera por 10,4 puntos porcentuales a la inflación total del año pasado.
De todas formas, se debe recordar que el 2020 fue un año un nivel de actividad particularmente baja, a causa de las medidas sanitarias que se tomaron para el control de la pandemia. El lento ritmo de la economía, según explican los especialistas, tienden a frenar las subas de precios. Por esa causa, a fines del año pasado los economistas anticipaban que en 2021 los precios acelerarían.
Las subas por rubro
De acuerdo al informe publicado por la DEIE, el rubro que más aumentó en el penúltimo mes del año es el de “esparcimiento”, que tuvo una variación del 6,6% respecto a octubre. Le siguieron en orden descendente equipamiento y mantenimiento del hogar (3,5%), atención médica y gastos para la salud (3,3%), transporte y comunicaciones (2,8%), alimentos y bebidas (2,1%), indumentaria (2,1%), educación (1,5%), vivienda y servicios básicos (1,3%) y los productos representados por el ítem “otros bienes y servicios” (1,3%).
No obstante, si se analiza la incidencia de las mencionadas subas en el Índice general de precios, se observa que el incremento más determinante fue el de los alimentos. Las subas en ese rubro explican 0,8 de los 2,6 puntos porcentuales que avanzó la inflación el mes pasado.
En tanto, cuando se observan los valores en el acumulado del año, se encuentra que los incrementos más significativos se dieron en indumentaria (63,2%), atención médica (56,3%) y educación (54,4%), aunque el rubro “alimentos” (44,4%) es siempre el que más incide sobre la inflación, debido a su alta participación en los gastos de cualquier hogar.
Las causas de la inflación
Como los números lo demuestran, una leve desaceleración no cambia la realidad de la inflación de la provincia. De hecho, el economista y gerente de la Unión Comercial e Industrial de Mendoza (UCIM), Walter Carvalho, destacó que “durante el primer semestre la provincia tuvo una inflación promedio del 4% mensual, el valor más alto de los últimos cuatro semestres”. Comentó también que con los precios pisados se puede esperar que desacelere -de manera artificial- un “poquito más” la inflación en diciembre, pero que el peligro estará en la suelta de precios.
“En junio del año que viene, cuando tengamos en cuenta la realidad del segundo semestre de 2021 y el primero de 2022, veremos una disminución de la inflación. Pero hay que ver lo que sucede el año que viene en su totalidad, porque el acuerdo con el Fondo significaría flexibilizar variables que hoy están contenidas”, puntualizó el gerente de UCIM.
Frente a este escenario, que también conforman la emisión monetaria y los pasivos remunerados, el economista Carlos Rodríguez advirtió que la desaceleración de la inflación de noviembre puede atribuirse casi exclusivamente a los precios contenidos. “Hay rubros que tuvieron incrementos mayores que los productos alimenticios, como la indumentaria. Inciden mucho también los artículos importados, porque superan a la inflación promedio general de Mendoza en el último año”, destacó.
Sobre el nivel de las expectativas y la posibilidad de que la inflación continúe con un proceso de desaceleración, Rodríguez señaló que es muy difícil poder hacer un pronóstico a futuro con condiciones tan cambiantes. “La economía se mueve por expectativas y así como el arreglo con el Fondo Monetario será una señal, también lo es la concreción de un plan económico”, destacó el especialista.
Por su parte, el referente técnico de los equipos económicos del Partido Justicialista, Nicolás Aroma, hizo hincapié en que a partir del último trimestre del año 2020 “se desató un proceso de inflación mundial, que se aceleró por un fuerte crecimiento del precio de los commodities, energía y alimentos, por mayor demanda”. Aroma explicó que ese impacto fue fuerte en Argentina. “Este es un factor central que se sumó a los problemas estructurales de la economía argentina”, aseguró.
Al hacer referencia a la desaceleración de noviembre, marcó que los controles de precios pueden haber producido algún efecto. “Los alimentos tuvieron una inflación por debajo del promedio de precios. Si bien no solucionan el problema de fondo, permiten marcar una referencia de precios y más aún cuando existen políticas de ingresos”, destacó el técnico.
Por último, marcó que la sostenibilidad de la tendencia a la baja dependerá de que mejoren las condiciones de certidumbre de la economía en general. En ese sentido un acuerdo con FMI para volver a tener respiro financiero, fortalecer reservas, y achicar brecha son condición necesaria para comenzar a desacelerar inflación.
En tanto, Sebastián Laza, asesor del Ministerio de Economía de Mendoza, aseguró que la desaceleración de noviembre era esperable, debido a los controles de precios del Gobierno nacional. “Lo preocupante es que la inflación núcleo nacional no bajó (fue de 3,3% en noviembre)”, advirtió. Cabe aclarar, que la inflación núcleo se constituye por aquellos precios que no están regulados ni varían por cuestiones estacionales.
“Los controles son un instrumento que a largo plazo no funciona, porque desincentivan la producción y generan desabastecimiento. Además, la dinámica de la inflación en Argentina tiene muchos componentes, como la alta emisión monetaria y las expectativas. Eso ya es más difícil de controlar en forma sustentable”, apuntó.