El informe más reciente del Instituto Nacional de Vitivinicultura muestra que, de enero a septiembre de 2024, se han comercializado en el mercado interno 5.623.747 hectolitros de vino, lo que implica una caída de 1,1% con respecto a los 5.685.009 que se habían vendido en el mismo periodo de 2023. Sin embargo, consideran que esa disminución podría moderarse y permitir que el año termine con valores muy similares a los del pasado.
El presidente de Bodegas de Argentina, Walter Bressia, reconoció que la tendencia sigue siendo negativa, pero resaltó que hay una mejora si se compara con lo que había sucedido en los primeros nueves meses de 2023, cuando la reducción en las ventas alcanzaba el 9,5%. De todos modos, indicó que esto implica un freno en el ritmo de caída, pero que la comparación se establece con un año (2023), que había tenido una marcada disminución.
De hecho, recordó que 2023 cerró con una baja en las ventas en el mercado doméstico del 6,3%; 2022, con una merma del 1,3%; y 2021 con un 11,1% abajo. Esto, después de que 2020 y 2019 fueran años positivos, con un incremento del 6,5% y 5,4%, respectivamente. Para entenderlo, en los últimos cinco años -2019 a 2023-, la industria tuvo una reducción del 12,4% en la cantidad de litros de vino que consumen los argentinos.
Bressia mencionó que se han empezado a hacer algunas operaciones en el mercado interno, después de una caída muy fuerte en marzo y abril. Detalló que, en los primeros meses del año, hubo un ajuste en los precios, que respondió al aumento en la materia prima y en los insumos, y significó un shock para el consumidor. Pero resaltó que, desde entonces, los valores de los vinos casi no se han movido, porque la inflación ha tendido a la baja y los proveedores han sido muy cautos.
Por otra parte, tanto los supermercados como las vinotecas tenían un buen stock de vinos que no se vendieron el año pasado -se esperaba un mejor movimiento para las Fiestas de 2023- y recién empezaron a salir este año, lo que también influyó en los despachos. Además, hay muchas promociones de vinos, del tipo 3x2, que favorecen un repunte en las ventas.
Los despachos para abastecer los comercios para las Fiestas de Fin de Año se extienden hasta noviembre, con lo que Bressia estimó que, si la tendencia a la desaceleración de la caída se sostiene, se podría cerrar 2024 con una baja del 0,5% al 0,8%, lo que sería positivo en un contexto de disminución en el consumo en general.
Fabián Ruggeri, presidente de Acovi (Asociación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas), explicó que el país atraviesa una recesión muy importante y que el vino, por no ser un producto de primera necesidad, se ve afectado. Pero subrayó que incluso los que lo son, como carne, pan, leche y verduras, están teniendo bajas en el consumo. Acotó que, al realizar un seguimiento de mercado, se observa que han aumentado las ventas de salsa de tomate, porque se utiliza mucho para la preparación de guisos, lo que evidencia la situación de muchas familias.
Ante este panorama, el 1,1% de caída en las ventas de vino podría considerarse un dato positivo, pero Ruggeri aclaró que 2023 también fue un año de una reducción abrupta en el consumo. Y ese 1,1% sería casi un mantenimiento, pero no se ha producido el rebote que se anunciaba y sumó que se va cambiando la “forma” de la recuperación y ahora parece que sería de “sonrisa” (en los primeros meses de 2024 se especulaba si la economía podría trazar una “v” en un gráfico).
El titular de Acovi estimó que esa reactivación podría darse el año que viene, pero depende de que se recupere el poder real de compra de los salarios, a medida que la inflación siga bajando.
Acotó que noviembre sueñe ser un mes relativamente bueno para el mercado interno, porque es cuando se vende el vino para Fin de Año. En cambio, en diciembre cae y en enero, mucho más. Y como el penúltimo mes de 2023 no fue como se esperaba, ahora hay una cierta expectativa de que la gente quiera celebrar y se produzca un cierto repunte.
En cuanto a la situación de la industria, analizó que la producción primaria está “complicadísima”, porque el productor tiene muy poca capacidad de negociación y de definir el precio de los insumos, excepto en el caso de los que pueden hacer una compra conjunta porque están asociados. “Nuestros costos se van incrementando y hace cinco meses que cobramos el mismo precio por el producto”, detalló.
Sumó que el mercado de vino está “muy vidrioso” y que antes había determinado valor de venta en el mercado de traslado en tres o cuatro quincenas, mientras ahora ofrecen el mismo monto de hace tres o cuatro meses atrás, pero en ocho o diez quincenas. Por otra parte, los volúmenes de compra son bajísimos, lo que evidencia que la mayoría de las empresas están utilizando el vino que elaboraron y representa un inconveniente adicional.
En el acumulado de los primeros nueve meses del año, según los datos del INV, los vinos sin mención varietal acumulan una caída del 0,02% y los espumosos han tenido una disminución del 33,8%. En cambio, los varietales tuvieron un aumento del 1,6%. En total, la baja en las ventas a mercado interno de los vinos blancos (26,9%) ha sido del 0,8%, mientras que la de los tintos (73,1%) alcanzó el 1,1%.
En cuanto al tipo de envase, la botella creció un 2,3% de enero a septiembre, en comparación con el mismo periodo de 2023, el tetra brik cayó 4,3%, la damajuana perdió 22,2%, la lata disminuyó un 16,4% y el bag in box se redujo un 28,8%.
