Con más de cien días de “aislamiento social, preventivo y obligatorio”, y a lo que se sumó el derrumbe del poder adquisitivo, muchas personas tuvieron que agudizar el ingenio, buscar alternativas para ganar dinero, sin exponerse al contagio. Una de ellas, asociada también a las bajas temperaturas, es la vuelta al tejido artesanal. Y eso se nota claramente en las calles del Centro de la ciudad de Mendoza, donde las filas para poder ingresar a estos establecimientos muchas veces supera la cuadra.
Las razones para tejer son diversas, Los Andes consultó a vendedoras de lana, y emprendedoras del rubro, que señalaron que lo principal es ahorrar dinero, por la diferencia de precio que se puede encontrar entre un producto hecho a mano, y uno de calidad y similares características que se pretenda comprar en una tienda. Es que mientras que un conjunto “para recibir a un recién nacido” (saquito, gorro, enterito y botitas) tejido a mano puede costar desde $ 1.200, un valor que en las tiendas “de marca” alcanza para comprar solo el abrigo, o menos que eso.
No obstante, los compradores buscan más que nada las promociones, el rubro no quedó ajeno de la caída de las ventas, y estas están más relacionadas con gente que “está aprendiendo a tejer”, que con emprendedores.
Así lo señaló la dueña de “Travesuras”, un local en el que se consiguen lanas de calidad “desde el año ’69”. “Todo está limitado por el hecho de que no hay trabajo, pero la lana se está vendiendo porque con esta cuarentena, muchos se entretienen con un tejido, otros están aprendiendo a hacerlo, y con google, y tutoriales en video se animan”, explicó.
Además, con las restricciones, la venta también se volcó al canal online, con MarketPlace de Facebook, como el lugar preferido para muchos, y hasta se realizan envíos a domicilio, lo que colabora con que quienes no pueden salir del hogar puedan adquirir el producto, y ocuparse en crear. “Pero tampoco es una exageración lo que se está vendiendo, también hemos visto aumento en los costos, pero se está comprando, aunque en menos dimensiones”, agregó.
Así, en las redes, las promociones de madejas a bajo costo no faltan. Por ejemplo, Lucía, una vendedora de Villanueva ofrece una de 160 gramos a $ 250 (cashmilon semigordo y sedificado), y según explicó para tejer un sweater de adulto se llevan entre 500 y 600 gramos (de tres a cuatro madejas), por lo que obtienen un producto a gusto por $ 1.000. Aunque señaló que el gasto, dependerá del tamaño de la prenda, y de la lana que se elija para confeccionarla.
Otra de las opciones disponibles, y que según refirieron, se ha puesto muy de moda es “el tejido XXL”, con lana de vellón, mayormente para crear colchas gruesas y calentitas. En este caso, el kilo de lana de vellón cuesta $ 1.500 (con tarjeta de crédito), y según advierten en el sitio web “la tejería”, se requiere un kilogramo para obtener una manta de 80x80, y ocho kilogramos para cubrir una cama de dos piezas, por lo que se trata de un producto costoso, pero muy simple de hacer, algo que muchas clientas valoran, ya que se puede realizar a mano.
Emprendimiento propio
El caso de Cristina Sosa, de Las Heras, es diferente, según comentó,trabajo ha tenido, pero ha disminuido en la misma proporción que los ingresos de sus clientes. “El año pasado trabajé un montón, pero este año la gente no tiene dinero”, comenta.
Sosa contó que junto a su nuera se dedican hace más de tres años a tejer por encargo, y llegaron a hacer 15 pedidos por mes, cuando hoy les solicitan “cuatro o cinco como máximo”. “Ha disminuido la cantidad de pedidos, porque a muchos les parece muy caro, aunque es más barato que comprar en los negocios”, destacó.
Por otro lado, muchas lanas son importadas y eso ha producido variaciones en los precios. “Cada vez que voy a buscar materiales veo que han subido entre 15 y 20 pesos, y el mes pasado subieron tres veces en un mismo mes”, agregó.
Entre las razones de las subas, además de la devaluación, se encuentra el hecho de que durante un tiempo los mayoristas estuvieron cerrados, y se encuentra con que algunos productos están en falta.
“Para una prenda pequeña hay que invertir $ 500, de niño, y para grande de $ 800 a $ 1.000, según el tamaño, pero cuesta la mitad de lo que saldría comprarlo”, asegura, y comentó que recibe encargos a través del MarketPlace de Facebook, en donde también muestra sus creaciones.
Cristina también contó que ha recibido llamados de muchas tejedoras que les piden consejo, algo que aumentó por la pandemia, ya sea para ahorrar dinero, como para ocupar el tiempo.
En cuanto a costos, comentó que un conjunto de bebé de 0 a 3 meses puede costar $ 1.200, la mitad o menos de lo que se consigue en las tiendas, aunque hay que encargarlo con anticipación y pagar la materia prima a modo de seña. “Trabajo mitad y mitad (con entrega previa), y generalmente recibo pedidos para niños de hasta cuatro años, de grandes piden más bufandas, y gorros, y eventualmente algún tapado, pero la ropa de grande muchas veces les parece cara”, cerró.
Es que con lo artesanal se paga el trabajo, además de los materiales, y el resultado final puede ser muy superior al que se compraría en tiendas “al por mayor” (en muchos casos, precios reservados para pago en efectivo, no por cantidad de prendas), pero las tejedoras consultadas coincidieron en que la calidad es muy superior, y se asemeja más a productos “de marca”.
Siguiendo esa lógica, un pulóver de mujer u hombre puede costar entre $1.690 y $2.490 en una de las tiendas de indumentaria más grandes de Mendoza, y con precios promocionales con descuentos de hasta el 45% por compras web. En cuanto a la ropa infantil, un enterito tiene un costo de $ 2.290 a $ 3.290.