Hace unos días el Silicon Valley Bank (SVB) dio a conocer el último informe sobre el mercado de vinos en Estados Unidos. El estudio revela un panorama en transición, marcado por factores macroeconómicos y cambios en las preferencias de consumo. En los últimos siete años, se ha observado una disminución en la demanda de vino, atribuida a la creciente diversificación de las elecciones alcohólicas de los consumidores estadounidenses.
En el contexto de los desafíos mencionados en el informe de SVB sobre el mercado de vinos en Estados Unidos, es crucial considerar cómo estos factores podrían impactar al vino argentino.
Dado que el informe señala una disminución en la demanda de vino en general en Estados Unidos, es probable que este fenómeno afecte también a las importaciones de vino argentino. La tendencia hacia la diversificación de las preferencias de consumo y la disminución en la percepción positiva del alcohol podrían traducirse en una menor demanda de vinos importados, incluyendo los argentinos.
Además, el reporte destaca la creciente competencia de otras categorías de bebidas, como las bebidas espirituosas, Ready-to-Drink (RTD o bebidas siempre listas) y cannabis. En este contexto, el vino argentino podría enfrentar una mayor competencia en el mercado estadounidense.
La proyección de crecimiento limitado en las ventas de vino también podría afectar la expansión del mercado para los vinos argentinos. En lugar de un crecimiento significativo, los productores argentinos podrían enfrentarse a un mercado más saturado y competitivo.
Sin embargo, existen oportunidades en este escenario desafiante. La adaptación a las cambiantes preferencias de los consumidores y la colaboración en estrategias de marketing podrían ayudar a mantener o incluso expandir la presencia del vino argentino en el mercado estadounidense. La inversión en herramientas analíticas avanzadas para mejorar la toma de decisiones y la eficiencia en la producción también puede ser crucial para destacar en un mercado cada vez más competitivo.
Cómo ven estos indicadores desde el sector vitivinícola mendocino
Para comenzar, el director de Comercio Exterior de Bodegas de Argentina (BdA), Ramiro Barrios, dio una perspectiva sobre este arduo trabajo sobre el vino en Estados Unidos: “Primero lo que hay que saber es que este es un análisis anual del Silicon Valley Bank sobre el sector de vino en Estados Unidos. Hay que entender que se está mirando desde la óptica de oferta y demanda de vino en ese país. Entonces, lo que hace es mirar las predicciones que hizo para 2023, analizar en qué predicciones le fue bien y cuáles no, y luego hacer una serie de predicciones para el 2024″.
Magdalena Pesce, gerenta General de Wine of Argentina (WofA), también fue consultada y dio su perspectiva: “Lo que nosotros vemos es que esta es la era del cambio, creo que es el gran mensaje que tiene el reporte de este año de Silicon Valley. Entonces, o nos adaptamos o directamente te caes de la góndola. Acá lo importante es entender que las bodegas sí, en algún punto, están viendo que los productos, los vinos y los mercados ya no son los mismos de antes. Están empezando a comprender ese mensaje, pero necesitamos las herramientas técnicas para poder producir vinos”.
Cómo influye este paradigma en el vino argentino
Por su parte, la CEO de Bodega Casarena, Claudia Piedrahita, analizó los impactos de estos aspectos en el vino argentino: “Creo que la categoría del vino argentino en Estados Unidos y en el mundo es todavía muy pequeña, entonces estas proyecciones sobre el mercado de vinos y sobre el consumo, por ahí nos afectan más que a otros orígenes”.
Una de las sensaciones de la CEO de Casarena es que Argentina está más afectada por sus propios factores internos y de contexto en este preciso momento. “En este momento hay interés de los consumidores de Estados Unidos por el vino argentino, pero en el nivel medio, que serían los importadores y los distribuidores, hay una gran preocupación por el contexto de Argentina, por la dificultad logística y por cómo va a seguir el país adelante”, agregó.
Sumado a esto, Magdalena Pesce mencionó: “Nos podemos encontrar con un escenario donde de repente recuperemos competitividad, que hoy estamos teniendo serios problemas para ser competitivos en el mercado. Y, por otro lado, tenemos las variables externas que son lo que está sucediendo. Acá vemos que hay toda una serie de cuestiones que van más allá de los números, que son cambios en las tendencias de consumo muy importantes que se está dando porque las nuevas generaciones no toman vino. Entonces, teniendo en cuenta todos estos factores, la verdad que Argentina, decimos que tiene posibilidades, pero este particularmente es un año complejo, venimos de una caída importante de las exportaciones. Tenemos la expectativa de que haya alguna recuperación, dado que hay temas de stock involucrados en el mercado”.
A su vez, Barrios, agregó: “Yo creo que existe todavía una gran oportunidad de seguir creciendo en los vinos premium, para que los consumidores que están mucho más comprometidos con el vino, mostrándole la diversidad de nuestros varietales, la evolución de nuestros vinos y cómo acompañan una dieta sana consumidos de forma moderada. Pero también hay una gran oportunidad para los nuevos consumidores, estos jóvenes que tienen otra forma de ver su relación con el consumo de actividad alcohólica, y que están encontrando en los activities algo que en la industria no tienen nada”.
Niveles de alcohol, una oportunidad para competir
Para Barrios de BdA hay varias oportunidades para recuperar la competitividad argentina en el mundo: “Hay una gran oportunidad para las bodegas para ir al encuentro de los consumidores que buscan un nuevo estilo de vinos con los sustitutos de productos con un perfil distinto, con una comunicación distinta, con un nivel alcohólico distinto”.
Desde WofA, Pesce, añadió: “Tendríamos que tener un supuesto base y es que tengamos una macroeconomía estable, un tipo de cambio competitivo, reglas claras y demás. Suponiendo que todo eso estuviese dado, Argentina tiene muchísimas posibilidades de competir porque está en un momento de transformación a nivel de estilos de vino, innovación con infinidad de nuevos productos, variedades, regiones que se están presentando en el mercado que hoy están siendo muy interesantes para estos nuevos consumidores que no van detrás de una marca, sino que les interesan productos más de nicho, bodegas más pequeñas, con historias, con responsabilidad ambiental y social”.
Por último, desde Carena, Piedrahita opinó: “Creo que como industria debemos muchas discusiones en términos de los vinos más frescos, con bajo alcohol, de cómo llegar al consumidor en esa franja. Desde la bodega nos estamos preguntando sobre los vinos de bajo alcohol o sin alcohol en cierto segmento de precio, pero la verdad es que no tenemos una respuesta aún. Pienso que está planteada también esta discusión a nivel de la industria, de otras bodegas, es un tema que se conversa en el grupo de bodegas, y es un tema que el INV también tiene en su agenda”.