La entrevista con Juan Manuel Giménez Riili se entremezcla con el envío de fotos y videos por WhatsApp del último fin de semana en uno de sus proyectos inmobiliarios. Más allá de querer mostrar sus desarrollos, lo motiva la sorpresa de ver que los paseos comerciales de sus barrios funcionan a pleno. Es uno de tantos factores que explicarían el buen año que ha tenido la empresa de la que es cofundador: Giménez Riili Desarrollos Inmobiliarios.
-¿Qué balance hacen de 2020?
-Aunque parezca extraño, el 2020 para nosotros fue un año bueno. Obviamente tuvimos un parate casi total en abril y mayo porque no se podía salir a la calle, pero la gente ha seguido invirtiendo en vivienda. El hecho de no poder viajar, por ejemplo, movió a hacer otro tipo de inversión y mucha gente aprovechó para poner sus ahorros en tierra o en ladrillos.
Acá en Guaymallén a mucha gente alrededor de nuestra zona les fue bien. A varios, mejor que a los del centro. Nuestros desarrollos inmobiliarios no sólo venden la tierra para hacer casas sino también paseos comercies. El hecho de que la gente no pudiera moverse tanto hizo que esos strip center se movieran mucho. Por ejemplo: si un contador no podía ir a su estudio en el centro, entonces iba al café de nuestro barrio, no a uno de la peatonal.
-¿Qué otros factores influyeron en el sector?
-Mucha gente del centro se vino a nuestros barrios porque se dio cuenta de que no puede vivir en un departamento con chicos. Hay gente que antes valorizaba estar cerca del centro, y ahora se dan cuenta de que el hecho de tener espacios verdes y una comunidad, es algo a favor.
Nos costó un montón recuperar el mismo nivel de actividad en los gimnasios, el café y el restaurante. Una vez que se activaron, explotaron. De cierta manera cambiaron algunos hábitos: empezamos a buscar lugares más abiertos y a hacer cualquier cosa que te permitiera salir, correr, caminar, etcétera.
Nosotros apuntamos mucho a la clase media, y creo que nuestra estrategia comercial y de proyecto fue afortunada. Las personas tenían más tiempo para investigar qué servía y qué no. Además, Mendoza fue la primera provincia que habilitó que saliéramos a trabajar y eso fue algo clave para continuar desarrollando los proyectos.
-Mirando al año que llega ¿tienen buenas expectativas?
-Me gustaría que Argentina se volviera más estable y generara unos créditos como el Procrear de los gobiernos kirchneristas o los Uva del macrismo. Eso hace que, como en cualquier parte del mundo, la gente acceda a la vivienda. Que no sea que tengas que juntar la plata de tus ahorros, la de tu hermano y vendiendo el auto, sino con un crédito a 20 años. Es un deseo de Año Nuevo. Por lo general, todos los gobiernos lo hacen pero este año debieron afrontar otras cosas.
¿Qué esperamos? Lo mismo de siempre: una economía bastante rústica, con mucha inflación y con los plazos de compraventa cortos. Nosotros tenemos mucha inflación, ya no hay banco que financie ni crédito hipotecario. Prácticamente todos los materiales de construcción son al contado.
-Para una persona común, ¿lo inmobiliario sigue siendo una buena inversión?
-Hoy el precio del metro cuadrado en dólares está muy bajo: al mismo precio que en el gobierno de Fernando de la Rúa. Tarde o temprano va a valer el doble. Hoy estamos en 500 dólares el metro cuadrado (calculando un dólar paralelo a 150 pesos), mientras que en 2017 valía 1.000 dólares. Es un gran momento. El tema es tener el ahorro.
Hoy podés tener una casa terminada de primer nivel con tres habitaciones, dos baños y doble cochera por 80.000 dólares blue. En 2017, eso valía 150.000 dólares. Es decir que hoy, por 12 millones de pesos, podrías tener una buena casa.
Es más económico que en otros países. Un IPhone vale lo mismo en Estados Unidos que en Argentina, pero acá la construcción, por tener una mano de obra barata, el ladrillo y la tierra lo hacen barato. Ahí te das cuenta de que conviene. Nosotros estamos pendientes del mercado interno y tenemos que salir a conquistar cliente por cliente.
-Este año hubo polémica por tomas de tierra y alguna comparación con barrios privados. ¿Eso afectó al sector?
-No afectó, porque Buenos Aires y Mendoza son dos cosas distintas en muchos aspectos. Acá no hubo nadie que nos preguntara o haya expresado temor.
Creo que hay que rescatar que Mendoza, comparado con Buenos Aires, tiene muy buenas instituciones ya sea que gobiernen radicales o peronistas. Acá apenas hubo algunos rumores en Guaymallén, la policía actuó y no pasó a mayores.
Lo importante es saber dónde uno pone la inversión, a quién le está comprando y que tenga los papeles en regla. Hoy es muy complicado hacer un barrio. Además de las dificultades laborales y financieras tenemos que trabajar con los distintos entes públicos por los servicios básicos de luz, gas, etcétera. Hay gente que se larga a hacer un barrio así nomás y no. Antes de hacer un loteo tenés que prever todo este tipo de cosas.
Las oportunidades están en la preventa, porque es nuestro servicio de financiación, pero vos como usuario necesitás saber dónde vas a poner la plata porque el lote lo vas a recibir recién en 3 o 4 años. Ahí como negocio es buena la preventa, pero hay que tener en cuenta a quién le vas a dar tu dinero.
-¿En 2021 trabajarán en nuevos proyectos?
-Por todo el contexto de tanta turbulencia preferimos consolidar lo que estamos haciendo, no endeudarnos ni meter cosas nuevas sino consolidar.
Durante 2021 estaremos inaugurando los paseos Retamas y Cortaderas, y estamos terminando el paseo comercial de Carmelinas. Seguiremos la urbanización de Las Tacas en Coquimbito, que son alrededor de 200 lotes, y la de El Bosque, que son 900 lotes.
Nuestro plan es seguir trabajando fuerte, consolidando nuestros desarrollos, teniendo cuidado, ir paso a paso sin endeudarse. Argentina nos ha enseñado eso y nunca podés dejar de hacer cosas.