El Gobierno Nacional adjudicó y firmó esta semana los contratos de dos ambiciosas obras en Alta Montaña que tendrán un impacto relevante en el Corredor Bioceánico: la adecuación del ex túnel ferroviario Caracoles para que sea un paso de automóviles y la refuncionalización del Complejo Fronterizo de Horcones, que incluye nuevos edificios. La inversión total prevista es de casi 6.000 millones de pesos, con un plazo de ejecución de 2 años por lo que, si no hay retrasos deberían estar listos para mediados del 2023.
Respecto del túnel, a valor actual costará $5.300 millones y tendrá un financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). La licitación fue ganada por la UTE Rovello Carranza – Mota Engil México, que ya firmaron el contrato y comenzarán las próximas semanas a dar los primeros pasos del trabajo. De acuerdo con el contrato, una vez que se adapte el túnel Caracoles se hará la reparación y modernización del túnel Cristo Redentor.
“Tendremos dos túneles para ir y venir de Chile. Se ampliará el de Caracoles para que pueda tener dos vías, con un trabajo que necesita de mucha perfección y tecnicismo. Una vez que se termine este, será el turno de reparar y modernizar el actual, que necesita varios arreglos y actualmente se pueden hacer pocos porque no podemos estar cortando el paso internacional mucho tiempo”, explicó Guillermo Amstutz, titular del distrito Mendoza en Vialidad Nacional.
En este sentido, se realizarán entre ambos túneles 5 galerías de interconexión, de las cuales 3 serán galerías peatonales, y las otras 2 vehiculares. “En caso que haya algún inconveniente de cualquier naturaleza, se podrán utilizar estas ‘ventanas’ de conexión”, expresó. También permitirá una mejor ventilación, ya que ambos túneles tienen poco más de 3 kilómetros de largo.
“Estamos hablando de obras con alta tecnología que van a potenciar el paso a Chile por Mendoza”, añadió Amstutz. Una vez que los dos túneles estén habilitados, se utilizarán las dos vías del Cristo Redentor para cruzar a Chile; mientras que las dos vías del Caracoles serán para para ingresar a Argentina. Por otro lado, el funcionario sostuvo que la UTE trabajará “codo a codo” con las empresas que harán el lado chileno, ya que todas las acciones a tomar deben ser coordinadas y similares entre ambos países.
Obras en Horcones
La renovación del Complejo de Horcones, en tanto, prevé la inversión de casi 500 millones de pesos, con financiamiento de un préstamo del banco de desarrollo y fomento Fonplata, que lo pagará la Nación. Además, ya se firmó el contrato con la empresa Coninsa SA, que se encargará de las obras. El proyecto virtualmente comenzó este mes, pero desde Migraciones indicaron que en invierno es complejo iniciar obras en Alta Montaña, sobre todo por el clima. Por esto, en un primer momento se realizarán tareas de mediciones internas y movimientos de suelos.
Adrián López, director nacional de Asuntos Técnicos de Fronteras, informó a Los Andes que se llevarán a cabo tres grandes obras: la puesta en valor del edificio existente, la construcción de un nuevo edificio para el control migratorio de pasajeros y otro más con cabinas para migraciones destinada a vehículos. El plazo de obra es de 23 meses, por lo que, si no hay contratiempos, a mediados del 2023 debería quedar terminado el trabajo por parte de Coninsa SA.
“Estamos convencidos de que, mejorando los centros de fronteras, en conjunto con las rutas, como lo estamos haciendo en el Corredor Bioceánico, tendremos más mercado en lo que es la conexión con el resto de los países, y sobre todo con la salida al Pacífico. El paso Cristo Redentor es vital para Argentina, como lo es también el Complejo Terminal de Cargas (Cotecar) en Paso de los Libres, en la conexión a Brasil”, marcó López.
Por otro lado, criticó a la gestión de Mauricio Macri, al indicar que el préstamo con el Fonplata “estaba arreglado, pero se estaba por desactivar porque faltaban trámites que no se hicieron. Cuando llegamos a la gestión nos pusimos al día con la información y avanzamos con la licitación y adjudicación de la obra”, aseguró.
Desde el Gobierno provincial defendieron a la gestión anterior al indicar que “no sólo esta obra” sino también las que se están llevando a cabo (con diferentes procesos licitatorios) “fueron impulsados por la gestión de Macri con créditos gestionados con organismos multilaterales”. Hay que recordar que los que se están llevando a cabo en la Ruta 7, desde la Variante Palmira hasta el túnel Caracoles, se realizan con recursos del BID.
Retraso de 25 años
Esta obra fue pensada en 1994 como una segunda etapa de del centro fronterizo ya construido, pero los trabajos resultaron inconclusos. Así, más allá de refacciones realizadas años después, éste mantiene un aspecto “deficitario en términos estructurales”, con problemas de circulación en el ingreso a los controles, lo que genera grandes concentraciones de vehículos.
Con relación al edificio existente, en el cual llegan a trabajar más de 120 empleados (entre funcionarios argentinos y chilenos) en períodos de alta temporada, se realizarán trabajos de mejora, con la incorporación de nuevos portones de accesos, ampliaciones y reacondicionamientos del edificio, así como también de los sanitarios y un nuevo local para enfermería y primeros auxilios.
Para agilizar los trámites de quienes ingresan a nuestro país desde Chile, se construirá un nuevo edificio de 1.180 m², que incorporará 5 dársenas con dos cabinas dobles cada una, destinadas al control migratorio de vehículos particulares. De esta forma se asegurarán 10 cabinas con 20 puestos de trabajo, dos oficinas, área de servicios con baños para el personal, depósito y además una sala de grupo electrógeno, según el proyecto.
En paralelo a este edificio se sumará otro pensado para los colectivos de larga distancia, para realizar trámites de Aduana, Migraciones y Sanidad. Este tendrá una superficie de 2.280 m² distribuidos en tres pisos. En el subsuelo se instalarán los depósitos, sala de tanques, sala eléctrica y una conexión que lo vinculará con el actual establecimiento de Migraciones.
En la planta baja estará el área de estacionamiento de ómnibus y descenso de pasajeros, un lugar de espera, oficinas para Migraciones y Aduana, lugares de revisión de equipaje y scanner, además de baños para el público y el personal. Finalmente, la planta alta poseerá oficinas, baños para el personal y áreas técnicas.