Desde hace 30 días, la Mesa de Pronóstico de Cosecha está trabajando en la validación de metodología e incorporación de nuevos actores para llegar a la estimación de producción que el INV presenta cada año. El objetivo es que los datos que se difundan a mediados de febrero -15 días antes de lo habitual para las últimas temporadas- partan de una muestra más amplia, que incluya los relevamientos parciales que realizan algunas entidades.
El titular del Instituto Nacional de Vitivinicultura, Martín Hinojosa, recordó que en los últimos 10 ó 15 años la estimación siempre la han realizado los técnicos del organismo y que, si bien al momento de presentarla surgen objeciones, lo cierto es que siempre ha estado muy cerca de la producción efectiva, que se conoce cuando termina la cosecha (dentro del margen de error aceptable en este tipo de estudios).
Pese a eso, decidieron incorporar nuevos actores, para que brinden sus aportes y revisar en conjunto la metodología que se utiliza para llegar a ese diagnóstico, y validarla o corregirla de ser necesario. Entre otros, se sumaron INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria), INTI (Instituto Nacional de Tecnología Industrial), Acovi (Asociación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas), Bodegas de Argentina, Unión Vitivinícola Argentina, Aproem (Asociación de los Productores del Oasis Este Mendocino), UNCuyo, Universidad de San Juan, Gobierno de San Juan (el de Mendoza fue invitado, pero no participó), Programa Cambio Rural, Grupos CREA, Asociación de Viñateros de Mendoza, Mesa Vitícola y Centro de Enólogos de San Juan.
Hinojosa señaló que Argentina es el único país vitivinícola que realiza un pronóstico de cosecha y resaltó que se trata de una estimación. “Lo que pasa es que muchas veces se le exige que sea exacta”, planteó, al tiempo que defendió la trayectoria del personal del instituto que se encarga de desarrollar la tarea.
Por otra parte, indicó que el agua es un factor de gran incidencia en el resultado final y que, en épocas de escasez, es más difícil acertar con el pronóstico. Es que se presenta a principios de la cosecha y luego restan 60 días hasta terminarla, en los que pueden producirse eventos como tormentas graniceras o sequías, que modifiquen el panorama.
De todos modos, agregó que apuntan a seguir perfeccionando el método y que también planean incorporar los datos de los relevamientos que realizan distintas asociaciones de productores, para sumarlos a la muestra general –más amplia- que analiza el INV y extender el tamaño de la muestra. En este sentido, acotó, algunos de los participantes de la mesa están trabajando en el aspecto metodológico y otros, aportan información del territorio.
El objetivo del INV es tener el pronóstico listo para mediados de febrero -en menos de un mes-, cuando normalmente se ha levantado entre un 3 y un 6% de la cosecha en todo el país. Es decir, apenas está comenzando. Hinojosa subrayó que esta estimación sólo será comparable con la de 2022, porque aun cuando no se cambie el sistema, se incorporarán más datos.
La idea de revisar la metodología que se utiliza para llegar a un pronóstico de cosecha ya fue presentada por el anterior presidente del INV, Carlos Tizio, en 2016. En ese momento, el directivo había subrayado que, en los últimos 20 años, las diferencias entre la producción real y la estimación de cosecha relevada por el organismo habían sido, en promedio, sólo del 2%. Pero que, a solicitud de las cámaras empresariales y el gobierno provincial, se iba a ampliar la base de muestra (del 7,5% del total de hectáreas cultivadas).
En octubre del año pasado, en tanto, se anunció, en una reunión virtual presidida por Martín Hinojosa y el ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, Luis Basterra, la conformación de la Mesa de Pronóstico de Cosecha, con la incorporación de los aportes de otras instituciones públicas y privadas para obtener mayor precisión en el diagnóstico.
El gerente de Bodegas de Argentina, Juan Carlos Pina, comentó que la presidente de la entidad, Patricia Ortiz, participó de esa primera reunión, de presentación, pero que no han sido convocados nuevamente, aunque están dispuestos a aportar cuando así se les requiera. Es que la organización tiene una comisión vitícola, integrada por los ingenieros agrónomos de las empresas asociadas y están a disposición del organismo público que quiera consultarles.
Pina recordó que hasta hace unos años, el INV presentaba dos informes: uno en diciembre y otro en febrero, con un ajuste de los datos. Luego, se empezó a difundir uno solo, a fines de febrero, cuando ya se estaba por comenzar la cosecha en Mendoza. En este sentido, el anuncio de que en 2021 se dará a conocer a mediados del mes próximo implica una anticipación de 15 días respecto de las últimas temporadas.
El gerente de Bodegas de Argentina opinó, a modo personal, que el pronóstico de cosecha es una herramienta más con la que cuenta el sector para entender el estado de situación, pero que está hecho por profesionales que trabajan bien y tienen experiencia en el tema. Reconoció que, en años normales, es más sencillo acertar, mientras que en aquellos en que se producen variaciones climáticas, es más difícil.
De ahí que, más que criticarlo, considere que se le debe dar la importancia que tiene y no tomarlo como una verdad absoluta. De todos modos, entendió que es positivo que el INV tenga intención de mejorarlo y de hacerlo lo más objetivo posible.
Por su parte, Nicolás Vicchi, subgerente de Acovi, detalló que realizan relevamientos y estimaciones de cosecha de los productores que integran las cooperativas asociadas. Manifestó que la intención es colaborar y destacó que es oportuno que el Instituto Nacional de Vitivinicultura haya realizado consultas a las organizaciones que realizan relevamientos propios y pueden aportar información del sector.
Vicchi señaló que se debe apuntar a que el pronóstico tenga rigor técnico y la mayor precisión posible, y que siempre se ha hablado de que esto es importante porque el vitivinícola es un mercado que se maneja mucho con expectativas y se debe dejar el menor margen posible a la especulación. Asimismo, planteó que esta información en la base sobre la que se inician gestiones como el acuerdo Mendoza-San Juan, que define el porcentaje que se va a destinar a mosto.