La Encuesta de Condiciones de Vida (ECV) que realizó la Dirección de Estadísticas e Investigaciones de Mendoza presenta un mapa completo, entre otras variables, del nivel de ingresos promedio en cada región y a su vez por zonas, urbana y rural, y la mano de obra que se ocupa.
Dentro del extenso panorama que abarca el informe, se refleja que Mendoza no escapa a la realidad del país, las pymes o mini pymes son el principal motor de la economía ya que concentran el 53% de la población ocupada. Además, establece como son los ingresos promedio por región de la provincia y en el fondo de la tabla quedó el noreste y en la otra punta está el Gran Mendoza. La brecha también se refleja entre las zonas urbanas y rurales.
Otro de los datos sobresalientes que aparecen en la encuesta y que no hace más que reforzar lo que es una obviedad: la importancia de la educación en el desarrollo futuro de las personas. Según la ECV quienes finalizaron una carrera terciaria o universitaria y acceden al mercado laboral, ganan entre dos y tres veces más que los trabajadores que solo terminaron la secundaria o aquellos que apenas finalizaron el nivel primario.
Un mapa de la realidad mendocina
La Encuesta de Condiciones de Vida que realiza la DEIE da cuenta de los niveles de bienestar que alcanzó la población y refleja el grado de desarrollo económico y social.
Es importante aclarar, que la encuesta ofrece los datos al cierre del 2022 por lo que los valores a los que se hace referencia en cuanto a niveles de ingresos no son representativos de la actualidad teniendo en cuenta la inflación que sacude al país y ya acumuló en el primer semestre de este 2023 un incremento del 50,7%. Sin embargo, la ECV permite contar con un mapeo de la realidad económica, de Mendoza.
El nivel de ingresos por cada región
Los datos extraídos de la encuesta de la DEIE sacaron a relucir que el ingreso promedio percibido por un individuo, se incluye laborales y no laborales, fueron más altos en la zona urbana que en el área rural.
Tomando como base un ingreso promedio de $55.977, una persona en el área urbana percibió $61.456 mientras que en la zona rural ese valor se ubicó en $ 39.895.
En la distribución por regiones, los ingresos medios fueron superiores para quienes residen en el Gran Mendoza ($60.038) y en segundo lugar quedó el sur mendocino ($57.566). En este último caso, el promedio lo eleva principalmente Malargüe, según todos los especialistas, por el tipo de actividades que se desarrollan en el departamento y pagan mayores salarios como son hidrocarburos y minería.
Detrás se ubica la zona Este ($46.542), en cuarto lugar está el Valle de Uco ($42.963) y por último la región noreste con ingresos medios de $ 37.145.
“El Gran Mendoza siempre ha sido la región más avanzada de la Provincia, se da en casi todos los grandes aglomerados regionales, hay determinadas zonas donde se concentran las grandes oportunidades laborales, las grandes universidades. San Rafael, por ejemplo, sigue teniendo buena dinámica”, explicó Sebastián Laza, economista asesor del ministerio de Economía de Mendoza.
Para el economista, profesor universitario y hombre del justicialismo, Raúl Mercau, el nivel de ingreso por regiones tiene su sustento en que el Gran Mendoza “concentra sectores económicos que abonan salarios altos “el sector bancario se concentra principalmente en la Ciudad de Mendoza y es una rama que tienen sueldo más alto, también hay un tema de dónde tienen el domicilio algunas empresas y muchas están en el Gran Mendoza y esas industrias también pagan sueldo más alto que el comercio, por ejemplo, o la educación o el empleo público, que si bien hay mucho empleo público, porque también se concentra la administración provincial. En cambio en el resto de los departamentos donde tenés mucho empleo rural, los ingresos agrícolas son bajos”, se explayó.
En cuanto a los niveles que registró el sur mendocino, el economista cree que el principal factor es Malargüe que eleva el promedio por “una cuestión de composición de actividad, este departamento se destaca básicamente por el tipo de explotación que tiene, una composición petrolera más grande y los sueldos de este sector son más altos”, comentó.
José Vargas, de Evaluecon sostuvo que la distancia es uno de los factores que posiciona al Sur ya que “San Rafael y Malargüe, particularmente, son las zonas más alejadas de lo que es el gran centro urbano de la provincia y eso efectivamente hace tirar los salarios bastante para arriba, además hay que tener en cuenta las actividades más fuertes como en el caso de Malargüe y también algunos sectores particulares de San Rafael. Son dos departamentos muy fuertes en cuanto a niveles de salarios”, sintetizó.
Por otra parte la encuesta mostró que en 2022, en un universo de 1.927.688 personas, 1.365.052 tuvieron algún tipo de ingreso que sumaron en toda la provincia $76.412 millones. En tanto la población sin ingresos fue del 27,5% (530.919) y hubo un 1,6% con ingresos parciales.
Ahora bien, dentro de la población que tuvo un ingreso dinerario, el 20% de las personas, unos 2730.000, concentró el 52% del total.
Es implica que el estrato más alto obtuvo un ingreso promedio 10 veces superior al de menos recursos económicos.
Nivel educativo vs salarios
El análisis muestra que a nivel provincial el ingreso de las personas con mayor nivel de instrucción formal supera a las personas menos instruidas. La diferencia entre ambos grupos es rotunda ya que alcanza el 158%.
Así una persona con un título universitario, en 2022, llegó a percibir $95.729 en promedio, en cambio un trabajador sin instrucción o solo con el nivel básico escolar recibió $37.018. En el medio se ubicaron las personas con la escuela secundaria completa con un ingreso de $52.544.
En el desglose por regiones, la brecha entre los más instruidos frente a los que recibieron escasa o nula instrucción es más significativa en el Gran Mendoza porque escaló al 193%, en cambio en el Valle de Uco se da el menor porcentaje de diferencia con una brecha del 80%.
Esa diferencia entre los más instruidos y los menos, también se mantiene al realizar la división en zona urbana y rural.
No importa la idea que profesen o sean oficialistas o de la oposición, indistintamente los especialistas opinaron en la misma línea, la educación no asegura un trabajo de calidad pero es indiscutiblemente el principal factor de movilidad social
“Es interesante observar que el más eficiente elemento de movilidad social sigue siendo la educación, en todos los ámbitos, especialmente la universitaria. Las personas con educación universitaria, en promedio, tienen ingresos mayores. Esto no significa que un título garantice una vida mejor, pero claramente es una herramienta que permite a una persona sin capital mejorar sus ingresos”, dijo Gonzalo Diez, de la consultora Cabin’s Crew.
Por su parte, Laza aseguró que “a mayor nivel educativo ingresos más altos, es decir que la educación impacta directamente” y acto seguido agregó: “Eso sí, no asegura que una persona consiga trabajo por haber terminado la universidad” pero “el estudio de nivel superior siempre permite aspirar a más, porque es un recurso humano que se diferencia del resto. Ese pequeño porcentaje de la población que accede a dicho nivel educativo, tarde o temprano, va a estar bien ubicado en lo remunerativo, en la mayor parte de los casos”, sentenció.
“Hay una relación directa entre educación y empleo lo cual es un mensaje importante. La educación paga. Es cierto que si bien hay bajo salarios y todo eso, el estudiar no te garantiza el empleo, pero no estudiar seguramente te garantiza el desempleo o el empleo informal o bajo salarios”, afirmó Mercau.
Desde el sector empresarial, Santiago Laugero, presidente de la Federación Económica de Mendoza (FEM) le apuntó a la necesidad de afinar las políticas educativas para porque “con la obligatoriedad de asistir a la escuela solamente, no alcanza”
“Hay que agregar esfuerzos e inversión en infraestructura y calidad de enseñanza. Tenemos que ampliar la base de recurso humano capacitados para tener mejores profesionales, emprendedores y ejecutivos, entre otros”, afirmó el titular de la FEM.
Ocupación, mercado laboral y desempleo
Al cierre del 2022 Mendoza tuvo una tasa de actividad 46,2% con una ocupación del 43,5% y un nivel de desempleo promedio del 6%.
En el desagregado por zona, la encuesta reveló que el nivel de desocupación en el área urbana fue notoriamente superior a la rural: el 6,7% frente al 3,5%.
Durante el año pasado, la provincia contabilizó 838.248 personas ocupadas (57,4% hombres y 42,6% mujeres) de las cuales el 77,2% (647.054) se concentró en la zona urbana.
Al hacer la desagregación por departamentos surgió que hay jurisdicciones dentro de la provincia que tienen mayor mano de obra ocupada en la ruralidad como es el caso de Junín, Lavalle, San Carlos, Santa Rosa y Tupungato.
Casi el 70% de las personas ocupadas, 581.988, son empleados y más de la mitad están en establecimientos pequeños de hasta 5 personas.
Dentro del mercado laboral mendocino, las actividades que ocupan los primeros puestos en cuanto a porcentaje de personas ocupadas son: comercio, industria, construcción, agricultura y ganadería y enseñanza.
“Mendoza ha ido cambiando su matriz productiva en los últimos 20 años, el sector terciario (comercio más servicios) ya pesa casi un 70% del PBG, son tendencias estructurales. Un desafío es aumentar la productividad de estos sectores, para que paguen mejores salarios”, sumó Sebastián Laza.
En la diferenciación por zonas, la urbana concentra mayor cantidad de personal trabajando en el sector del comercio, la industria, la enseñanza y la construcción. En cambio en el ámbito rural, la mano de obra ocupada están mayormente en la agricultura y ganadería, le sigue el comercio y detrás la industria.
Dentro del espectro de actividades económicas en la provincia, Gonzalo Diez destacó la “interesante dinámica que sucedió postpandemia con la proliferación de locales gastronómicos de toda índole sobre otras actividades. El motivo de esto es una conjunción de un modelo de negocio sencillo que funciona, con un corto período de inicio y con gente que ante la inflación decide gastar su dinero apenas lo consigue para que no pierda valor”.
Según el especialista, la gastronomía tiene como ventaja frente a otro tipo de negocio o industria “la baja dependencia de insumos importados y altos requerimientos de mano de obra”.
En cambio, para José Vargas “Mendoza es una provincia típicamente turística con todo lo que yo implica, tiene el fuerte de lo que es el Producto Bruto Geográfico a través de comercios, restaurantes y hoteles que lo que más aporta, es decir que es una provincia que depende mucho de tres o cuatro sectores y es una provincia que no tiene su matriz productiva totalmente diversificada y eso es lo que nos viene trayendo dolores de cabeza hace ya varios años, porque cuando una situación para un sector productivo empeora tienen la posibilidad de mejorar en otro y evidentemente compensar, en Mendoza lamentablemente no tiene esa alternativa y por ahí sufrimos las consecuencias más bruscas de algunas situaciones puntuales y específicas”, sostuvo.
Laza se paró en la vereda de enfrente y destacó que “Mendoza ha seguido creciendo, desde que salimos de la pandemia, nuestra provincia ha crecido su PBG, mejorado su empleo privado y bajado su tasa de desempleo. Quizás haya otras provincias que van más aceleradas, pero es porque tienen matrices productivas diferentes. Mendoza no paró nunca de crecer post pandemia”.
Un dato que sacó a la luz la encuesta y se debe tener muy en cuenta, es que Mendoza registró un mayor porcentaje de trabajadores dentro del mercado informal.
Según la ECV, los trabajadores registrados el año pasado ascendieron a 395.823 lo que representó el 47,2% y las personas que se desempeñaron en la informalidad sumaron 441.223, es decir el 52,6%.
Al realizar la diferencia de personas ocupadas según el nivel educativo, el informe reflejó que el 38,8% (323.646) terminaron la escuela secundaria pero no concluyeron los estudios de grado.
En segundo lugar se posicionó el grupo que cursó toda la escuela primera pero abandonó en el nivel medio. En este caso fueron 293.374 personas lo que representó el 35,2%.
En tanto el 20,9% del mercado laboral mendocino, 174.277, estuvo ocupado por quienes obtuvieron un título terciario o universitario.
El listado lo cierran las personas sin instrucción o que no terminaron la escuela primaria, este grupo solamente representó el 5% (41.663) de ocupación.
Si el marco de distinción es la edad, el 44% de los trabajadores, 368.675, es menor a 35 años. El segundo grupo etario que ocupa el mercado laboral es el de las personas mayores de 45 años que contabilizaron 265.347 y traducido en porcentajes, 31,7%. Por último está la porción de personas entre 35 y 45 años, que sumaron 204.226, el 24,4%.
Mendoza es una gran Pyme
Del universo total de personas ocupadas en Mendoza, el informe de la DEIE reveló que más del 50% se concentró en mini, pequeñas y medianas empresas. Incluso ese porcentaje se puede elevar al 80% si se amplía levemente la mirada en cuanto a la dimensión de un negocio.
En primer lugar están los establecimientos con no más de 5 integrantes, en este caso reunieron el 53,9% (451.582) de la ocupación. Detrás aparecieron los establecimiento que suman entre 6 y 40 personas y concentraron el 31,4% (263.578) de los ocupados.
En cuanto a las empresas de mayor tamaño, como de 41 a 200 personas, ocuparon el 8,7% de las personas (72.552) y aquellos establecimientos con más de 200 integrantes acapararon el 4,2% (35.470) de los trabajadores.
Laugero, presidente de la FEM, partió de las estadísticas para reafirmar que por esa situación más de una vez se habla de la “importancia de alentar el emprendedurismo, la formación financiera y también es preciso el acceso al crédito. Es muy alta la participación del mercado laboral en pequeñas empresas pero muchas de las cuales tienen un techo ante la falta de recursos financieros para crecer”, comentó.
“Hoy pyme podemos hablar desde un emprendimiento familiar hasta un emprendimiento con 20 o 30 empleados, con lo cual puede ser desde el sector agrícola hasta un importador, con lo cual las pyme tienen un peso relativo importante en la economía y por eso es fundamental seguir apoyando las pymes para que sigan generando. Es más, cuando estuvo la pandemia vimos el impacto negativo que tuvo esta situación en las pequeñas empresas de nuestra provincia y vimos el retraso fuerte y brusco en la actividad económica”, dijo Vargas.
“Es algo que se repite mucho en la mayoría de las provincias, toda la fuerza económica obviamente son pymes o mi pymes”, sostuvo Raul Mercaú y luego prosiguió: “Las grandes empresas, primero no se concentran en Mendoza, tenés industrias y demás pero no son grandes. Si pensamos en la actividad comercial, tenés los supermercados pero son los únicos grandes, el resto son negocios de muy poco personal y la actividad comercial representa mucho en el producto bruto mendocino. Evidentemente la economía, como un todo, no se define por grandes empresas, se define sobre todo por las pymes”.
“El sector Pyme tiene un gran peso en la economía mendocina y tradicionalmente ha sido así. Aproximadamente el 90% del empresariado es pyme, con menos de 10 empleados promedio”, se plegó Laza.
Para Diez, no es una novedad el peso de las pyme en la economía provincial, pero ató ese dato a la alta informalidad que hay en el mercado laboral y considero que “de estos dos datos, se desprende la aversión a contratar empleados que existe en Mendoza, pero que claramente es un problema nacional no provincial. Luego de ver esta encuesta es lógico concluir que las empresas intentan operar con la mínima cantidad de empleados posibles, o intenta contratarlos de una manera informal”, indicó.
Esperar a ver qué pasa con las elecciones
Los especialistas coincidieron también en que el año electoral genera incertidumbre y eso repercute negativamente en los niveles de actividad económica, al menos, hasta vislumbrar que puede suceder en el futuro cercano.
Gonzalo Diez consideró que “estamos en una meseta debido al contexto electoral. Hasta que no tengamos claridad de lo que va a suceder en los próximos meses o años, mucha gente va a apostar por lo seguro, guardar sus ahorros y no perseguir ningún negocio hasta no conocer las reglas del juego”.
“Habrá que esperar hasta octubre, diciembre o quizás marzo del año que viene para ver cómo se desenvuelve esta situación y se reactivan tanto las inversiones como el comercio”, concluyó.
Por su parte, Vargas, titular de Evaluecon, sostuvo que “hoy la actividad económica está en una meseta. Estamos en lo que se conoce como estanflación, aumento fuerte de la inflación sin crecimiento, y el hecho de que la actividad económica no repunte depende de muchas variables, entre ellas el contexto electoral, la incertidumbre electoral. Por ahí las expectativas positivas están puestas del año que viene para adelante, pero no en este año porque es un año jugado ya desde el punto de vista político y electoral”, indicó.
Raúl Mercau no se alejó en demasía de sus colegas y dijo que “hay una desaceleración de la actividad económica en Mendoza con lo cual no se generan nuevos empleos y después tenés un escenario de elecciones, si bien probablemente en Mendoza no cambie el gobierno, en muchas empresas hay como un, esperar y ver lo que pase a nivel macroeconómico, y eso frena un poco el nivel de actividad”.