A veces calificada como un agujero en el bolsillo y otras como un dolor de cabeza para gobiernos de distinto color, la inflación es uno de los temas centrales en la discusión económica de los argentinos. Una vez terminadas las elecciones legislativas, cinco economistas con diferentes miradas hicieron su análisis sobre sus principales causas y cómo puede continuar a mediano plazo.
En términos generales, la inflación es el aumento generalizado y sostenido de los precios de los bienes y servicios en un mercado durante un período de tiempo. Los números provinciales de la DEIE detallan que en octubre la inflación en Mendoza acumulaba un 42,7% durante 2021, mientras que, si se mira respecto de ese mes del año pasado, el aumento es de 54,1%. Los números nacionales del Indec son parecidos: 41,8% acumulada y 52,1% interanual.
Las causas de este aumento de precios son variadas y cada analista puede definir cuáles creen que son las principales. Para Noelia Garbero, economista de la Fundación Ideal, se puede pensar como causas centrales los desequilibrios fiscales y monetarios, junto con las expectativas inflacionarias.
“El déficit fiscal del Gobierno, que se agravó con la pandemia, se financió principalmente con emisión monetaria dada la imposibilidad de tomar deuda externa por la crisis. Esto se traduce en mayores niveles de inflación”, comentó
Para la economista, “las expectativas inflacionarias y la falta de credibilidad en el plan económico (que no hay) están jugando un rol clave”. En ese sentido, las metas inflacionarias pautadas no fueron creíbles, lo que generó ajustes de precios superiores, entre ellos los ajustes salariales con una suba de los costos y por ende mayor inflación.
Además, el atraso cambiario, el desdoblamiento del mercado cambiario por los cepos y las expectativas de devaluación, ejercerían una presión a la suba de los precios. “El BCRA se ha visto obligado a emitir dinero para la compra de divisas en el mercado cambiario. El dólar informal o blue se ha tomado como referente para algunas transacciones y la brecha con el oficial genera una presión al alza de algunos precios en pesos”, analizó.
Emisión monetaria y estructura
Las causas de la inflación son muchas, y el diagnóstico depende de las escuelas de pensamiento a la que cada economista adhiere. Así, por ejemplo, algunos sostendrán que una mayor emisión monetaria es la principal causa mientras que otros buscarán causas estructurales.
Carina Farah, economista y docente, considera que es importante separar las causas que dan inicio a la inflación de los elementos estructurales que la propagan. Si bien hay mayor emisión monetaria, también se da una imposibilidad de hacer aumentar la producción de manera significativa, de modo que la mayor demanda esté acompañada de más bienes y servicios y así estos no aumenten su precio.
“En este sentido, creo que es importante atender a la política monetaria en cuanto a la baja de las tasas de interés, sobre todo dirigida a determinadas industrias que se quieran estimular. De esta manera también se puede absorber la mano de obra que está sobrando en Argentina, lo que podemos llamar desempleo”, apuntó la economista.
Por su parte, Sebastián Laza, economista asesor del Ministerio de Economía de Mendoza, recordó que muchos convenios colectivos de salario cerraron por arriba del 40-45% anual, de incremento, un costo que los empresarios trasladan a los precios. Por otro lado, la suba del dólar paralelo suma expectativas de inflación hacia arriba, y los empresarios buscan cubrirse.
Sin embargo, Laza apunta a una variable más preocupante, que “es el desorden macroeconómico” de la economía argentina: “Los mercados no creen en el Gobierno nacional, no creen en el partido que gobierna, y no creen en la consistencia de su plan económico. Ven una emisión monetaria de pesos muy elevada, que creen que a futuro va a ser inmanejable. Todo eso de alguna manera genera o retroalimenta la expectativa de mayor inflación”.
El valor del dinero
Con otro punto de vista, Dante Moreno, economista asesor del Partido Justicialista en el Congreso de la Nación, consideró que en el último tiempo muchas empresas grandes han querido recuperar la rentabilidad que no tuvieron durante la pandemia, lo que generó una puja entre formadores de precios y el gobierno. En eso se ve reflejado, por ejemplo, en que los alimentos se hayan encarecido más que el promedio de la inflación.
“Lo que uno podría mirar en estos casos es que había una fuerte postura por parte de las empresas, sobre todo las más grandes, las más concentradas, de recuperar rentabilidad en el menor plazo posible. Eso hizo que los precios tuvieran una curva ascendente en una proporción bastante más alta que la que tenía previsto el Gobierno nacional”, analizó Moreno.
Esa puja llevó a un cambio en la Secretaría de Comercio Inerior de la Nación con la llegada de Roberto Feletti como titular, para negociar con las empresas y, en caso de que no hubiera acuerdo, aplicar un congelamiento de precios hasta enero de 2022. Además, el asesor del PJ criticó la “actitud casi monopólica” de empresas que manejan el mercado de productos como harinas, aceite y leche y que “son las que digitan los precios y las rentabilidades que quieren tener”.
Para Ignacio Agustín Galará, economista argentino y analista del Instituto Nacional de Estadística de Chile, el problema de la inflación local tiene dos componentes estructurales complementarios: “La circulación de pesos es excesiva para la escasa (a veces nula) demanda de esos pesos” y “la necesidad de anclar las expectativas de las personas”.
El primer componente se refiere a que la emisión constante para financiar el déficit fiscal trae aparejada la necesidad de que alguien quiera esos nuevos billetes impresos, es decir, “que la emisión sea absorbida por las personas para alguno de los usos que tiene el dinero: realizar compras (transacción), ahorrar (precaución) e invertir financieramente (especulación)”. En un país con mucha inflación, su uso se acota para la compraventa y pierde calidad de dinero.
El segundo punto que sostiene Galará es que no hay expectativas positivas a corto plazo. “Ante ese escenario yo puedo generar condiciones de base para atraer la demanda de pesos, pero el mínimo resfrío interno o estornudo externo nos va a hacer salir corriendo de nuestra moneda”, señaló.
A mediano plazo
Después de las elecciones legislativas, la gran pregunta es cómo puede seguir la inflación durante estos próximos meses. Galará aclara que el anclaje de expectativas lleva tiempo y que se necesita de una pauta cierta y “no improvisada, como el congelamiento de precios”, que haga predecible el ritmo de alza de los precios.
Noelia Garbero, de Fundación Ideal, considera difícil que la inflación de 2022 sea menor a la de 2021, porque las expectativas inflacionarias generan una indexación de todos los precios y pujas salariales.
Para Carina Farah, también es difícil que se baje la inflación, a no ser que se tomen medidas concretas para estimular el tejido productivo. Por su parte, Sebastián Laza estima que la inflación anual va a dar en alrededor de un 50% anual, siguiendo el ritmo que trae en la actualidad.
Dante Moreno aseguró que será clave que el Estado sea capaz de tener un diálogo franco directo para lograr acceder a los costos genuinos de las empresas. Con el congelamiento, el asesor del PJ espera cierta estabilidad hasta fin de año.