Inflación: los lácteos aumentaron hasta 150% en el último año

Productos como la manteca o el queso cremoso aumentaron notablemente por encima del porcentaje promedio, por fuera del plan de Precios Cuidados.

Inflación: los lácteos aumentaron hasta 150% en el último año
Mejora. Según el Gobierno, las ventas del sector crecieron 5% en 2020, cortando una racha negativa de cuatro años. Foto: José Gutiérrez / Los Andes

El mercado de productos lácteos tuvo un 2020 muy particular, no solo por el escenario de pandemia, sino también por el comportamiento de sus precios. Es que las leches registraron aumentos inferiores a la evolución general de “alimentos y bebidas” (entre el 23% y el 29%, frente a un indice general del 41,7% para toda la categoría), pero otros productos más elaborados, como los quesos blandos, llegaron a subir hasta un 150%.

De acuerdo a la Dirección Nacional de Lechería del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, el consumo interno de productos lácteos se incrementó 5% en 2020, revirtiendo la tendencia a la baja de los últimos cuatro años. Así, en 2020 se consumieron 190,9 litros per cápita, frente a los 182,2 litros per cápita del año anterior. Esa situación, se vio luego reflejada en los aumentos.

Los incrementos

A principios de 2020, un relevamiento de Los Andes, daba cuenta de que era posible comprar manteca por fuera del programa Precios Cuidados a un valor de $ 75 (200 gramos, precio promocional en algunos supermercados). A la fecha, la más económica cuesta $ 92,70 (23,60% de aumento). Dentro del plan oficial, la marca Primer Premio pasó a costar $ 97,76 en enero de 2020, a $ 103,70 en la actualidad (6%).

En contraste, el queso cremoso tuvo un aumento del 150% por fuera de Precios Cuidados. Hace un año era posible encontrar ofertas que llevaban el producto a $ 144 y a la fecha, en las grandes cadenas de consumo, las ofertas rondan los $ 360 por kilo (150% de suba).

Si se consideran los precios más bajos que se puedan encontrar en la presentación sachet, por un kilogramo, sin distinción de marcas, el yogur no tuvo aumentos considerables en un año. En enero se vendía a $ 67 por kilo, y a la fecha, es posible adquirir marcas propias de los supermercados que rondan los $ 68. En cambio, dentro del programa gubernamental, la marca Ilolay pasó de $ 78,60 a $ 97,75 (24,36%), pese a los estrictos controles en las góndolas.

La leche entera que se vendía a $ 42,46 en Precios Cuidados pasó a costar $ 52,20 (22,94%), y a precios de mercado, de $ 38 a $ 48,86 (28,58%, comparando dos productos similares en peso y características, aunque de marcas diferentes, para relevar las opciones más económicas del mercado, y sus variaciones, entre un año y otro).

Finalmente, el queso de rallar pasó de $ 200 a $ 232,60, en su presentación por 190 gramos, lo que implica un incremento del 16,3% en un año.

Del tambo a la fábrica

En Mendoza todavía quedan cuatro tambos en actividad, y dos de ellos pertenecen a Leonardo Guercio (Bermejo y el Borbollón), otros dos están emplazados en Lavalle y San Martín. La realidad de los precios en ellos es muy distinta a la que se observa luego en las grandes cadenas de consumo.

“Con las altas temperaturas, tuvimos una baja en la producción y subieron mucho los costos de alimentación y transporte. Eso hizo que se nos achicara el margen de ganancias”, explicó Guercio.

El empresario señaló que desde el tambo el producto se vende a $ 27,50 más IVA ($ 30 más impuestos, con el próximo aumento), y al público, fraccionada, están vendiendo el litro en un valor de $ 44. “En ninguna parte del mundo la leche vale menos que el agua, como acá, pero los sueldos se han quedado y el poder adquisitivo de la gente ha caído”, agregó el productor.

Como sucede en cada época de crisis, la gente vuelve al tambo, y Guercio señaló que en la actualidad están vendiendo hasta 400 litros de leche por día. Sin embargo, aclaró que la venta de quesos ha mermado, “porque no hay tanto dinero en las calles”.

En el tambo se pueden adquirir hormas de “queso cremoso a $ 270 por kilogramo, y a $ 390 el de rallar”, pero el productor señaló que los mismos quesos luego son vendidos en $ 400 y $ 500 por kilo en las calles, y “eso complica las ventas”.

En cuanto a los costos de producción, el empresario aseguró que subieron entre un 70% y un 80% en los últimos doce meses, lo que por supuesto incidió en el precio de la leche. “Lo que más subieron fueron los cereales, y un poco los fletes, por el incremento en los combustibles”, cerró el empresario mendocino, quien vende 1.200 litros de leche diarios, entre consumidores directos y fábricas locales.

A nivel nacional, los precios pagados al productor son incluso inferiores a los que señaló Guercio. De acuerdo con un comunicado reciente de Coninagro, desde mediados de 2020 el productor está recibiendo un precio insuficiente, por su leche en tranquera de tambo. Actualmente con los $ 21,36 por litro no se llega a cubrir los costos de producción, que están dolarizados en un 80%.

“No recibimos ningún incentivo y nuestra carga impositiva es muchísimo más alta que en el resto del mundo. Más aun, en el contexto global actual, los productores argentinos somos los que recibimos el precio más bajo, U$S 0,24 por litro, muy lejos de los U$S 0,33 por litro históricos, que se requieren para cubrir los costos de producción medios. Nuestros competidores a nivel mundial, así como nuestro vecino Brasil, reciben hoy hasta U$S 0,44 por litro, con costos equivalentes y/o menores a los nuestros”, señala el escrito.

Por otro lado, desde Coninagro advirtieron que, “esta situación merece encontrar una salida en forma urgente, ya que los 10.000 tamberos que todavía quedan en pie, fundamentalmente pequeños productores y economías familiares, no pueden seguir subsidiando el consumo de 40 millones de argentinos”.

La situación se complica en el contexto del programa Precios Cuidados, y los desincentivos a las exportaciones. “Queremos crecer y desarrollarnos, para lo cual debemos reemplazar propuestas que distorsionan el mercado, que ya fracasaron y no se aplican en el mundo, por medidas que posibiliten la actividad económica del sector y el acceso a los productos lácteos esenciales a los sectores más desprotegidos”, sumaron desde Coninagro.

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