Lejos de los datos de inflación de 0,5% y 1,3% de abril y mayo, cuando la economía estaba casi paralizada, en diciembre, el Índice de Precios al Consumidor en Mendoza alcanzó 4,8%. De este modo, 2020 cierra con una suba de precios del 36% y perspectivas complicadas para 2021, que, anticipan, estaría más cerca del 2019 en términos inflacionarios.
El principal impulsor de esta suba en el último mes del año pasado fue el rubro “Alimentos y bebidas”, que tuvo una variación del 7,4% con respecto al mes anterior (y explica el 2,8% de ese aumento del 4,8% en los precios). Se debe recordar que el último mes de 2020, la carne y el pollo tuvieron un aumento del 50%. Le siguen “Esparcimiento”, con un incremento de 5,7% en comparación con noviembre, “Atención médica y gastos para la salud” (+4,9%) y “Transporte y comunicaciones” (+4,6%).
A nivel nacional, el Indec muestra que la inflación de diciembre fue de 4% y que “Alimentos y bebidas no alcohólicas” registró un aumento de 4,4%. Y si bien el ajuste de precios en la provincia –que releva la Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas (DEIE)-, estuvo por encima de la media de los principales conglomerados, cuando se considera la suba en los últimos 12 meses, el promedio nacional fue de 36,1% y la inflación en la provincia, de 36%.
Si se observan los datos de 2020, en enero y febrero, la variación mensual en Mendoza estaba en el orden de 2,5%. En marzo, se ubicó en 3,2%, para caer en abril y mayo. A partir de junio, vuelve a estar entre el 2,1 y el 2,7%, y se acelera en octubre y noviembre, cuando supera el 3%, para trepar en diciembre al 4,8%.
El economista José Vargas, de la consultora Evaluecon, planteó que este porcentaje deja un arrastre muy alto para 2021 y marca que, si en 2020 la suba de precios estuvo en torno del 2% mensual, para este año se puede esperar que se ubique entre 3 y el 4%. Algunos privados anticipan una inflación anual de 50%.
Asimismo, apuntó que el año empezó con algunas flexibilizaciones: se eliminaron nuevos productos de la lista de Precios Máximos (que estuvieron casi congelados desde marzo), y se autorizaron un nuevo incremento en los combustibles y en servicios de telefonía e Internet. De hecho, señaló que el aumento del rubro “Alimentos y Bebidas” hubiera sido mucho más importante sin este programa y Precios Cuidados.
Vargas resaltó que este año es de esperar una situación bastante más complicada en cuanto a precios, sobre todo teniendo en cuenta el nivel de actividad. Se dará lo que se conoce como “estanflación”, una combinación de estancamiento e inflación.
Gustavo Reyes, economista del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (Ieral, de la Fundación Mediterránea), indicó que la inflación tuvo un “impasse” por la pandemia, pero que en los últimos meses del año retomó los niveles previos.
Sin embargo, señaló que lo más preocupante es la inflación núcleo, que el último mes de 2020 alcanzó -para todo el país- 4,9%. Este porcentaje excluye los componentes estacionales que, por ejemplo, tuvieron una variación de 9,6% en octubre y de apenas 1,3% en diciembre; como también los regulados (tarifas y transporte público de pasajeros, entre otros). No había un número similar desde setiembre de 2019, cuando el dólar tuvo una fuerte suba tras las PASO.
Reyes planteó que lo que sucedió es “casi de libro de texto”. Esto es: el dinero circulante aumentó 80%, mientras la producción cayó 10%. Es decir, se contrajo la cantidad de bienes, pero hubo una fuerte expansión monetaria, lo que elevó los precios. Y si bien durante los meses más críticos de la pandemia, como había menos circulación de billetes, a medida que la actividad se empezó a recuperar, los valores comenzaron a subir. Además, resaltó que el salto de diciembre se produjo con varios rubros controlados por el gobierno.
El economista indicó que para no subir las tarifas, se subsidian, lo que genera un déficit que obliga a emitir y desencadena inflación. El dilema es quién paga, ya que cuando se suben las tarifas, lo hace quien consume, mientras que cuando suben los precios, se ven afectados sobre todo quienes tienen sólo pesos en el bolsillo, es decir, los sectores más vulnerables.
En cuanto a lo que puede esperarse para 2021, planteó que en un año eleccionario hay que ver qué medidas toma el gobierno. Sin embargo, resaltó que han subido el precio de la soja, el maíz y el trigo lo que, si bien contribuye al aumento de precios, también aumenta la recaudación y el ingreso de dólares al país.
Asimismo, señaló que, la segunda ola del Covid-19 podría traer menos complicaciones que la primera a nivel económico, porque los gobiernos implementan medidas más acotadas y la gente ya no restringe tanto sus actividades. Por eso, se espera que la economía mundial, que en 2020 cayó 4%, crezca 5% en 2021.
Reyes añadió que hay oportunidades para los países emergentes, de financiarse a tasas muy bajas, y que, para Argentina, y en particular para Mendoza, es muy positiva la reactivación económica que está teniendo Brasil. Pese a eso, insistió en que la brecha en el dólar y la inflación -que estaría cerca de la de 2019, pero entonces no había atraso de tarifas-, configuran un panorama desafiante. Así, consideró que lo que suceda en 2021 dependerá mucho de la evolución del Covid y de las decisiones que tome el gobierno nacional.