Una de las armas con las que el gobierno nacional aspira a ganarle la guerra a la inflación es un nuevo programa de control de precios, similar al que se estableció en el marco del aislamiento preventivo, en marzo de 2020. Sin embargo, aunque en un primer momento se habló de que los alimentos y bebidas debían retrotraer su valor al que tenían el 8 de marzo de 2022, luego se planteó que se iba a analizar cada caso. Por lo pronto, en Mendoza esperan precisiones sobre cómo se implementará esta iniciativa.
Rubén David, del mayorista Oscar David, manifestó que están esperando que les informen cuáles son los productos que van a volver al precio que tenían los primeros días del mes. Detalló que primero se deben firmar los acuerdos en Buenos Aires y que, recién entonces, las cámaras o las mismas empresas les enviarán los listados, con los que los comercios locales podrán renovar la cartelería.
En un mismo sentido, el director de Fiscalización y Control de la provincia, José Cortez, indicó que aún no han recibido información oficial sobre el nuevo programa y recordó que, con la resolución 100, de 2020, que retrotrajo los precios a los primeros días de marzo de ese año -por la emergencia en el marco de la pandemia-, estaban publicados los valores que debían tener los productos, por lo que pudieron realizar controles e, incluso, aplicar algunas sanciones en el marco de la ley de Abastecimiento.
Esto, a diferencia de lo que sucede con el programa Precios Cuidados, que es de adhesión voluntaria por parte de las cadenas. De ahí que, si bien desde la Secretaría de Comercio de la Nación les piden que informen, periódicamente, si las empresas están cumpliendo, en la práctica no tienen poder de policía para sancionarlas en caso de que no lo hagan.
Se debe recordar que este nuevo programa que se implementará desde Nación se suma a Precios Cuidados para las grandes las cadenas de supermercados; los 60 productos de Precios Cuidados para los comercios de proximidad; Cortes Cuidados, que ofrece cortes de carne vacuna valores más económicos; y una canasta de frutas y verduras que también planean lanzar pronto.
De la obligación al acuerdo
Si bien es común escuchar que la historia se repite, el anuncio por parte del secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, y del ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, de que los precios de los productos de supermercado debían volver a ser los del 8 de marzo resultó demasiado parecido al que, a fines de ese mes, pero de 2020, obligó a las empresas a restablecer los valores del 6 de marzo -previo al inicio de la pandemia- y que dio lugar a Precios Máximos.
En aquel entonces, el motivo de tomar esa decisión había sido frenar los aumentos desmedidos favorecidos por la incertidumbre ante la situación sanitaria y las dificultades de abastecimiento que causaron las medidas preventivas y la desesperación de la gente por tener un buen stock de alimentos y productos de limpieza en sus hogares.
Ahora, es el incremento, en pocos días, del precio de 1.700 productos. Desde el gobierno nacional plantearon que superó, en algunos casos, el 20% en la primera quincena de marzo y que acumula más de 50% en los once meses previos. Por otra parte, aunque en febrero el Índice de Precios al Consumidor tuvo una variación de 4,7% en comparación con el mes anterior, el rubro Alimentos y Bebidas no alcohólicas trepó 7,5% en promedio en todo el país.
De ahí que el lunes 21 de marzo anunciaran que habían exigido a los supermercadistas y fabricantes de alimentos y bebidas que detallaran en qué eslabón de la cadena se habían producido estos aumentos. También que, en caso de no estar justificados, debían retrotraerlos. Y si bien manifestaron que no querían volver a un sistema tan rígido como el de Precios Máximos, tampoco descartaban volver a recurrir a la ley de Abastecimiento, que establece sanciones para las empresas que no cumplan.
Una semana después, este lunes, el tenor de las declaraciones por parte de los funcionarios nacionales fue mucho más moderado. Luego de una nueva reunión con empresarios de supermercados y de producción de alimentos, manifestaron que habían acordado analizar caso por caso los aumentos de precios de las últimas semanas para determinar cuáles deben volver al nivel que tenían a principios de mes y cuáles estarían exceptuados.
Utilidad y eficacia
El economista Raúl Mercau señaló que el mismo gobierno nacional ha planteado que la inflación es multicausal y que un programa de control de precios como el anunciado ataca sólo un factor, por lo que no se puede considerar en sí mismo una política anti inflacionaria eficaz.
Sin embargo, también reconoció que la suba de precios tiene un componente inercial que hace que se prolongue en el tiempo, por las conductas defensivas que adoptan los diversos actores (como subir preventivamente los importes, para protegerse de un futuro aumento). Y que hace falta implementar alguna medida, porque la inflación se está desbordando y se consideraba que era alta cuando estaba en el 3% mensual, pero trepó al 4% y se acerca al 5%.
Esto, indicó, se debe en gran medida a la emisión monetaria de fines del año pasado para implementar el “plan platita”, en un “esfuerzo desesperado por mejorar el resultado electoral”. Este dinero circulante, cuando no puede destinarse a la compra de dólares –algo que resulta difícil para la mayoría- se destina a la compra de bienes.
Y las medidas de control de precios apuntan a mitigar la suba que esto provoca, explicó, porque van acomodando las expectativas; aunque no frenen la inflación. Por otra parte, planteó que, como el gobierno sabe que tiene poco poder político y credibilidad para imponer este programa, necesita de un acuerdo. En cuanto a las acciones de largo plazo, consideró que están incluidas en el acuerdo con el FMI, pero que debe pensarse en un ajuste gradual.