El Banco Central de la República Argentina (BCRA) resolvió ayer limitar aún más el acceso a los dólares para el pago de las importaciones con el objetivo de priorizar la demanda “extraordinaria” vinculada con las compras de energía, medida que los referentes industriales no tardaron en cuestionar y que provocó otra jornada caliente en el variopinto mercado cambiario.
“Estamos en un momento complejo. Las importaciones de energía este año han crecido mucho. Venimos en los cinco primeros meses del año con un incremento del 207% en las importaciones de energía”, dijo el presidente del BCRA, Miguel Pesce, en declaraciones a radio El Destape.
El directorio del Banco Central “adaptó” el sistema de pagos del comercio exterior, en líneas generales, para condicionar el acceso directo a las reservas internacionales. Para ello, se extendió “el sistema de financiación de importaciones a las realizadas bajo Licencia No Automática y a la importación de servicios”.
La autoridad monetaria definió nuevos criterios para quienes operan en el Sistema Integral de Monitoreo de Importaciones (SIMI) y la gran novedad es que las empresas que realicen compras al exterior sujetas a Licencias No Automáticas deberán conseguir financiamiento a 180 días para que, pasado ese plazo, el Central libere los dólares solicitados.
En el caso de las Licencias Automáticas, mantendrán el acceso al mercado de cambios por el equivalente al promedio mensual de importaciones de 2021 más 5% ó de 2020 más 70%. Y las pequeñas y medianas empresas (pymes) quedarán exceptuadas cuando requieran fondos hasta un 15% mayores a los del 2021, aunque tendrán un tope de u$s1 millón.
Por lo pronto, el nuevo esquema tendrá vigencia “por un trimestre”, es decir, hasta el 30 de septiembre. “Cuando se reduzca el volumen de las importaciones de energía vamos a volver atrás con esta medida”, aseguró Pesce.
Pesce y el ministro de Economía, Martín Guzmán, salieron en tándem a respaldar el refuerzo del cepo cambiario. La medida y sus explicaciones se enmarcan en la nueva fase de la interna en el gobierno nacional que instaló la vicepresidente, Cristina Kirchner, cuando públicamente se quejó por el “festival de importaciones” que, opinó, explica la caída de las reservas.
Guzmán y Pesce evitaron vincular las restricciones con el ruido interno en el oficialismo, pero apuntaron que el problema radica en el área de la energía, a cargo de funcionarios identificados con Cristina Kirchner. “Los precios de la energía crecieron mucho y la Argentina todavía importa gas”, contrastó Guzmán en declaraciones a Radio Con Vos. Él y Pesce recordaron que las compras de combustibles al exterior se incrementaron 205% en los primeros cinco meses del año.
Sobre esto último, el titular del BCRA calculó que en junio se necesitarán u$s2.000 millones para importar energía. “Esto está trayendo dificultades”, apuntó. Con el mismo diagnóstico, Guzmán agregó que “por eso es tan importante el gasoducto (para trasladar la producción de Vaca Muerta) y seguir generando las condiciones para que continúe en la Argentina aumentando la producción energética”.
Poco después de anunciar las medidas, el presidente de la autoridad monetaria se reunió con las autoridades de la Unión Industrial Argentina (UIA), quienes no disimularon su malestar.
“El acceso a insumos importados es clave para que el proceso productivo no se detenga. La industria está aportando desde la agregación de valor, la inversión y la generación de empleo para que Argentina transforme la recuperación en crecimiento. Queremos seguir por ese camino que para nosotros implica la continuidad de todos los procesos productivos”, planteó Daniel Funes de Rioja, titular de la entidad.
A través de un comunicado, la UIA lamentó que las nuevas disposiciones del BCRA “dificultan el acceso al mercado de cambios” y adelantaron que conformarán una mesa de trabajo que promueva la continuidad del “proceso productivo, evite complicaciones en las cadenas de valor, garantice el abastecimiento del mercado interno, permita que sigan creciendo las exportaciones y no afecte a los sectores que generan divisas”.
Las novedades agravaron las cosas en el mercado cambiario, donde el dólar continuó con su avanzada en sus distintas versiones: las cotizaciones financieras saltaron hasta 4,4% (el Contado con Liquidación cerró por encima de los $246) y, en el mercado informal, el denominado “Blue” marcó un nuevo récord al tocar saltar $8 y tocar los $232 por unidad.
Además, la puesta en marcha de las nuevas disposiciones generó complicaciones en la operación, por las que se interrumpió momentáneamente la demanda de divisas destinada a las importaciones. En ese contexto, el Banco Central aprovechó para salir a comprar y terminó la jornada con un saldo positivo de alrededor de 250 millones de dólares.
Las medidas, una por una
El paquete anunciado estará vigente hasta el 30 de setiembre.
1) Importación. Todas las empresas deberán buscar financiamiento para poder adquirir insumos del exterior cuando superan hasta 105% del total importado el año anterior. La excepción serán las pymes, que contarán con un límite de incremento de 115%, para las que importaron hasta US$ 1.000.000. Se calcula que alcanzará a 20.000 firmas. Estas restricciones no alcanzan a las importaciones de energía y medicamentos.
2) Bienes de Capital. Se elimina el anticipo de 30% para la importación. Quedará un esquema de 80% en el despacho del exportador y 20% en la nacionalización.
3) Bienes de consumo y suntuarios. Se suman posiciones al listado de limitaciones. Incluyen drones, jet sky y cuatriciclos, entre otros.
4) Servicios. El incremento de importaciones respecto del 2021 deberá ser financiado por aquellos que superen esos montos. Exceptúan fletes y turismo.
5) Agro. Se amplía de 5 a 15 días el plazo de liquidación de prefinanciaciones y anticipos de los exportadores de oleaginosas y cereales.
6) Pasivos. Se facilita la refinanciación, como traer prefinanciación del exterior para pagar deuda local en moneda extranjera.