La Unión Industrial Argentina (UIA) insistió con su pedido en mejores condiciones de competitividad para la industria y las pymes nacionales al mismo tiempo que se realiza la apertura de las importaciones. La entidad, además, desde hace tiempo trabaja en la propuesta de una ley pyme que atienda de manera específica la situación de las empresas pequeñas y medianas, principal sostén de la economía y el empleo del país. De este modo, aunque afirmaron estar a favor de las medidas desregulatorias y de la baja en los costos para importar, expresaron que el problema está en los tiempos. Es decir que mientras los importadores ven cómo bajan sus costos, no sucede lo mismo en las industrias nacionales cuyas cargas impositivas pueden llegar hasta el 50%.
A través de un comunicado, la UIA expresó que su Junta Directiva analizó la situación y resaltó que la apertura al comercio internacional debe desarrollarse a la par de una agenda concreta para bajar el costo argentino. De lo contrario, comenzarán a resentirse las cadenas de valor de las compañías que más trabajo formal generan en el país como son las de las pymes. Entre otros puntos, solicitaron que mientras se bajan los tributos a las importaciones también se disminuyan las cargas impositivas locales, se mejore la infraestructura y la conectividad y se modernicen los regímenes laborales. Además, en el marco de la ley pyme que tanto la UIA como otras cámaras empresarias tanto nacionales como provinciales impulsan, se solicitó que se avance con la promoción de inversiones nacionales en una suerte de adaptación del RIGI para proyectos más pequeños.
“Avanzar solo con políticas de apertura comercial ya posee consecuencias negativas, en especial para las pymes y para el empleo donde ya se perdieron más de 30 mil puestos de trabajo industriales desde agosto del 2023″, advirtió la Junta Directiva de la UIA al tiempo que le puso un número a la actual situación. Hay que tener en cuenta que en función de los datos disponibles, las pymes nacionales son las que generan más de 75% del trabajo en blanco del país por lo que no la situación actual es preocupante. En este marco, el informe de la Unión Industrial denominado “Costo argentino: elementos clave para lograr competitividad”, mostró las dificultades de las empresas nacionales.
Entre otros puntos, el estudio destacó que la industria argentina tiene una productividad que se encuentra por encima del promedio de América Latina. Sin embargo, en términos de competitividad el país ocupa el puesto 66 de 67 países. Esto quiere decir que, en líneas generales, las compañías nacionales son eficientes o competitivas puertas para adentro, situación que se cae cuando el producto sale a la calle. Los motivos más comunes son los altos costos impositivos en todos los ámbitos estatales y también el precio del trabajo vía tributos y altísima litigiosidad.
“Un ejemplo de esto es que un mismo producto fabricado en Argentina, pero vendido en Chile allá cuesta 20% menos”, expresó Mauricio Badaloni, miembro de la mesa chica de la UIA y representante de Cuyo de la entidad. De este modo, el problema no está en el fabricante sino en todas las cosas que esa industria debe pagar en Argentina y que no abona en otros países. El empresario agregó que es importante darle chances a las pymes para que puedan competir ya que si bien la apertura puede abaratar los precios de algunos bienes importados finalizados, hoy corren por detrás por el alto costo argentino con la dificultad que esto puede llevar hacia adelante.
Riesgos y dificultades
Con la sombra de lo sucedido en la década del 90, Badaloni expresó que todavía se está lejos de esa situación por diversos motivos, entre los que destacó el cepo cambiario y los aranceles que aún persisten. “Todavía el costo de importación de un producto terminado es del 65%”, señaló el empresario. No sucede lo mismo con bienes intermedios producidos en el país que deben competir con los que de afuera en cada vez mayor desigualdad de condiciones. Pese a esto, el dirigente advirtió que es clave comenzar a establecer medidas para robustecer las cadenas de valores nacionales y, sobre todo, regionales.
“En Mendoza y en las economías regionales prácticamente no existen abusos de posición dominante, por lo que buscamos que el precio se corrija a partir de la implementación de la ley pyme”, subrayó el empresario. Esta norma busca darle previsibilidad al sector así como incentivar inversiones y quitar las capas de costos que dificultan la producción y la competencia real con precios. “En Argentina hay más de 8 millones de trabajadores informales y eso impacta en una mala recaudación”, apuntó el referente de la UIA. De este modo, una de las cosas que se solicitan es abaratar estos costos, lo que mejoraría la recaudación si más personas ingresan al sistema.
“No es lógico que hoy el agro todavía tenga retenciones lo que muestra que el discurso va por un lado y la realidad por otra”, subrayó Badaloni quien agregó que el exceso de importaciones puede generar desequilibrios en la balanza comercial. Por este motivo, el reclamo de la UIA no tiene que ver con que no se avance en los cambios desregulatorios sino con la velocidad a la que los dos aspectos de la situación se realizan. Mientras muy rápidamente se bajan aranceles, no sucede lo mismo con los costos de la industria nacional. “Pedimos que haya un equilibrio y que las empresa argentinas tengan condiciones más parecidas a las del resto del mundo para poder competir realmente”, sintetizó Badaloni.