Esta semana, decidí subir a mi perfil de LinkedIn un posteo con la siguiente frase: “Los robots ejecutan tareas, no trabajos”. Lo sorprendente del caso fue descubrir que la reflexión había generado reacciones similares, aunque partiendo de interpretaciones disímiles. Es que por un lado estuvieron los que se sintieron respaldados porque sus puestos de trabajo no corren peligro, y por el otro los que celebraron que el avance tecnológico pueda potenciar sus responsabilidades y enriquecerlas con tareas menos repetitivas y más creativas.
Lo cierto es que, en este contexto, donde las tecnologías tienen cada vez más peso en el mercado laboral, la mayoría de los expertos coinciden en que de una forma u otra los trabajos se verán afectados. Ya sea porque la robotización provocará cambios en las tareas asociadas al empleo, o bien porque esta automatización requerirá, al menos, que los trabajadores pasen por un proceso de recualificación profesional. ¿Esto quiere decir que un ejército de robots “Arturitos” (los famosos R2-D2 de la saga Star Wars) llegarán para sacarnos nuestras fuentes de ingreso? Según un estudio reciente elaborado por la Universitat Oberta de Catalunya junto con UGT, Randstad y el Future for Work Institute ven poco factible esa posibilidad en un futuro cercano. Arturito, no es tu momento.
El futuro llegó hace rato …
Sin embargo, el empleo de nuevas tecnologías ya forma parte de la dinámica laboral incluso en situaciones que los propios trabajadores desconocen. Es el caso de las llamadas soluciones RPA (por Robotic Process Automation), o Automatización Robótica de Procesos, cuyo fin es automatizar procesos de gestión entre distintas áreas. Ellas ofrecen un recurso muy valioso en un mercado empresarial tan cambiante e incierto como el actual: la agilidad, entendida como la capacidad de adaptarse rápidamente a los cambios del entorno. Las RPA sirven para automatizar todos aquellos procesos de carácter transaccional que implican extraer información con un alto contenido de datos estructurados para su posterior volcado en otras herramientas o sistemas. Se trata de procedimientos fácilmente estandarizables, en los que la intervención humana no influye ni marca diferencia y que cuentan con un volumen lo suficientemente grande como para que la inversión sea redituable para la empresa. Distintos informes demuestran que ya existen avances, por ejemplo, en el área de capital humano, donde es común encontrarse con estos adelantos en procesos como los de administración de personal, gestión de nómina y reclutamiento de personal, además de reporting. Punto para los robots.
Incluso antes de la crisis actual, las tecnologías cambiantes y las nuevas formas de trabajar interrumpían los trabajos y las habilidades que los empleados necesitan para hacerlas. Diversos estudios han revelado que el 14% de la fuerza laboral mundial tendrá que cambiar de ocupación o adquirir nuevas habilidades para 2030 debido a la automatización y la inteligencia artificial. En la actualidad, la mayoría de los directivos experimentan brechas de habilidades en la fuerza laboral. Sin embargo, pocos de estos altos cargos tienen claro cómo abordar el problema.
Entonces … El Chuchillo no mata
Aunque las predicciones de diferentes expertos e instituciones no coinciden respecto al número de puestos de trabajo que pueden destruirse, crearse o transformarse como consecuencia de la automatización, existe un consenso generalizado en que «un número importante de trabajadores necesitará un significativo proceso de recualificación profesional para preservar su empleabilidad». Ante esta realidad, lo que seguramente se mantendrá en las empresas son las tareas más complejas, por lo que podríamos concluir que el reskilling es clave, es decir, formar a los colaboradores para que puedan aportar mayor valor en pos de ganar esta hipotética carrera frente a los robots.
Gracias a estos informes, experiencias e investigaciones es que los consultores y docentes deben trabajar con un doble objetivo: por un lado, determinar los factores que influyen en la percepción de la automatización como amenaza u oportunidad, que llevan a adoptar una actitud u otra ante este fenómeno, mientras que, por otro, provocar una reflexión sobre lo que pueden hacer los diferentes actores implicados para minimizar el impacto negativo de la automatización del trabajo en la sociedad. De esta manera los humanos no sólo podremos ganar esta batalla sino salir fortalecidos.
* Mg. Hernán Mojoli Cuello, es Coordinador del Curso de Posgrado en Dirección de Recursos humanos y la Maestría en Dirección de Recursos Humanos de UADE Business School.