La capacidad de adaptación puede significar la diferencia entre la supervivencia y la caída. La pandemia puso a prueba en eso a un número importante de personas, especialmente a aquellas que se dedicaban a actividades que aún no han sido habilitadas y que, ante la imposibilidad de seguir trabajando en su ámbito, debieron buscar otro para sostenerse. Estas son algunas de esas historias.
El DJ Martín Guerrero tiene una empresa de sonido e iluminación, pero como las fiestas masivas aún no se han habilitado y tenía disponibles los vehículos en los que suelen transportar los equipos y el personal, decidió utilizarlos para crear otra de transporte, flete y logística. Ya que entre sus principales clientes para eventos están las bodegas, les ofreció la posibilidad de llevar uno o dos pallets sin necesidad de contratar un camión –que es grande- o un flete (que no suelen contar con factura). También pueden hacer envíos pequeños en los utilitarios más chicos.
De todos modos, aclaró que han vuelto a trabajar mucho con la música y la iluminación, con sus clientes habituales, como las bodegas, que ofrecen almuerzos y “sunset” (atardeceres), y con los salones de fiesta, que se reconvirtieron en restaurantes al aire libre. Pero, además, también hay nuevos espacios que van surgiendo, como los fines de semana en un centro comercial. Guerrero resaltó que, como están con ambas empresas, tuvieron que sumar dos vehículos a la flota que tenían. “En medio de la pandemia seguimos apostando”, comentó.
Como hicieron varios dueños de salones de fiesta, Juan Bochaca transformó, junto con Fernanda Pelichone, su Casa de Campo Eventos en un restaurante de campo en el espacio parquizado. Además, lanzó Distrobox, un emprendimiento de distribución de productos alimenticios, que vincula a los autoservicios y mayoristas con los consumidores.
“Cuando juntamos los conceptos ‘reinvención’ y ‘crisis’ nos hace ruido. Pero si le quitamos la idea trágica que instalamos en nuestra cabeza, nos damos cuenta de que todo el tiempo nos reinventamos en cosas simples. Somos seres con muchas aptitudes, gustos y competencias, que la mayoría de las veces no usamos ni desarrollamos. Reinventarse es darle una oportunidad a otro camino que nos interesa, pero hace falta una crisis para que nos empuje a transitarlo”, explicó hace poco en una entrevista en Los Andes.
Gustavo Chirino, más conocido como DJ Fabu, también decidió darle un giro a su carrera con la caída de actividad. Así lanzó sus cursos de DJ. Es que, hasta ahora, había preparado a personas para que supieran poner música, pero para su empresa. Sin embargo, dos meses atrás amplió la capacitación para quien quisiera tomarla. Y para su sorpresa, el primer mes tuvo 10 inscriptos.
Chirino comenta que, en sus cursos de DJ, empieza a enseñar cómo utilizar discos de vinilo, porque en Europa es una tendencia, y avanza por diversas posibilidades hasta llegar a los últimos equipos. Por otra parte, señaló que de a poquito se comienza a recuperar la actividad y que algunos bares ya lo han llamado para musicalizar.
Otra actividad que aún no se habilita completamente es el turismo. De ahí que numerosos hoteles lleven casi 8 meses cerrados. Pero Verónica Sottano, propietaria del Hotel Internacional, eligió utilizar el tiempo de inactividad para realizar algunas reformas que le permitieron adaptar el edificio para habilitar el coliving. Esto es, vivir en un hotel, con habitación privada, pero compartiendo los espacios comunes.
En el mundo, es una modalidad que eligen quienes están en proceso de separación, estudiantes de otros lugares que llegan a la ciudad, gente que no quiere vivir sola, turistas que desean entrar en la cultura por tiempos más prolongados. La experiencia ofrece comidas, home office y momentos de dispersión en compañía de otros. Hasta ahora, tres personas han elegido esta opción en el hotel.