Un informe de CREA, entidad integrada por empresarios agropecuarios, plantea que, desde abril, el precio de la carne vacuna se está retrasando fuertemente respecto a la inflación, en un escenario de altos niveles de faena y debilidad de la demanda. De acuerdo al Indec, el rubro carnes aumentó solo 0,9% mensual en noviembre y, en el año, acumula una suba de 57,6%, casi 30 puntos por debajo de la inflación general (85,3%).
El documento señala que la variación de los precios sorprendió a la baja en noviembre (4,9%), mostrando el menor registro desde febrero y ubicándose por debajo de las expectativas de mercado (6,1% mensual). Y suma que, en buena medida, el resultado fue influido por la evolución del precio de la carne vacuna.
“Si bien la dinámica inflacionaria depende en el largo plazo de la configuración de la política macroeconómica en general, y monetaria en particular, el comportamiento del mercado ganadero favoreció una cierta moderación de la inflación que, de todas formas, continúa elevada y es todavía prematuro afirmar que haya empezado a bajar consistentemente”, sostienen.
Caída de la actividad económica
El informe macroeconómico detalla que, luego de un período de recuperación postpandemia, y en el marco de políticas fiscales y monetarias expansivas que fueron acumulando costos hacia el futuro, la actividad económica parece haberse enfriado en el cierre de 2022. En el anteúltimo bimestre, tuvo una caída del 0,5% frente al bimestre anterior, que contaba con un alza del 1,1%.
En octubre, la industria y la construcción sufrieron retrocesos del -1,1% y -3,5% mensual, respectivamente. De igual forma, la capacidad instalada (-1,1% m/m en octubre) también mostró un retroceso y anticipa que la baja de la actividad podría extenderse en los últimos dos meses del año. En ese sentido, el Fondo Monetario (FMI) recortó las proyecciones sobre el PBI argentino para 2023, de un 3% a un 2%.
En parte, el cambio en la actividad puede responder a la modificación de la política económica oficial: la tasa de interés de referencia y el ritmo de devaluación diario vienen aumentando desde finales de 2021 y mantuvieron la tendencia durante 2022. A la par, también se fue reduciendo la emisión por las vías convencionales y pasó a verse ligada a medidas particulares como el “dólar soja” y a la administración de pasivos en pesos del Tesoro y el BCRA.
Tasas y dólar por encima de la inflación
Tanto la tasa de interés como la variación del dólar, continúa el análisis, estuvieron por encima de la inflación de noviembre. Sin embargo, si bien estos efectos son positivos a la hora de normalizar la macroeconomía, repercuten con costos en la actividad. El aumento de tasas permite al gobierno retirar pesos de circulación, pero encarece el crédito, herramienta fundamental para la inversión.
Actualmente, la tasa de referencia Badlar se ubica en el 95,1% (TEA), con un rendimiento mensual alcanza el 5,7%. No obstante, al margen de la dinámica mirando la inflación pasada, el efecto también se da por los valores nominalmente altos, que aumentan el riesgo y la incertidumbre a la hora de afrontar los pagos hacia adelante.
Por otro lado, el dólar también frenó la fuerte tendencia a la apreciación que se venía observando desde inicios de 2021, encareciendo los insumos importados que estén atados al dólar oficial. En paralelo, el Gobierno viene profundizando las restricciones a las importaciones, que descendieron -5,3%, a U$S 5.750 millones en el mes de noviembre. Ambos efectos dan por resultado el encarecimiento, o la falta, de los insumos provenientes del exterior que la economía local requiere para producir.
Aumento de la carne
En síntesis, concluye el informe de CREA, dadas las múltiples restricciones que enfrenta la política económica, es difícil lograr una armonía entre los múltiples objetivos a alcanzar. En los últimos meses, el cambio de orientación apunta a la normalización de ciertas variables y a lograr una mayor estabilidad económica. Sin embargo, las medidas adoptadas parecen haber comenzado a tener costos en términos del nivel de actividad.
Para lograr una baja consistente de la inflación, más allá de que la carne pueda oficiar como “ancla” en el corto plazo, el Gobierno deberá mantener la disciplina fiscal y monetaria de cara a un año electoral. En ese sentido, los precios de la carne típicamente se mueven de forma cíclica y es esperable que repunten en el futuro. Adicionalmente, existen otros riesgos importantes como, la gestión de los pasivos en pesos o la sequía, que nos llevan a ser cautos respecto a la evolución de la inflación pese a la cierta mejora observada en noviembre.