El ministro de Economía, Martín Guzmán, admitió este lunes en la Cámara de Diputados que tuvo un error de cálculo para este año sobre el impacto que iba a tener la emisión monetaria en la inflación, que se aceleró fuertemente, y se comprometió a no repetirlo para el año 2022.
Guzmán dijo que demanda de dinero no fue como él y el resto del Gobierno habían previsto en la ley de Presupuesto 2021, por lo que eso -en parte- terminó incrementando la inflación desde el 36,1% anual de 2020 al 52% anual registrado en lo que va de este año.
El funcionario nacional se presentó este lunes ante la Comisión de Presupuesto y Hacienda de la Cámara baja, donde también se comprometió a no incrementar la base monetaria este año en términos reales para así descomprimir la inflación.
“El problema principal que se ha enfrentado en el 2021 ha sido la dinámica inflacionaria. Y es un objetivo central de la política central atacar este problema inflacionario”, dijo el funcionario nacional ante la Cámara de Diputados.
Al explicar las causas que motivaron la fuerte aceleración inflacionaria, el ministro dijo que primero hubo una suba de los precios internacionales que ha sido “significativamente superior a lo que se incluyó como supuesto en el proyecto de ley 2021″.
Según Guzmán, en el contexto de pandemia han cambiado los patrones de demanda y hubo un aumento, una presión, sobre los precios de los commodities, principalmente sobre los alimentos como los que produce la Argentina.
En paralelo, admitió que el Gobierno había asumido que la base monetaria iba a crecer 1 punto del Producto Interno Bruto (PIB) entre el 2020 y el 2021, acompañado esto por un fortalecimiento de la demanda de activos en pesos y en particular de la moneda, pero “eso no se registró”.
“Eso no se registró y al no registrarse eso hubo también una presión adicional por factores monetarios sobre la evolución de la nominalidad. Y esto es también un objetivo a atacar para contribuir a un proceso sostenido de la reducción inflacionaria”, afirmó.
Por otro lado, expresó que la “construcción de condiciones de certidumbre” es un factor necesario para que esta evolución de la nominalidad pueda ir en la dirección que el Gobierno quiere para el escenario macroeconómico 2022.
En ese sentido, también dijo que el Gobierno insistirá con su idea sobre la coordinación de precios y salarios para mejorar las expectativas, algo que intentó en 2021 sin éxito para el movimiento de la inflación.
Guzmán agregó que por estos motivos, en el Presupuesto 2022 el Gobierno asumió “hipótesis diferentes en algún sentido para la nominalidad” respecto de lo que había plasmado en el proyecto de ley del Presupuesto de este año.
“Como para el 2021 supusimos un aumento de la demanda de dinero y no ocurrió, para el 2022 lo que supusimos es estabilidad. Esta vez no se supone un crecimiento de la base monetaria. Consideramos esto una hipótesis conservadora”, dijo Guzmán.
Ese esquema también supone que está la posibilidad de avanzar a partir del 7 de enero en un acuerdo de precios con el sector privado. “Este ha sido un elemento que fue parte de las negociaciones con el FMI en la construcción de un Programa Plurianual que nos permita refinanciar la deuda en 2022, 2023 y 2024″, dijo Guzmán.
En ese sentido, dijo que las políticas de acuerdos de precios y salarios “son un elemento necesario para que se pueda lograr una coordinación de las expectativas que permita reducir la persistencia en el proceso inflacionario y el rol que las expectativas juegan para el proceso inflacionario”.
Junto a ello, lo que hay es un marco macroeconómico, sobre la base del entendimiento de que la inflación es un problema que tiene múltiples causas, según el funcionario.
“Hay que atacar todas las causas para poder ir reduciendo la inflación: hay que generar mayor capacidad de generación de divisas; mejorar el perfil de financiamiento de los déficits fiscales al mismo tiempo que se va reduciendo el déficit del sector público”, agregó el ministro.
Por eso, se apunta a un déficit primario del 3,3% del PIB para 2022 y un rojo financiero del 4,9% del PIB.
Eso se financiará con Adelantos Transitorios del Banco Central al Tesoro por 1,8% del PIB; 1,1% del PIB de organismos internacionales; y 2% del PIB a través de la emisión y renovación de deuda en el mercado de capitales.