El viceministro de Economía, Gabriel Rubinstein, y el jefe de asesores, Leonardo Madcur, viajarán a Estados Unidos para cerrar la cuarta revisión trimestral del Acuerdo de Facilidades Extendidas con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El objetivo de los funcionarios es conseguir el visto bueno para recibir un nuevo desembolso de US$ 5.400 millones por parte del organismo. Además, los emisarios de Hacienda pondrán en la mesa de discusión con el FMI la acumulación de reservas y la meta de déficit fiscal.
También viajarán Lisandro Cleri, director del Banco Central,y Raúl Rigo, secretario de Hacienda.
Según lo detalló Infobae, la prioridad de la delegación argentina es asegurar el desembolso de los USD 5.400 millones, indispensables para hacer frente al cumplimiento de los compromisos con el propio organismo. Esos fondos dependen de la aprobación por parte del organismo de las metas del último trimestre del año pasado, que Economía considera sobrecumplidas.
Previo al viaje, el equipo de Sergio Massa mantuvo una reunión para preparar la argumentación del Gobierno argentino ante el organismo. Esencialmente, tanto en el plano fiscal como monetario, los números previstos en el acuerdo para 2023 son más que desafiantes, en un contexto de una economía en plena desaceleración y con un calendario electoral por delante, detalló el mismo portal.
Para este año, la meta de déficit primario es del 1,9%, un objetivo complejo de alcanzar con un volumen de recursos que siente el impacto del enfriamiento económico. Más exigente aún es la meta de acumulación de reservas, que implica que para fines del mes próximo, el Banco Central debería contar con unos USD 7.700 millones de reservas netas.
Para abordar ambas cuestiones y conseguir una flexibilización en las metas del primer semestre, los emisarios de Economía recurrirán a los efectos de la sequía en todas las cuentas públicas.
La sequía ya formaba parte de las preocupaciones compartidas con el staff técnico del FMI desde fines de 2022, cuando se preveía un impacto climático grave. Incluso, los mismos técnicos del organismo hicieron una mención al respecto en su último informe aprobado por el directorio.
“La intensificación de la sequía en curso podría reducir las exportaciones agrícolas y las entradas de divisas, avivando la inflación y poniendo en peligro los objetivos del programa. Los riesgos de implementación del programa siguen siendo elevados dada la muy compleja situación económica, social y política interna”, advertía el FMI a fines de 2022.
Ese planteo será el que desarrollarán ahora Rubinstein y Madcur para evitar el camino de un waiver, ante el casi seguro desvío respecto de las metas, sobre todo de reservas. Sin embargo, todo indica que la negociación será más que dura.
En tanto, el FMI anticipó la necesidad de un “endurecimiento de las políticas” para adaptarlas al nuevo escenario y que advirtió su rechazo a las medidas de excepción como el “dólar soja”, que el mercado descuenta para mayo.