Los últimos números difundidos por Instituto Nacional de Vitivinicultura han ratificado que este 2020 continúa siendo un gran año para el consumo interno del vino en Argentina. En octubre, el INV registró un incremento en los despachos de vino al mercado interno que superaron en 1,3% a igual mes de 2019. Así, el acumulado de los diez meses creció el 7,7%. Pero el sol no sale para todos en la viña del vino argentino. Mientras los indicadores de los tintos, blancos y varietales siguen siendo muy positivos, el escenario es totalmente distinto en los espumantes.
Retrotrayéndose a las estadísticas de setiembre, la comercialización en el mercado interno indica una variación negativa del 11,4% para los vinos espumosos, respecto del mismo período de 2019. Es una diferencia bastante importante comparada con el 7,4% que creció en ese mismo mes el vino color y el 14,1% del vino blanco. Si esto se traduce en litros de vino, significa que los argentinos consumimos 384.500 litros menos de espumantes que el año pasado.
Centrándonos en los primeros nueve meses del año, de enero a setiembre de 2020 la caída de los espumosos fue de 12,4%. En volumen, se pasó de 17.660.900 a 15.478.100 litros, lo que significa 2.182.800 litros de espumosos menos que tomamos los argentinos en este período.
Una caída que se ha sentido
Eduardo Sancho, presidente de Fecovita, indicó que el espumante tiene un mercado interesante y opinó que la baja de este año es coyuntural. “La categoría del espumante se está generalizando. Ya no está limitado al típico champagne y está apareciendo un espumante tranquilo que gana mercado”, sostuvo.
Al hablar de los motivos que llevaron a esta situación es difícil hablar de una única causa. Sancho lo atribuye principalmente al precio del producto y el consumo relacionado con actividades que han estado varios meses frenadas por la pandemia. “Los momentos de consumo que ha propiciado el aislamiento aumentaron las posibilidades del vino pero bajaron las de los espumantes”, sostuvo.
En ese sentido coincidió Constanza Gaitieri, enóloga del vino espumante Malpensado: “Por más que al espumante lo queramos separar de los festejos, sigue relacionado a eso y un poco por el estilo de vida que se ha dado este año la gente no ha tenido mucho ánimo para festejar”, declaró.
“Si en tiempos de pandemia se hubieran mantenido los niveles de consumo, eso podría haber sido un indicio de un cambio de hábito, pero tenemos que seguir trabajando para que el consumo del espumante salga solamente de los festejos”, añadió Gaitieri.
Eduardo Aregall, dueño de Bodega y viñedos Pumalek, coincidió en que este año no ha sido bueno el nivel de venta de espumantes, como sí se ha dado en los vinos tranquilos. En su caso, las ventas se centran en el mercado interno, con un stock de entre 20 mil y 30 mil botellas anuales de toda la gama, de los cuales la mitad corresponden a los espumantes.
“Todavía no hay un marcado repunte. Hemos tenido pedidos de espumantes pero no se compara con otros fines de año. Por lo general, antes de fin de año agotamos el stock de los espumantes de la cosecha anterior. Este año no se está dando y no vemos que lleguemos a vender todo lo que nos queda. Tenemos la nueva cosecha pero todavía no la estamos vendiendo”, detalló Aregall.
La excepción a la regla puede ser el caso de Viña Las Perdices. Pablo Silvestre, director comercial, explicó que en su caso experimentaron un crecimiento en el mercado interno de un 15% y del 150% en el externo, algo que calificó como inesperado en las proyecciones del inicio de la pandemia. “En Chile, nuestro tercer mercado de exportación, el 80% de los productos son espumantes. Vendemos casi lo mismo ahí que en el mercado interno”, detalló.
La clave para mantener las ventas de las 420.000 botellas de espumantes que elaboran al año ha sido para Silvestre la diversificación, lo que les permitió llegar a distintos segmentos de precios y distintos paladares para no perder el share que tenían.
“Creemos que el producto va a seguir demandando, por eso sacamos una nueva línea al mercado. La gente joven debe tener acceso a un producto que es considerado caro y poder probar buena calidad”, opinó.
Un caso similar ha sido el de Moët Hennessy Argentina, grupo al que pertenece Chandon, que luego de un crecimiento en el comienzo del año, en abril enfrentaron una reducción en las ventas. Sin embargo, su director general, Gustavo Perosio, aseguró que cierran un año mucho mejor de lo esperado.
“En nuestro caso la caída no fue tan abrupta ya que el canal off trade creció recuperando gran parte de lo perdido en el on trade, que al haber estado cerrado gran parte del año nos ha quitado muchas ocasiones de consumo para los espumosos”, declaró Perosio.
Perspectivas y soluciones
Para el presidente de Fecovita, la clave de la recuperación luego de esta caída va a estar en el rango de precios que ofrezcan a los consumidores. “Tenemos que hacer productos buenos pero más accesibles. Por otro lado, tenemos que lograr que se pierda el miedo de que el espumante es caro; se tiene que poder tomar en cualquier momento”, argumentó Sancho.
“En la medida que sepamos llegar a un mercado de precios medios, el espumante tiene muchas posibilidades de crecimiento. Yo espero un crecimiento hacia al futuro, independientemente de lo que pasó este año”, vaticinó con optimismo.
Por su parte, Pablo Silvestre consideró que el escenario a futuro es muy incierto. “Es muy difícil volver a ser lo que éramos y muchos están estimando que recuperar el consumo de los espumantes puede llevar dos o tres años, cuando volvería a la normalidad”, expresó.
Respecto del corto plazo, manifestó: “Creo que se puede llegar a revertir en estos dos últimos meses del año. Sin hablar de cifras demasiado positivas, debería haber un repunte, porque ya los restaurantes están abriendo”.
Gustavo Perosio compartió el optimismo y atribuyó el contexto de los espumantes a una situación que nadie pudo prever. “Este año fue un obstáculo más que logramos sortear y desde Moët Hennessy Argentina trabajamos desde hace 60 años siempre pensando en el largo plazo más allá del contexto. El 2021 va a ser un año muy importante para la compañía ya que tendremos grandes novedades con nuestras marcas locales. Luego de este año atravesado por el covid-19 tenemos expectativas de sostener el crecimiento que veníamos teniendo en nuestras marcas”, consideró el representante del grupo.
Un jugador diferente
La llegada de Quilmes a la industria del vino ya ha dado bastante que hablar en tan sólo un año. Hace algunas semanas, Dante Robino, la bodega de la cervecera en Mendoza, anunció que saldrá al mercado de los espumantes con su vino “2020 LPQTP” y desacomodó todos los esquemas de la industria.
La publicidad de este espumante, que aún no está a la venta, se convirtió en todo un suceso en las redes y las preventas del producto ya están agotadas. Nicolás Bruno, gerente general de Dante Rubino, mencionó que en principio saldrán con 300 mil botellas, pero los pedidos en los puntos de venta, distribuidores y Craftsociety, ya anticipan que “se quedan cortos” con esos números.
“Tenemos mucho que aprender de esta industria. Es cierto que la industria tiene ese código comunicacional más centrado en el vino, en el producto y la sofisticación pero nosotros ponemos el ojo en el consumidor. Tratamos de entender qué es relevante para los distintos tipos de consumidores. El 2020 LPQTP apunta a un sentimiento que tenemos todos y lo importante es esa celebración. Esto es algo que en la compañía nos desvela, que es entender qué está pasando y poder llevar mensajes relevantes. ¡Ojo! Pero todo esto lo tenés que acompañar con un buen producto, porque es clave que el vino les guste”, aseguró Bruno en una entrevista que brindó anteriormente a Los Andes.