Pese a los esfuerzos del Gobierno nacional por enviar señales de calma al mercado financiero, el dólar mantuvo su derrotero alcista y el “blue” cerró la semana consolidándose por encima de los $305, mientras que las variantes bursátiles acumularon subas entre 5 y 7%.
La divisa informal arrancó la semana con un frenético avance que lo llevó a una pico cotización de $311 el martes, $18 por encima del cierre del viernes 11 de noviembre. Al parecer ese fue el tope que se animó a convalidar el mercado y desde ese momento se pasó a un período de calma y retroceso. Así, culminó la rueda de ayer en $306 para la punta vendedora. La devaluación semanal fue de 4,4%.
En tanto, las cotizaciones bursátiles reflejaron la misma tendencia pero con diferente intensidad.
El contado con liquidación registró una variación semanal de 7% y completó la semana en $332,24, $28,56 por debajo del pico de $360,8 que se registró el 28 de julio.
Por su parte, el dólar MEP tuvo un avance semanal de 4,6% hasta llegar a $313,58, a $15,71 del máximo de $329,29 que se produjo el 29 de julio.
Estos avances de las opciones financieras hirieron la operación de carry trade a la que muchos inversores habían adherido ante la calma que venía expresando la divisa en los últimos tres meses y frente a tasa de 75% para plazos fijos que significan una tasa efectiva mensual del orden de 6,2%.
Por su parte, el Banco Central terminó la semana con ventas por US$180 millones. Entre lunes y martes cedió US$148 millones, para el miércoles romper trece jornadas consecutivas en rojo adquiriendo $5,5 millones. Repitió el saldo favorable el jueves con compras por $3 millones, pero en la jornada de ayer otra vez tuvo un resultado negativo por US$50 millones.
Desde el 1° de noviembre las ventas del Banco Central totalizan US$950 millones.
Esta continua salida de divisas mantiene en alerta al gabinete económico.
Durante la gira presidencial, el ministro de Economía, Sergio Massa, anunció que se había ampliado el swap con China en US$5.000 millones y que podría utilizarse para intervenir en el mercado de cambio.
Pero la falta de definiciones sobre la letra chica de un acuerdo que ya había sido anunciado en marzo y no se cumplió no hizo más que acrecentar la incertidumbre.
La nominación de “swap” que se le dio al acuerdo se contrapone con la condición de “libre disponibilidad” asignada por los dichos oficiales.
Licitación con resultado ajustado
El viernes la Secretaría de Finanzas llevó adelante una nueva licitación de deuda en pesos que le deparó un resultado muy ajustado, ante las necesidades de captar fondos para financiar al Tesoro.
La operación ofreció tres títulos para hacer frente a vencimientos por $162.091 millones y se obtuvieron $165.866 millones, dejando un menguado sobrante de $3.775 millones. De esta forma, el financiamiento neto del mes (necesidades de renovación versus recursos obtenidos) llegó a $33.500 millones.
“Al Tesoro no le alcanza con refinanciar los pagos, sino que debe buscar financiamiento adicional para cerrar el programa financiero de 2022 en un momento de gran debilidad del mercado local. Sin dudas, esta licitación complica aún más el panorama”, sostuvo Pedro Siaba Serrate de PPI Finanzas.
El menú ofrecido estuvo conformado por tres títulos nuevos. Se emitió una LEDE con vencimiento 31 de marzo de 2023, un BONTE con vencimiento 23 de noviembre de 2027 y una LELITE con vencimiento el 16 de diciembre de 2022, en este caso destinada exclusivamente para fondos comunes de inversión (FCI).
Se recibieron 620 ofertas por un valor nominal de $175.941 millones, adjudicándose un valor nominal de $172.206 millones que representa un valor efectivo de $165.866 millones.
“El 74% de lo capturado fue mediante el nuevo BONTE27 (TB27)”, añadió el especialista.
Esta operación tendrá una “segunda vuelta” el próximo martes 23 de noviembre
Menos de una semana después, el lunes 28, será el próximo test del Gobierno nacional ante el mercado financiero cuando el Tesoro deba afrontar un vencimiento de $258.480 millones.
La dificultad cuadra en que para esta subasta “prácticamente la totalidad de los pagos se encuentra en manos del sector privado”, subrayó Siaba Serrate.
Los límites que impone el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) de asistencia del Banco Central al Tesoro es uno de los puntos que tensiona las operaciones de deuda que realiza regularmente y con fechas ya previstas el Ministerio de Economía.
De allí se desprende el origen de algunas declaraciones públicas realizadas por el presidente, Alberto Fernández, y el jefe del Palacio de Hacienda, Sergio Massa, luego de su reunión con la titular del FMI, Kristalina Georgieva, durante la cumbre del G20 en Bali, Indonesia.
El Gobierno procura que el organismo reconozca que el impacto de la guerra le costó al país US$5.000 millones adicionales y en consecuencia pretende que se contemple alguna dispensa o una imputación diferente de algunos parámetros para poder cumplir con lo firmado, que incluiría cómo se financia el déficit.