Dejar tu casa, la familia, los amigos y todo lo que uno puede llegar a tener en el país no es una decisión sencilla, pero cada día son más los argentinos y mendocinos que decidieron abandonar las fronteras nacionales en búsqueda de mejores oportunidades económicas y laborales. Ya no se trata de casos aislados, sino de un patrón que se repite con mayor frecuencia.
Ejemplos sobran y seguro todos hemos escuchado sobre un vecino, un amigo, un familiar que decidió apostar por otra vida y emigró a Europa, Estados Unidos, Australia, solo por nombrar algunos destinos. Para conocer en primera persona este tipo de experiencias y saber cuánto dinero y qué trámites necesitan para dejar el país, Los Andes se puso en contacto con Pierina Gargantini (@pieri.gargantini) y Pablo Martín (@pablo.martin14), una joven pareja de 25 y 26 años, respectivamente, que en el mes de marzo dejó su vida en Mendoza para instalarse en Copenhague.
La decisión de emigrar la tomaron a mediados de 2021 y el primer paso fue elegir el destino. “Hicimos una investigación y Dinamarca era el país que cumplía con todos los requisitos de lo que andábamos buscando”, sostuvo Pierina, quien es licenciada en Psicología.
Una vez que ya tenían resuelto el destino, aunque con mucha incertidumbre, ya que aún no tenían ni oferta laborales ni lugar donde recidirían en la capital danesa, lo siguiente para ellos fue comprar los vuelos. Una de sus grandes ventajas al momento de tomar la decisión es que ellos ya contaban con la ciudadanía y el pasaporte italiano, lo que les facilitó el ingreso al Viejo Continente y le ahorró algo de burocracia que los ciudadanos argentinos no podrían evitar. “Nos habían dicho que lo ideal para traer por persona es tres mil dólares, por lo que desde que decidimos irnos comenzamos a ahorrar y vendimos todas nuestras cosas”, explicó la joven.
¿Cuánto gastaron en pasajes?
La búsqueda de pasajes comenzó con varios meses de anticipación y tuvieron la fortuna de poder sacarlo en cuotas y sin intereses, justo antes de que el Banco Central dispusiera que los vuelos al exterior solo ya no se podían financiar con tarjeta de crédito.
Por cuestiones de frecuencias y costos, en lugar de un vuelo directo desde Argentina a Copenhague, donde la pareja ya está instalada, el primer destino en Europa fue Madrid. El costo de este viaje fue de alrededor $144.000 para los dos, solo de ida. “Elegimos hacer Buenos Aires-Madrid porque es uno de los más baratos. Al tener mayor frecuencia, es más económico que a otras ciudades europeas. Si bien pagamos $144.000, los pasajes en sí salen $30.000 cada uno y el resto es lo que pagamos en Argentina en impuestos”, detalló Gargantini.
“Decidimos armar las escalas nosotros por una cuestión de que queríamos conocer un poco las ciudades por las que íbamos a pasar”, aseguró la joven oriunda de Rivadavia. Una vez que ya tenían los primeros vuelos confirmados, compraron los pasajes desde Mendoza a Buenos Aires donde se gastaron alrededor de $13.000 cada uno, aunque el costo fue sin el equipaje, solo con bolso de mano. “En las vacaciones aprovechamos y dejamos las valijas en Buenos Aires así nos podíamos ahorrar esa plata. Como los compramos con PreViaje, con el 50% que nos acreditaron contratamos la estadía para los días que nos quedamos ahí y comprar comida o hacer actividades turísticas”, sostuvo.
El último vuelo que sacaron fue el de Madrid a Copenhague, el cual tuvo un costo de 20 euros por cada uno, pero decidieron comprarlos directamente cuando ya estaban en la capital española, porque así no pagaban todas las tasas que se pagan desde Argentina. “Nos salía más barato viajar de un país a otro que entre Mendoza y Buenos Aires, porque el precio final nos incluía el traslado de las valijas, cosa que entre las provincias no salía mucho más caro”, destacó Gargantini.
Viajar en tiempos de covid
Aunque en la agenda de noticias y hasta en el día a día el covid parece cosa del pasado, Pierina y Pablo tuvieron que tener en cuenta todos los requerimientos y protocolos para poder pasar de un destino a otro sin problemas. “Fue un poco difícil porque la información de cada país la íbamos siguiendo a través de páginas que se actualizaban todos los días”, recordó la psicóloga.
“Desde Mendoza a Buenos Aires no nos pidieron absolutamente nada, ni cuando partimos ni cuando arribamos. En el vuelo a Madrid, cuando completamos el check in tuvimos que llenar una declaración jurada para salir de Argentina y para ingresar a España un QR de salud, pero lo pudimos hacer en el aeropuerto y nos demoró 20 minutos”, relató Pierina.
En cuanto a España, recordó: “En Barajas, al tener pasaporte italiano pasamos por una fila distinta y nos ahorramos un montón de tiempo. Allí nos pidieron el QR que completamos en Buenos Aires y el certificado de vacunación con tres dosis de alguna de las que están aprobadas por la Unión Europea”.
Una vez ya en Copenhague, la pandemia se convirtió en algo del pasado. “Nos bajamos del avión y de ahí salimos directo a la calle. En Dinamarca ya desde hace un tiempo ya no hay restricciones respecto a covid”.
La llegada a Europa
En cuanto a los gastos en el Viejo Continente, para el alojamiento eligieron un hostel ubicado en pleno centro de Madrid que les costó 22 euros por noche para ambos. En cuanto a las comidas, el desayuno lo podían comprar por 3,5 euros cada uno, en el almuerzo o la cena nunca gastaron más de 10 euros. Sobre el traslado dentro de la capital española, la joven mendocina elogió: “Fue siempre súper eficiente. Podés sacar una tarjeta por 20 euros y tenés un cierto número de viajes en metro, bus o trenes”.
“En Madrid nos encontramos con un montón de actividades para hacer, es una ciudad con mucha historia, cultura y arquitectura increíble y muchas de las actividades son gratis. Tres días en Madrid para dos personas, dándote algunos gustos, se puede hacer con 150 euros por persona”, dijo Pierina.
Ya no tanto en el rol de turistas, como residentes en Copenhague, el gasto diario en alimentación ronda las 100 coronas -la moneda local-, el equivalente aproximado a 15 euros (desayuno, almuerzo, media tarde y cena). Un dato no menor es que en Dinamarca pasaron solo dos días y la pareja tuvo su primera entrevista de trabajo.
En cuanto al transporte, por ser una ciudad más chica que otras en Europa, los traslados pueden hacerse, además del transporte público (entre 12 o 15 coronas el viaje), caminando o en bicicleta. En el último de los casos, el alquiler de una puede costar 130 coronas diarias o se puede llegar a comprar una por alrededor de 600 coronas.