Entre enero y octubre, se exportaron 337,5 millones de litros de vino, es decir, 88,8 millones de más con respecto al mismo período de 2019; lo que implica un incremento de 35,7%. El principal impulsor de esta suba fue las ventas de vino a granel, que muestran un crecimiento de 90,5%, aunque las de fraccionados también han tenido una variación de +6,1%.
El informe del Instituto Nacional de Vitivinicultura, con datos de comercialización de vinos y mostos en el mercado externo, muestra que, de enero a octubre de 2020, las exportaciones de fraccionados sin mención varietal crecieron un 24,7% en comparación con el mismo período de 2019, mientras que las de varietales aumentaron un 3,8% y las de espumosos cayeron un 11,8%.
Del total de litros de vino exportados, 171,3 millones (51%) corresponden a vinos fraccionados y el 49% restante (166,1 millones de litros), a vinos a granel. Con respecto a éstos últimos, las ventas al exterior de genéricos treparon un 84,8% y las de varietales, un 98,6%.
Estos números, destacan desde el organismo, ubican a la Argentina a la cabeza de los países que más aumentaron, en volumen, sus ventas internacionales durante 2020, tal como lo informó el director general de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV), en la presentación de las estimaciones preliminares de la producción mundial de vino para este año.
El gerente de ProMendoza, Mario Lazzaro, señaló que, cuando, en 2018, el dólar recuperó terreno frente a la inflación, se pudo volver a acceder a segmentos que se habían abandonado por el retraso cambiario a partir de 2012, con la implementación del cepo. Sin embargo, esta posibilidad de inserción recién se hace efectiva, porque los compradores trabajan con programas a mediano plazo, a partir de los 12 meses.
Así, los vinos argentinos pudieron ingresar nuevamente en el “entry level”, con precios de dos dólares la botella, y volver a ganar un espacio que habían perdido ante los vinos chilenos y españoles. Esto implica que el valor promedio de las exportaciones baja. Sin embargo, Lazzaro indicó que es positivo que se incremente el volumen enviado al exterior porque se observa que no sólo aumentó la cantidad de litros sino también la facturación.
En cuanto a los motivos que explican esto, detalló que, en octubre de 2019, Estados Unidos –el primer mercado para los vinos argentinos- le aplicó un arancel de 25% a los europeos, con lo que España, uno de los principales competidores en esa línea más accesible, se vio perjudicado. También mencionó que el vino a granel se instaló, al igual que el mosto, como un rubro de exportación. Y sobre las posibilidades de sostener este crecimiento en el futuro, Lazzaro planteó que es fundamental que no se produzca un retraso cambiario y que este factor es más determinando que la logística y los impuestos.
Ramiro Barrios, director del Área de Comercio Exterior de Bodegas de Argentina, explicó que las dinámicas que traccionan las exportaciones de vino a granel y las de embotellado son diferentes. Sobre las primeras, indicó que Argentina no es uno de los grandes jugadores internacionales pero que en los años en que la cosecha en el hemisferio norte es acotada y el tipo de cambio es alto, se puede posicionar de modo competitivo, con precios más bajos. Agregó que esto sucedió en 2020 y la industria pudo aprovecharlo, lo que permitió el ingreso de divisas y descomprimir el sobrestock, pero que el panorama es distinto para 2021, con caída del consumo en ciertos mercados y buenas cosechas en el norte.
En lo que al vino fraccionado se refiere, Barrios coincidió en que desde 2012 Argentina fue perdiendo segmentos de mercado, sobre todo los más competitivos (que se habían ganado entre 2003 y 2011), y las exportaciones se estancaron. Por eso, consideró auspicioso el crecimiento y planteó que, sin duda, el tipo de cambio ayuda, como también el aumento de los reintegros, ya que contribuyen a mejorar la competitividad.
Pese a eso, consideró que el contexto macro sigue siendo complicado para las bodegas, por la economía nacional, porque el tipo de cambio no es tan favorable y porque los principales competidores – Chile y los países europeos- cuentan con importantes presupuestos destinados a la promoción. Como contraparte, señaló que la pandemia encontró a la industria local más profesionalizada, con equipos técnicos que conocen mejor los mercados y consumidores que hace 20 años atrás.
José Bartolucci, presidente de la Cámara Argentina de Vinos a Granel, comentó que esperan cerrar 2020 con unos 180 millones de litros exportados, lo que implica un muy buen resultado. Asimismo, señaló que esto permitió sacar excedentes y ayudó a que se recuperaran los precios pagados al productor.
Aunque resaltó que fue un logro importante el aumento de los reintegros, manifestó que es fundamental reducir los costos logísticos, tanto para el vino –a granel y fraccionado- como para el mosto, lo que contribuiría a seguir ganando mercados. En esta línea, dijo que están enfocados en Asia y que es una buena noticia que China haya prohibido la importación de vinos de Australia y que Inglaterra vaya a aplicar aranceles a los europeos.
El objetivo, reiteró, es llegar a acaparar un 8 a 10% del mercado mundial de vinos a granel e indicó que estos números evidencian que es posible alcanzarlo. Pero sumó que también depende de la situación económica del país, de tener un tipo de cambio competitivo y de que se realicen acuerdos específicos para el sector. Y de otros factores, como la cosecha en el norte, que ha sido bastante buena en Estados Unidos, España, Italia y Francia este año.
Por su parte, Nicolás Vicchi, subgerente de la Asociación Cooperativas Vitivinícolas (Acovi), expresó que es alentador que los datos de exportaciones sigan siendo positivos, sobre todo si se tiene en cuenta que ya se están empezando a comparar meses con buena performance el año pasado. De ahí que, aunque el porcentaje de incremento sea menor, el volumen sigue siendo importante.
Vicchi destacó que el acumulado de aumento de ventas al exterior de vino fraccionado es el más alto de los últimos cinco años. Esto es muestra de que los vinos argentinos siguen siendo competitivos, aun cuando los precios pagados al productor se han ido recuperando y opinó que deben seguir en ese camino.