En lo que va de 2024, los aumentos para los trabajadores del sector privado fuera de convenio han ido acompañando la inflación. Incluso, la han superado por dos puntos, en el promedio de suba. Desde la consultora de capital humano Gestión anticipan que esta podría seguir siendo la tendencia durante el primer semestre y que, de volver a crecer la economía en los últimos seis meses de 2024, es probable que empiecen a ganar terreno.
Es que, si bien el dato de ir a la par de la suba de precios puede parecer muy positivo, se debe tener en cuenta que, en 2023, los sueldos del sector privado se ajustaron, en promedio, un 165%, mientras la inflación acumulada en el año fue de 211%. Esto implica 46 puntos de pérdida de poder adquisitivo, provocados por la aceleración de la inflación en diciembre, post devaluación.
Paula Pia Ariet, directora de Gestión Consultores, explicó que, en promedio, las empresas aumentaron los sueldos de los colaboradores fuera de convenio un 20% en enero y un 15% en febrero. Al ser acumulativo, esto implica que, en los dos primeros meses del año, alcanzaron un 38% de incremento, cuando, en el mismo período, el IPC tuvo una variación acumulada del 36,6%.
Sin embargo, advierte que esto no ha sucedido en todas las empresas. Es decir, si bien los ajustes promedio fueron de esos porcentajes, algunas aumentaron en enero y otras en febrero, pero no necesariamente los dos meses. De ahí que la consultora decidió encarar un estudio con la metodología “aging” (envejecimiento), que apunta a ver cuánto van quedando atrás -o no- los salarios.
Ariet detalló que, cuando los ajustes salariales son mensuales, utilizar el promedio sólo permite tener una referencia, pero para obtener datos más precisos es necesario ya no medir el mercado, sino cada empresa en particular. En total, están relevando los ajustes salariales en unas 175 organizaciones.
Como una primera observación de este proceso, han encontrado que la pérdida del salario frente a la inflación en 2024 no es tan importante como en 2023; lo que consideran una tendencia positiva. De todos modos, resaltó que se trata de los empleados fuera de convenio -que suelen ser jefes y posiciones superiores-, ya que los que están encuadrados en un gremio, en algunos casos aún no han tenido actualización.
Y si bien reconoció que es difícil estimar lo que pueda suceder en los próximos meses, Ariet consideró que, si la inflación sigue cayendo, podría llegar a crecer el salario en el segundo semestre, por encima del IPC (aunque también indicó que es un año en el que se espera una desaceleración fuerte de la suba de precios).
Previsiones
El relevamiento de otra consultora, Perfil Humano, evidencia el alto nivel de incertidumbre que manejan las empresas. En una consulta realizada el mes pasado a 95 empresas mendocinas, el 52,6% reconoció que no tiene definido qué aumento dará en 2024, ya que lo van analizado mes a mes.
En tanto, entre las grandes que ya lo han calculado, el 14% tiene previsto otorgar un incremento de entre 191 y 200% (se trata del porcentaje en el que hay más coincidencia); mientras las pymes que han establecido un porcentaje de suba salarial para este año, el 8% mencionó entre de 161 a 170%.
En cuanto a la frecuencia de esos incrementos, el 28% de las empresas grandes consultadas y el 33% de las pymes no lo han decidido, mientras el 28 y el 21%, respectivamente, estiman que aplicarán seis subas en 2024.
Asimismo, el 30% de las pymes y el 24% de las grandes se basan en el IPC a nivel nacional para ajustar los salarios de aquellos empleados que están fuera de convenio, mientras que el 36% de las pymes y el 31% de las de gran tamaño aplican el mismo porcentaje que se negocia con el gremio, en paritarias.
Salarios y masa salarial
Mientras el análisis de Gestión Consultores toma los salarios privados registrados de posiciones fuera de convenio, un informe del Ieral (Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana, de la Fundación Mediterránea) avizora que, en 2024, el PBI disminuirá un 3% y la masa salarial total estaría cayendo en un porcentaje mayor.
El economista Jorge Day explica que, desde una perspectiva individual, un indicador de la capacidad de pago es el salario. En cambio, el de una población es la masa salarial, que surge de la multiplicación de salario por el número de empleados (públicos y privados). Lo lógico es que ésta sea más grande mientras mayor sea el valor de la producción de bienes y servicios en un país. Es decir que, en general, la masa salarial -neta de inflación- debería seguir una dinámica similar a la del PBI.
En su documento “Navegando el golpe inflacionario y su impacto en los salarios; una mirada regional”, Day añade, que, en un contexto inflacionario, el ajuste se suele hacer vía salarios, que se rezagan con respecto a la inflación. Y destaca que el trabajo informal es el más perjudicado. Como muchos hogares no alcanzan a cubrir sus necesidades, añaden miembros de la familia al mercado laboral; generalmente el informal. Eso implica que las tasas de desempleo se mantienen bastante estables, crece el empleo no registrado y se produce una caída del salario real.
En cuanto a la masa salarial pública, en periodos de ajuste anteriores ha disminuido menos que la privada formal, en buena parte por los mayores recursos percibidos por coparticipación. Sin embargo, el economista duda de que esto suceda en 2024, porque todo indica que las transferencias discrecionales se reducirán a un mínimo y que la recaudación de impuestos provinciales va a seguir en baja.
Por otra parte, desde el Ieral insisten en que para crear más empleo y que los salarios aumenten es necesario que crezca la producción de bienes y servicios; es decir, incrementar la productividad, a partir de la innovación y la atracción de inversiones.