Actualmente en Latinoamérica hay 900 empresas de triple impacto certificadas, que en conjunto han facturado 63 billones de dólares. En Mendoza, trabajan 15 empresas registradas bajo el sistema de altos estándares de transparencia, responsabilidad social y mejora continua, que juntas en el último año realizaron operaciones por más de U$S 32 millones.
“El ecosistema de triple impacto en Mendoza es multisectorial, no sólo está formado por empresas, también hay una comunidad académica y de consultores muy importante. Incluso, existe una comunidad de consumidores que buscan llevar la coherencia de su mirada sostenible a sus actos de compra y gastos”, sostiene el economista Heraldo Lali Muñoz; especialista en comportamiento humano y negocios de triple impacto.
Para el coordinador del Sistema B en la Región Cuyo, el movimiento está creciendo significativamente, impulsado en un primer momento por aquellas empresas que buscan utilizar las fuerzas del mercado para dar una respuesta a los problemas sociales y también ambientales, pero además por aquellas que tomaron elementos de sistemas independientes.
“En Mendoza hay 15 empresas certificadas en el Sistema B, pero hay una comunidad de 40 empresas que también están generando practicas de triple impacto y propuestas de valor”, puntualizó Muñoz.
Propuestas de valor
Latinoamérica es la tercera región del mundo con la mayor cantidad de Empresas B Certificadas (en el mundo el movimiento alcanza las 4.886 compañías registradas), después de Norte América y Europa. En este contexto, hay 128 las empresas con esta certificación en Argentina y muchas más están en proceso de serlo.
Para conseguirlo se evalúan y analizan las cinco áreas más relevantes de una empresa: Gobernanza, Trabajadores, Clientes, Comunidad y Medio Ambiente, permitiendo una revisión detallada de cada una de ellas, con el fin de ayudar a identificar los posibles puntos de mejora y oportunidades para ser un agente de cambio a partir de la promoción de acciones responsabilidad social empresaria a largo plazo que creen un valor económico, social y ambiental.
El ecosistema local de las empresas B certificadas está formado por las bodegas Araujo, Domaine Bousquet, Dolium Bodega Subterránea, Lagarde S.A, Trivento y Penedo Borges. Las alimenticias y gastronómicas Aguas Danone Argentina (con operaciones en Mendoza), La Marchigiana (pronto se certificará el Grupo Broda), El Botellón y Bianco y Nero.
Proveedoras de servicios: Aconcagua Visión (empresa que ofrece excursiones al Aconcagua), Eco Cuyum (dedicada al reciclaje de neumáticos), Servicios Urbanos Mendoza Sociedad Anónima, Reciclarg, Quinto Impacto. Las de producción industrializada: Vivero San Nicolás y Energe.
Un negocio encadenado
Joaquín Barbera, de La Marchigiana, una de las empresas pioneras de nuestro medio en la realización de prácticas sostenibles, le contó a Los Andes que si bien las empresas B buscan un resultado económico, porque de lo contrario no son sostenibles, “también incorporan en su modelo de negocios el trabajo con la comunidad. Y si bien estas compañías son cada vez más valoradas por los clientes, hay otras firmas que también las buscan como proveedores”.
“Las regulaciones del mercado han provocado una crisis en la economía tradicional”, sostiene Heraldo Lali Muñoz. El economista agregó que cada vez son más empresas, sobre todo las lideradas por las nuevas generaciones, que buscan dar un giro a un modelo que ha quedado obsoleto.
Las empresas que trabajan bajo el sistema B intentan a través del triple impacto, de modelos de negocio innovadores, salir de la crisis del modelo modelo clásico migrando hacia una nueva forma de entender la economía, “amigable con el planeta y con el bienestar social. Eso no solo genera buenos clientes y sino que atrae talento”, explica Lali Muñoz.
Sobre los modelos de gestión y la tasa de crecimiento de las empresas B en Mendoza, Muñoz puntualizó: “Son muy pocas pero crecen a una tasa gigante y a grandes rasgos estamos casi duplicando el número de empresas certificadas y que se suman al movimiento de triple impacto año tras año”. El economista comentó que las empresas entienden que este modelo de gestión es una posibilidad de generar valor agregado y salir de la crisis que afronta la gestión de la economía y las finanzas tradicionales.
Si bien este modelo de negocio genera mayores erogaciones, hay formas de medición gratuitas (por medio de la inteligencia artificial), que ofrecen oportunidades de mejora de los estándares de triple impacto. “Esta práctica abre oportunidades de negocio, porque a diferencia de las empresas que se enfocan solo en la sustentabilidad, mejora la rentabilidad desde la sostenibilidad”, finalizó Lali Muñoz.
Un poco más allá
En marzo se celebró la campaña “Vamos más allá” (#WeGoBeyond) con el objetivo de conmemorar la huella que deja el movimiento de Empresas B, utilizando la fuerza de mercado para dar soluciones sociales y ambientales. “El modelo económico que genera ganancias para pocos a costa de muchos ya no es un camino posible”, había comentado Marina Arias, Directora del Sistema B Argentina.