El torrontés y el misterio de su origen en la Argentina

Se trata de una variedad que estuvo a punto de ganar un lugar emblemático entre los vinos blancos, como logró el Malbec entre los tintos, pero no consiguió instalarse del mismo modo.

El torrontés y el misterio de su origen en la Argentina
La variedad torrontés es la segunda con mayor superficie entre las blancas y Mendoza es la principal productora, pero su origen no se ha podido determinar con precisión.

Aunque el torrontés al que se le reconoce mayor calidad enológica en el país es el riojano, Mendoza es la provincia que concentra más hectáreas cultivadas con esta uva en el país, con un total de 3.600. Se trata de un varietal que se puede utilizar solo, pero que también es ideal para realizar cortes con otros, como chardonnay y sauvignon blanc. El origen de estos viñedos en el país aún resulta un misterio.

Un informe reciente del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) detalla que, en Argentina, se reconocen tres variedades de torrontés: riojano, sanjuanino y mendocino. La primera es una uva blanca aromática, que produce un vino seco con un distintivo sabor a moscatel; mientras a las otras dos se las considera de menor calidad enológica.

Sin embargo, pese a que se han realizado reiterados esfuerzos por tratar de asociar los cultivos locales con los europeos, no se ha podido llegar a una conclusión definitiva. Un estudio de ADN permitió determinar que las tres variedades nacionales son distintas. Los resultados indicaron, con un alto grado de probabilidad, que el torrontés riojano y el sanjuanino surgieron de un cruce entre muscat de Alejandría y criolla chica, y que el mendocino también podría provenir del muscat de Alejandría, pero no se pudo identificar al otro padre.

Producción

En 2022 el torrontés -de las tres variedades- alcanzó las 9.216 hectáreas cultivadas, lo que representa el 4,5% del total de vid del país. La superficie ha disminuido un 13,6% entre 2013 y el año pasado, pero con diferencias según la zona: en Mendoza cayó un 9,4% en el mismo periodo, en San Juan un 23,4% y en el resto del país un 10,1%.

La provincia tiene la mayor cantidad de hectáreas de este varietal del país, alcanzando en 2022 las 3.600 (39,1%), seguida por San Juan con 2.307 (25%), La Rioja con 1.872 (20,3%) y el resto con 1.438 (15,6%). El torrontés riojano participa con el 79% del total de esta variedad, el sanjuanino con el 15% y el mendocino con el 6%.

Otro dato que destaca el informe del INV es que la superficie del riojano en el país (7.291 hectáreas) la ubica en segundo lugar entre las variedades blancas más cultivadas para elaboración de vino.

En la provincia de Mendoza la mayor superficie de torrontés se encuentra en los departamentos de San Martín, con 925 hectáreas (25,7% del total provincial); Lavalle, con 708 (19,7%); y Rivadavia, con 591 (16,4%). Si bien en los últimos años se ha escuchado desde diversos sectores que las uvas blancas han desaparecido, Mauro Sosa, gerente del Centro de Viñateros y Bodegueros del Este, señaló que no entiende por qué se dice esto. Reconoció que un buen número de hectáreas dedicadas a varietales blancos se fueron a tintas cuando se produjo la reconversión, pero también indicó que los productores mantienen un equilibrio en su parque varietal, con un poco de tintas, blancas y criollas.

Sosa sumó que, en las últimas cosechas, que han resultado muy escasas, las variedades blancas han sido muy buscadas, sobre todo aquellas vinculadas a varietales, como chandonnay, sauvignon blanc, viognier, torrontés y Pedro Giménez. Por esto, aseveró que no han desaparecido.

Un emblema que no fue

Fabián Ruggeri, presidente de la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas (Acovi), resaltó que las mayores superficies de torrontés en el país están en Mendoza, pese a que el más reconocido es el de los Valles Calchaquíes, La Rioja, Catamarca y, por supuesto, el de Cafayate.

Contó que, en su momento, se empezó a popularizar como el vino blanco emblemático de Argentina, así como el malbec se convirtió en el tinto por excelencia; pero no logró establecerse en el mismo nivel. Este es el motivo por el que esta variedad ganó superficie en Mendoza.

Y, si bien se erradicó una parte, otra se mantuvo porque es un vino que se puede utilizar, además de como varietal, para realizar cortes, con muy buenos resultados, con chardonnay y sauvignon blanc. “Sigue siendo una variedad productiva y sigue siendo rentable”, señaló Ruggeri.

Comercialización

Según los datos del INV, en 2022 se comercializaron 164.443 hectolitros de vino varietal puro torrontés y 67.150 en corte con alguna otra variedad. Para tener una referencia, el total comercializado de vinos varietales en el país fue de 4.928.444 de hectolitros. Las ventas de vinos varietales con presencia de la variedad torrontés representan el 4,7% de ese total. La tendencia indica que la comercialización total de vinos varietales con torrontés ha crecido desde el 2013 un 14,5%.

En el año 2022, el 31% de los vinos varietales elaborados con torrontés se exportó y el 69% se comercializó en el mercado interno. En los últimos 10 años, las ventas en el país aumentaron un 41,2%, mientras que las exportaciones disminuyeron un 19,6% en el mismo período.

El corte más vendido en el país es torrontés riojano-Pedro Giménez, que concentra el 46,2% del total de los cortes de este varietal en el mercado doméstico. En cambio, el 79,8% del volumen y el 64% del valor FOB total de los cortes exportados de esta variedad corresponde a torrontés riojano-chardonnay.

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