Integrantes de la Corporación Vitivinícola Argentina (Coviar) se reunieron hoy con el gobernador Rodolfo Suárez para discutir la necesidad de llegar a un proyecto de consenso, que pueda ofrecer una alternativa al de tolerancia cero al alcohol, que se está analizando en la Cámara de Diputados de Nación y que, entienden, podría aprobarse pronto. Entre otros puntos, desde el sector proponen que se mantenga el límite actual de 0,5 y que sólo se reduzca a 0 para los principiantes y jóvenes.
José Zuccardi, presidente de la Coviar, resaltó que son muy pocos los accidentes graves que se producen cuando el conductor tiene hasta 0,5 gramos de alcohol en sangre y que reducir el límite a 0 tendría varias consecuencias negativas. Y más allá de la industria, que podría sufrir por una disminución del consumo y porque los enólogos no podrían ir a trabajar en sus propios vehículos, señaló que también afectaría la salud de la población, ya que cuando se deja de tomar vino en la mesa familiar, se reemplaza por bebidas edulcoradas, que favorecen la obesidad y la diabetes.
Por su parte, Beatriz Barbera, presidente de la Asociación Empresaria Hotelero Gastronómica y Afines de Mendoza (Aegha), habló sobre el impacto que la aprobación del proyecto que hoy toma fuerza en el Congreso tendría no sólo sobre el enoturismo sino la gastronomía. Es que el vino es parte esencial de la cultura y la alimentación de los argentinos, y fijar un límite de cero sería un obstáculo para la experiencia del maridaje de esta bebida con otros productos típicos de la identidad gastronómica mendocina, como el chivo, el aceite de oliva, ciertas frutas y verduras.
Desde el sector vitivínicola apuntan que países que tienen las menores tasas de accidentes cada 100 mil habitantes también tienen un límite de 0,5 e incluso 0,8. Pero destacan que, al pasar de ese tope, se considera un delito y quienes lo transgreden pueden terminar detenidos y verse imposibilitados de manejar por un buen tiempo.
En este sentido, consideran que, con la modificación, se estaría “castigando” a quienes hoy beben vino con moderación y no se estarían evitando los accidentes. Esto, porque lo que faltan son controles; además de educación y concientización. Fabián Pons, presidente del Observatorio Vial Latinoamericano, quien se conectó por videollamada a la conferencia de prensa que brindaron autoridades de la Coviar, detalló que Argentina realiza anualmente controles que equivalen al 0,7% de la población -y la mayoría se concentra en la Ciudad de Buenos Aires-, mientras que en Europa el promedio es del 20%.
Por otra parte, el experto en seguridad vial indicó que se necesitaría tener una mayor cantidad de alcoholímetros, personal capacitado para utilizarlos y calibrar los equipos cada seis meses. De hecho, comentó que recientemente han dado valores de 0,2 personas que no habían tomado nada, porque son errores típicos y que, por eso, se debe fijar un límite por encima de 0.
El presidente de Acovi (Asociación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas), Eduardo Sancho, planteó que no se trata de bajar el máximo permitido, sino de aumentar las penas para quienes superan el tope ya existente. De hecho, el único proyecto de ley en Diputados, que propone esta modificación (la suba de las multas), no ha tenido la misma adhesión que el de tolerancia cero.
Y Nicolás Vicchi, subgerente de Acovi, resaltó que la mayor parte de los accidentes involucran a jóvenes entre 18 y 25 años, y que se vinculan a la industria de la noche, que no está siendo tomada en cuenta lo suficiente, por lo que aún hay herramientas para aplicar si se apunta a disminuir la cantidad de siniestros viales.
Hace dos años que desde Coviar se ha aportado diferentes datos a los legisladores nacionales mendocinos para que puedan fundamentar un proyecto que tenga suficiente fuerza para poder “ganarle” al de tolerancia cero. Entre otros puntos, consideran que una alternativa sería que sí se fije que los jóvenes, de hasta 21 o 25 años, no pueden conducir si han bebido alcohol, ya que esta franja etárea es la que concentra un mayor número de accidentes graves en los que la ingesta de bebidas alcohólicas ha sido determinante.
También proponen que se eliminen los impuestos de importación a los alcoholímetros, de manera que los privados -bodegas, restaurantes, bares- puedan contar con estos equipos para que los clientes tengan la posibilidad de medir el alcohol en sangre y tomar decisiones en función del resultado.
Sergio Villanueva, director ejecutivo de la Unión Vitivinícola Argentina, señaló que les presentaron un borrador de consenso a diversos legisladores provinciales, para promover que alguno presentara un proyecto de ley que pueda ofrecer una alternativa al de la tolerancia cero; que cuenta con el aval de la Agencia Nacional de Seguridad Vial, aunque aún no tiene el dictamen favorable en la comisión de Transporte de Diputados.
De ahí que desde las diversas entidades manifiestan su preocupación por que ninguno haya tomado el pedido, ya que consideran que están subestimando el impacto que podría tener la aprobación del actual. Se espera que el diputado sanjuanino José Luis Gioja presente uno en los próximos días, que estaría en línea con lo que ellos plantean, pero consideran que se necesita un amplio consenso para impulsar propuestas alternativas a la oficial.