Pasaron cerca de 20 años desde la última vez que una moneda de 25 centavos fue suficiente para comprar una tortita mendocina. Se trata de una comida tradicional para la provincia, la receta no ha cambiado en dos décadas, pero sí su precio, y los $30 o más que hoy se necesitan para adquirir una en las panaderías locales son el reflejo de la inflación creciente.
Sin necesidad de vajar tanto en el tiempo, en 2019 la docena de tortitas costaba $115, la de facturas $160 y el pan por 12 o 20 piezas, $86; y tras el último aumento (anunciado en marzo pasado), la docena de tortitas pasó a costar $380. En tanto que las facturas comunes pasaron a costar $560 y a $260 el kilo de pan mignon (precios sugeridos para las panaderías de Mendoza).
La harina subsidiada no llega
Cristian Di Betta, presidente de la Cámara de Empresarios Panaderos de Mendoza (CEPA), señaló que los costos no paran de subir, y desde la entidad que dirige trabajan para trasladar los incrementos a los clientes de manera en que se puedan pagar, pero la aceleración de la inflación provoca desbalances constantemente.
“Recién terminamos una reunión de paritarias con el Ministerio y con el Sindicato, entendemos que los salarios tienen que subir, pero es un costo más que se suma a la cantidad de aumentos que hemos tenido. Como si fuera poco, no recibimos la harina subsidiada que iba a llegar el 15 de abril, por el contrario la harina sigue subiendo”, relató Di Betta.
La bolsa de harina está en $2050 o $2090, siempre que se compre al por mayor, y aun así, se trata de un producto escaso para el que no se cumplen con las entregas. “Encargué 200 bolsas y me trajeron 94, y esto le pasa a todos los panaderos de la Argentina, y los precios son todavía más altos para los que compran en menores cantidades”, agregó.
Asimismo, una caja de grasa bovina cuesta $5.000 (protagonista del característico sabor de las tortitas mendocinas); una caja de margarina desde $6.500 a $7.500 dependiendo de la marca.
Todo esto hace que al panadero se le complique mucho manejar precios bajos al consumidor; y hay que contar otro factor, y es el de la informalidad, quienes venden panificados sin estar debidamente registrados, salen a competir con precios imposibles para quienes cumplen con todas las reglas y medidas sanitarias que se exigen a los establecimientos habilitados. “No se puede competir con alguien que vende una tortita a $15 en la calle”, reflexionó Di Betta.
Las tortitas, “nuestro índice Big Mac”
El Índice Big Mac es un índice publicado por la revista The Economist, que permite comparar el poder adquisitivo de distintos países donde se vende la hamburguesa Big Mac de McDonald’s. Este producto se eligió porque tiene la misma receta en todos los países.
Asimismo, con el paso de los años, la receta de la tortita no ha cambiado, no solo por tratarse de un clásico, sino porque, en Mendoza la mayoría de las panaderías bien establecidas son negocios familiares, en donde esas tradiciones se pasan de generación en generación, manteniendo el sabor al que los clientes están acostumbrados.
Pero esto sucede en general con la mayoría de los “básicos” de las panaderías, como el pan, las facturas comunes, y las pastas frescas. “En el año 2002 vendíamos discos de empanadas en $0,79, y de pascualinas en $0,95″, para recordar un poco cómo han ido cambiando los precios, cerró Di Betta.