El jueves pasado, el ministro de Economía, Sergio Massa, confirmó la entrada en vigencia del dólar agro. Lo hizo mientras estaba en Washington, reunida con la primera subdirectora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Gita Gopinath. Este tipo de cambio diferencial tendrá una duración de 30 días para la soja y de 90 días para las economías regionales, incluida la vitivinicultura.
La medida había sido anunciada -nuevamente, después de que no llegara a concretarse en noviembre del año pasado- por Massa, cuando estuvo en la provincia para la Fiesta Nacional de la Vendimia. En ese marco, aseguró que se iba a implementar desde el 1 de abril y que se iban a organizar reuniones con referentes del sector vitivinícola para conocer las necesidades del sector. Todo parecía indicar que este tipo de cambio iba a tener una vigencia de 120 días, para favorecer las exportaciones de vino y otros productos de la industria.
Luego de que el ministro confirmara la implementación durante su viaje, se esperaba que entrara en vigencia hoy, pero se postergó un par de días el lanzamiento, para terminar de ajustar detalles con distintos sectores del agro. De hecho, aún restaba definir el proceso y la cotización de referencia que se aplicará a todos los incluidos en la medida.
“Es un programa de incremento exportador, que pretende de alguna manera facilitar en el año de sequía la capacidad y el cumplimiento de los contratos de nuestros exportadores, entendiendo las dificultades que sufrieron nuestros productores”, planteó Massa a corresponsales argentinos en Washington. Se apunta a obtener unos U$S 15.000 millones en el segundo y el tercer trimestre, para sostener las reservas del Banco Central.
Sin embargo, en les reuniones que los vitivinícolas habían tenido en Buenos Aires, habían expuesto que el plazo de vigencia debía ser de 120 días, porque, al no tratarse de un commoditie, los acuerdos tienen otros tiempos de concreción, y que el valor del dólar diferencial debía ser similar al tipo de cambio “ahorro”, es decir, de unos $350. Al conocerse el anuncio, algunos señalaron que, con 90 días, tal vez se logren incrementar las ventas de vino a granel, para ser embotellado en destino.
En Clarín detallan que el éxito de la medida “dependerá de que el beneficio otorgado convenza a los productores de vender las 6 millones de toneladas que quedan sin comercializar de la campaña pasada, ya que la nueva soja que se está cosechando está fuera de condición, según los especialistas”. Por otra parte, señalan que las cotizaciones del dólar soja 1 y 2, ajustadas por inflación, darían unos $300 actuales. Y advierten que sólo será un paliativo del problema de fondo (la falta de reservas), ya que se adelantarán liquidaciones futuras, que luego no sucederán.
En cuanto a si la vitivinicultura puede ser la respuesta, las exportaciones totales anuales de este sector rondan los U$S 1.000 millones. Y los empresarios de esta industria dudan de que una propuesta que abarca a tantos sectores se vaya a ajustar a sus necesidades y funcionar como un impulso a las exportaciones de vino argentino, que han perdido un 25% de participación en el mercado mundial en los últimos 10 años.
