La industria de la construcción se podría volver a encontrar con un viejo conocido: el blanqueo de capitales, una política que para este sector ya puesta en marcha con éxito en el pasado. La idea gira en el Gobierno desde hace ya varios meses, y forma parte de un paquete de medidas que tiene a esta resolución como eje central.
De hecho, en su edición del 24 mayo pasado El Cronista había anticipado que esta opción estaba en carpeta. Incluso, se llegó a pensar en la posibilidad de que fuera bajo el formato de los documentos que surgieron en 2013 bajo el nombre de Cedin, y también con el blanqueo de por medio, justamente ante la necesidad de reactivarla construcción.
Por el momento, iniciativa que ya puso en marcha el Gobierno tiene forma de proyecto de ley, que en principio hoy ingresaría al Congreso, y que al mismo tiempo sería oficializado, por lo que se podría dar algún anuncio al respecto.
Para Economía, su avance es fundamental porque contribuiría a impulsar el desarrollo de obras de construcción privadas, uno de los sectores que más rápidamente dinamizan el mercado de empleo.
De este modo, se permitiría repatriar divisas o sacarlas del “colchón” para ponerlas a trabajar, aunque con cierto costo, y aquí es adonde entran a jugar variables que desde el sector de la construcción -que recibe de muy buena forma las iniciativas para empujarla actividad- hace algunos cuestionamientos.
Según el proyecto oficial, el blanqueo tendría un costo impositivo que iría del 5% al 25%, que en el mundo del real estate sostienen que funcionará como “una traba al momento de tomarla decisión de si blanquear o no”.
Las fuentes consultadas por El Cronista, incluso, comparan esto con lo que ocurrió con las retenciones al Campo, que se redujeron por poco tiempo y en baja medida.
“Se va por el buen camino y de hecho el blanqueo es algo que el sector había pedido en su momento. Pero intentar imponer un impuesto al mismo tiempo, es contraproducente. Se podría haber hecho algo más jugado, menos restrictivo”, armó.
En este sentido, referentes de este sector pretenden estar presentes durante el debate del proyecto que se dará en comisiones, de modo de poder exponer todas estas preocupaciones e intentar que se tengan en cuenta algunas modificaciones.
Lo que todavía resta por definir es la duración del blanqueo. El proyecto oficial no especifica tiempos, pero en principio el objetivo sería que la medida tenga una vigencia larga, y se habla de que estaría asegurada su duración hasta el primer bimestre del año próximo.
La otra parte de este paquete de incentivo para la construcción tiene que ver con exenciones de Bienes Personales para quienes inviertan en este sector de la economía. Y respecto del Impuesto a la Transferencia de Inmueble (ITI) y el Impuesto a las Ganancias habría diferimiento del impuesto por los aportes.
“Estas medidas son interesantes para el sector porque destraban muchos proyectos que se encuentran frenados porque tal vez alguien aporta un terreno a un emprendimiento, pero debe pagar Ganancias, por lo que finalmente quedaba todo en la nada”, sostuvo la fuente consultada.
Según el Indec, la actividad de la construcción, una de las más afectadas por la pandemia, sufrió en agosto último una caída interanual del 17,7% y acumula en el año una baja del 31,8%, informó el organismo.
Por otra parte, en septiembre la actividad en las grandes empresas productoras de materiales para la construcción, según el Índice Construya, trepó un 18,5% interanual y la producción de acero crudo recortó su caída al 11,9% interanual.