En los primeros cuatro días de este mes, el Banco Central le transfirió al Tesoro unos 160 mil millones de pesos para que el Gobierno pueda financiar el déficit y pagar parcialmente vencimientos de deuda que la secretaría de Finanzas no logró refinanciar.
Los recursos que envió la autoridad monetaria a la cartera que conduce Martín Guzmán forman parte de las “transferencias de utilidades”, lo que termina reduciendo la independencia operacional y financiera del Banco Central.
Entre el 15 y el 22 de julio, la entidad rectora también le había transferido 100 mil millones de pesos al Tesoro. Y en lo que va del año, las transferencias de utilidades alcanzan los 480.000 millones de pesos. Esto se suma a unos 190.000 millones de pesos de Adelantos Transitorios (emisión monetaria). Así, se llegó al 63,8% de lo previsto para el año.
De acuerdo con el Presupuesto 2021, Guzmán tiene previsto financiar el déficit de este año en un 60% con ayuda del Banco Central (1,05 billón de pesos, por emisión monetaria y utilidades) y en un 40% (700.000 millones) con nueva deuda pública colocada en el mercado local. Para este año, el rojo primario previsto es del 4,5% del Producto Interno Bruto.
Un análisis de la consultora Quantum indica que el Gobierno podría dar la “sorpresa” de que el déficit primario cierre en 3,2%. Coadyuvarían el alza en los precios de commodities que mejora la recaudación por retenciones, el Aporte Solidario Extraordinario de las Grandes Fortunas y los salarios públicos subiendo por debajo de la inflación.
Se vienen dos pruebas clave
La última transferencia registrada en el Informe Monetario Diario del Central fue por 120.000 millones de pesos el 5 de agosto. Es decir, dos días después de que el Gobierno saliera al mercado de capitales y lograra una mala licitación de títulos públicos.
El martes 3 de agosto, Finanzas salió a buscar unos 233.555 millones de pesos, pero el mercado le prestó sólo 62,6% de ese monto (146.345 millones de pesos) y le sumó presión al ministerio de Economía para cubrir pasivos que vencían entre el 5 y el 6 por 224.000 millones.
Fue, al menos por ahora, sólo una señal del mercado. Hasta finalizar julio, Finanzas había alcanzado un financiamiento neto positivo acumulado de $390.910 millones, alcanzando así un roll-over del 123%. Con la primera emisión de agosto, el roll-over bajó al 116%.
Ahora se vienen dos nuevas pruebas de fuego para Finanzas, cuya conducción cambió recientemente con la salida de Mariano Sardi (por cuestiones de salud) y la asunción de Rafael Brigo, experto en refinanciación de deuda pública.
Este mes Economía hará dos licitaciones más: el miércoles 18 y el viernes 27. Agosto es un mes en el que el Gobierno deberá realizar los mayores esfuerzos del año para que no se complique el frente financiero: hay vencimientos de capital por un total de 521.926 millones de pesos en letras y bonos; y otros 18.446 millones en intereses.
Con el mercado internacional de deuda cerrado para el país, el financiamiento privado local se ha vuelto decisivo para el Gobierno de Alberto Fernández. Por ello, si se complica el acceso a esos recursos (que mayoritariamente prestan los bancos), la dependencia del Banco Central escalará.
Cómo cerró el 2020
Un informe de la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC) publicado este miércoles indica que las rentas de la propiedad constituyeron la principal fuente de incremento de los ingresos corrientes en 2020, con variación real positiva de 198,1% interanual, debido a las transferencias de utilidades del Central por 1,6 billones de pesos. Sin esa transferencia, los ingresos totales hubiesen caído 16,6% anual.
Descontando la incidencia de las utilidades del Banco Central, el déficit primario se ubicó en 2 billones de pesos el año pasado (7,3% del PBI) con un deterioro de 6,6 puntos porcentuales respecto al rojo de 2019 (0,7% del PIB).
En tanto, el resultado financiero implicó un desequilibrio de 2,6 billones de pesos (9,6% del PIB), reflejando un deterioro de 4,6 puntos porcentuales con relación al año anterior.
La situación se vio agravada por el impacto de la pandemia de Covid-19, que significó un desplome en los ingresos genuinos y un alza exponencial en la demanda de recursos para volcarlos en la economía.
Los gastos primarios aumentaron 17,1% en 2020. “La variación se explica principalmente por el conjunto de medidas asociadas al Covid-19, que implicó un gasto devengado de 921.623 millones de pesos, sin el cual las erogaciones primarias hubieran presentado una leve expansión de 0,2% anual, explicó la OPC.