El cuarto incremento en el año de los precios de las naftas y el gasoil, de 2,5% en promedio, presionará sobre la inflación del último bimestre de 2020, que mostraría cifras cercanas al 4% en noviembre y un porcentaje mayor en diciembre, de acuerdo a los cálculos de María Castiglioni Cotter, directora de C&T Asesores Económicos.
Cada alza de los combustibles tiene un impacto directo de 5% en el Índice de Precios al Consumidor(IPC) que elabora el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec),según Matías Rajnerman, economista Jefe de Ecolatina.
Así, este último movimiento sumaría 0,12 puntos porcentuales a la inflación de noviembre de forma directa, sin contar su traslado sobre los otros precios de la economía, como los alimentos -impulsados por el costo del transporte-.
Para Guido Lorenzo, director Ejecutivo de LCG, “no es el problema el aumento de combustibles en sí mismo y el impacto directo sobre el IPC, sino los efectos de segunda ronda, que impactan durante los tres meses posteriores al incremento inicial”.
“Actualmente el nivel de actividad es bajo y podría haber menos traspaso, pero ya hay mucha gimnasia en la remarcación y muchos pesos para convalidar aumentos.
En LCG esperan una inflación de 3% para noviembre y una aceleración en diciembre y enero 2021 con precios todavía por descongelar, lo que sería “traumático sin un plan anti-inflacionario”.
El economista Gabriel Rubinstein, en tanto, señaló que los combustibles ponderan un 2,5% sobre el IPC.
Una consultora energética tiene otras cifras: el impacto directo de los combustibles en el IPC es de 2%, por lo que la reciente suba sumaría 0,05% a la inflación mensual, insignificante al lado de un número que dará entre 3% y 4% total.
En el oficialismo cuentan off the record que “las tarifas pesa poco en la inflación núcleo, cerca del 5% aproximadamente, e inciden en un 20% en el IPC”.
Esos números consolidan combustibles, otros energéticos como la luz y el gas (congelados hace un año y medio) y el transporte.
Con todo, en el Gobierno esperaban cerrar el año con un 35% de inflación, un objetivo que podría superarse si el IPC del último bimestre es mayor a 6,5%, algo bastante probable.
Antes de n de año, los combustibles volverán a subir para compensar una parte del alza del dólar, que se deslizó un 34% en su versión mayorista en lo que va de 2020.