Entre abril de 2019 e igual mes de este año se destruyeron 21.047 empleos privados registrados en Mendoza. El dato se desprende de un informe del Ministerio de Trabajo de la Nación, que muestra caídas en torno a los 5.900 puestos laborales promedio por mes y una caída muy pronunciada en abril, cuando gran parte de las actividades económicas estuvieron paralizadas completamente por el “aislamiento social preventivo y obligatorio” decretado desde el 20 de marzo.
En el mismo mes del año anterior, el estudio relevó un total de 254.840 trabajadores en el sector formal, y para este año, el número bajó a 233.800. De esta manera, la caída es de 8,25%.
Si bien se trata de un número atípico, y que “en un 75%” se relaciona con la pandemia, según señalaron los economistas consultados por Los Andes, profundiza una situación que se venía dando desde hace ya algunos meses y que, a pesar de las leves mejorías que puedan verse en mayo y junio, dejará un saldo de mayor oferta de mano de obra y salarios a la baja, que repercutirá en la tasa de desempleo.
La crisis económica no es nueva, pero la pandemia “le dio la estocada final” a sectores como la construcción, para la que no corre por ejemplo la prohibición de despidos hasta el 31 de julio ni la doble indemnización por despidos sin causa.
Así lo explicó Gerardo Fernández, presidente de la Cámara de Empresas Constructoras Independientes de Mendoza (Cecim), quien señaló además que el 90% de la actividad está paralizada.
“La actividad viene sin trabajo desde octubre del año pasado, la doble indemnización no nos afecta, pero tampoco hay puestos de trabajo ya para perder”, señaló el empresario y explicó que, históricamente, el rubro mantenía entre 12.000 y 13.000 trabajadores registrados, pero hoy se conservan sólo los puestos de quienes trabajan para empresas de servicios e YPF, no para “la construcción propiamente dicha” (de viviendas, escuelas o rutas).
El economista Pablo Salvador señaló igualmente que “la mayoría de los puestos de trabajo que se perdieron en el país estaban en la construcción (28% de caída interanual), hoteles y restaurantes, así como en la industria manufacturera”, rubros fuertes para la economía local.
“Este patrón que se observa en Mendoza se ha dado también en los grandes centros urbanos, porque es donde más empleo privado hay. Obviamente, en un contexto de cuarentena con cierre total en abril, ese mes la caída fue muy fuerte, porque si una empresa quiebra lo hace independientemente de si existe la prohibición para despedir o si está vigente la doble indemnización”, agregó.
De igual manera, el economista José Vargas, de la consultora Evaluecon, señaló que “abril fue el mes más duro, porque el cese de la actividad fue prácticamente total”, y por ello la pérdida de trabajo está relacionada “en un 70% con la cuarentena”.
“La industria, la construcción, el comercio y el turismo fueron las actividades más comprometidas porque, más allá de las flexibilizaciones, no han tenido un repunte considerable como sí lo venían teniendo los meses previos”, cerró Vargas.
Retracción general
Por su parte , el economista Sebastián Laza destacó que la caída fue general y a nivel país, e incluso si se comparan las tasas que arroja el estudio para Mendoza con el de las provincias vecinas, se observa un número sensiblemente menor al de San Juan (- 10,7%) y poco más de un punto por encima de San Luis (-6,9%).
“Si se miran las tasas de caída de la gran mayoría de las provincias, se hace evidente que la causa es la pandemia. Mendoza ha empezado a mejorar y esto se va a ver en las estadísticas de los meses siguientes, sobre todo en junio. Este último mes se han recuperado gran parte de las actividades”, remarcó Laza.
Así, si se compara a la provincia con otros grandes centros urbanos, se observa un número superior, pero en términos generales todas tuvieron fuertes caídas: CABA, -6%; Córdoba, -5,3% y Santa Fe, -4,9%.
Mercado laboral y salarios
La economista Paula Pía Ariet, de Gestión Consultores, señaló que a los números formales habrá que adicionarles, una vez que se levanten las restricciones, los puestos que se perdieron y no están en los indicadores, como juicios por despidos a resolver.
“La construcción es uno de los puntos centrales, pero además está el hecho de que la cosecha se hizo en tiempo récord y si bien no se trata de despidos, son puestos de trabajo que en abril del año pasado se consideraban y en este ya no”, indicó.
“Hicimos una encuesta y preguntamos a las empresas si pensaban aumentar su dotación, y no solo no lo van a hacer, sino que la mayoría piensa mantener o reducir su nómina. Entonces, la cantidad de personas buscando trabajo va a aumentar, como también eso va a ocurrir por la caída del poder adquisitivo”, agregó.
Ariet explicó que más allá de los aumentos paritarios que se dieron durante los primeros meses del año, por rezagos de 2019, o el aumento por decreto de $4.000 para todos los empleados privados, este año no se han dado incrementos y por el contrario, muchos empleados están cobrando menos por la pandemia.
“Tenemos una inflación acumulada de 11 puntos y como consecuencia ha caído el poder adquisitivo en muchos casos. A eso hay que sumar los ingresos variables que seguro se perdieron (horas extras, mayor productividad, gratificaciones, etc.). Todo eso va a reducir el ingreso familiar y más personas van a tratar de sumarse a la búsqueda”, señaló la economista y agregó que eso puede reducir las expectativas salariales para quienes, en el futuro, logren encontrar empleo