1 de junio de 2025 - 12:36

Desigualdad: cómo está la Argentina y claves para entenderla

El nivel de ingresos es fundamental para una mayor equidad social, pero no es lo único. Qué pasa y qué puede pasar con salarios, género y pobreza.

Argentina es uno de los países que se ha caracterizado por una relativa igualdad social apoyada, entre otras cosas, por el acceso a la educación y salud públicas. Sin embargo, estas no son las únicas condiciones para la existencia de una clase media o de una menor desigualdad entre los que más y menos ganan. En la actualidad, al tiempo que crecen a tasas siderales (71% interanual en marzo) la salida de los argentinos a vacacionar en el exterior, los salarios volvieron a perder poder de compra lo que afecta a las pymes y a cada vez más personas que caen por debajo de la línea de pobreza. Dos realidades opuestas de un mismo país.

Hablar de desigualdad implica tomar en cuenta distintas variables que van desde el nivel de ingresos hasta las condiciones de vida, nivel de necesidades básicas cubiertas, diferencias de género; por mencionar solo algunas. Más allá de los niveles de pobreza, la indigencia y la existencia de un núcleo duro de pobres, la desigualdad tiene que ver principalmente con la distribución de la riqueza. Es decir, con la brecha que hay entre los que más y los que menos ganan. En este marco, una herramienta útil es el llamado coeficiente de Gini que va de 0 a 1 donde estar más cerca del cero es ser una sociedad más equitativa y lo contrario si el número es más cercano al uno.

En Argentina, el último dato publicado por el Indec es de abril de 2025, pero corresponde al cuarto trimestre de 2024. La Encuesta Permanente de Hogares (EPH) destacó que en dicho periodo el coe­ficiente de Gini del ingreso per cápita familiar de las personas fue de 0,430. Se trata de una leve mejora en la comparación interanual ya que el mismo trimestre de 2023 el valor fue de 0,435. Para poner en contexto la situación actual, el Banco Mundial tiene publicado este coeficiente para todos los países hasta el año 2022. Con relación a la propia Argentina, la referencia de igualdad tuvo su pico en 2002 cuando llegó a 0,538.

Al compararlo con nuestros vecinos, Brasil está entre uno de los más desiguales con un coeficiente cercano al 0,500, a la mitad de la tabla mientras que Chile está en torno al 0,430 y ha equiparado a la Argentina. La página del Banco Mundial consignó que la pobreza en Chile es la más baja de la región y ha disminuido, pero que persisten las limitaciones en los indicadores no monetarios. De este modo, si bien los buenos ingresos son clave para una mayor equidad no son la única herramienta posible.

La economista y docente Carina Farah, expresó que la desigualdad se ha vuelto estructural en todo el mundo y que en la actualidad ningún modelo la garantiza más allá de que hay sociedades más iguales como pueden ser las europeas o la de países nórdicos. “En América Latina existe una desigualdad muy estructural que se ha profundizado en los últimos años con distintas políticas”, reflexionó la profesional.

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La EPH también calcula la diferencia entre los que más y menos ganan al dividirla por deciles del uno al diez. “La brecha calculada entre la mediana del decil 10 y el decil 1 de ingreso per cápita familiar de la población fue de 13. La brecha de la mediana se mantuvo sin cambios, en la comparación interanual, con respecto al cuarto trimestre de 2023 y descendió un punto en relación al último trimestre sin aguinaldo (segundo trimestre de 2024)”, puntualizó el informe. Los ingresos medios en el decil uno según la encuesta fueron de $93.009 y los medios en el número diez llegaron a $1.220.000. Hay que tener en cuenta que este informe es una encuesta que establece puntos de referencia, pero que ofrece una muestra representativa con relación a la distribución del ingreso.

Desigualdad y pobreza

El licenciado en Economía y docente, Carlos Rodríguez, explicó que la asimetría en la distribución del ingreso está dentro de lo que se denominan las “fallas del mercado”. Aquí también entran, entre otras cuestiones, las externalidades que es cuando el mercado no logra asignar eficientemente los recursos y se pierde bienestar social. Esta sea tal vez una de las patas clave en medio de la mercantilización de la economía y la dificultad que el mercado tiene para resolver per se cuestiones básicas. Rodríguez explicó que en líneas generales lo que sucede en Argentina se replica en Mendoza y que la fuerte clase media que caracterizó al país durante años, se desdibuja cada vez más aunque el fenómeno no es nuevo.

“Más allá de las políticas circunstanciales de los gobiernos, hay factores estructurales o culturales hacen que sea difícil sacar de la pobreza a los que menos tienen”, explicó el especialista. Claramente, la desigualad está asociada a la pobreza y quienes están en el núcleo duro por debajo de esta línea –en torno al 20% de la población- no le es sencillo salir de allí. “En la década del 70 la pobreza era del 5% y ahora está en casi el 40%”, sintetizó Rodríguez, quien recordó que en esta categoría también se encuentran las personas que están por debajo de la línea de indigencia, las que no cubren la Canasta Básica Alimentaria (CBA).

Por otra parte, existe una medición cualitativa de la pobreza que considera, por ejemplo, situaciones de hacinamiento, falta de servicios o dificultad de acceso a la educación y la salud entre otros puntos. Este caso de la pobreza estructural es difícil de revertir y debería ser un objetivo las políticas lograr esto. “Este gobierno delega en la supuesta reactivación del mercado esta situación”, expresó Rodríguez. En este marco, la inflación y las devaluaciones son grandes generadores de pobres por lo que si bien hubo una leve baja en la última medición, la situación tiene más aristas que considerar.

Hoy las personas que están por debajo de la línea de pobreza según el Indec no llegan a adquirir los bienes y servicios que marca la Canasta Básica Total (CBT) que en abril fue de $1.110.063 para una familia tipo mientras que la alimentaria sumó $502.291. El Salario Mínimo Vital y Móvil se fijó para mayo en $308.200. En la actualidad existe una discusión sobre la medición de esta canasta por considerarse desactualizada ya que no contempla los gastos en alquiler y servicios educativos o de salud; entre otros.

Es el caso de Gabriela y Julián que tienen dos niñas en edad escolar y un alquiler de $600.000 con tres trabajos y varias “changas” para salir adelante. “Nuestros ingresos suman más de la Canasta Básica, pero cada día trabajamos más y en general no llegamos a fin de mes”, comentó Gabriela. La última EPH expresó que en el último cuatrimestre de 2024 el 62,6% de la población total percibió algún ingreso, cuyo promedio fue igual a $701.865. Analizado según escala individual, el ingreso promedio del estrato bajo fue de $243.074; el del estrato medio (deciles 5 a 8) de $663.190 y el del estrato alto (deciles 9 y 10) de $1.696.916.

El peso del salario

El caso de Gabriela es el de muchos trabajadores que en la actualidad consideran que pertenecen a una clase media, pero que en realidad se quedan sin fondos entre el 20 y el 25 de cada mes; lo que restringe fuertemente sus consumos y opciones. “Antes, tener un trabajo formal te sacaba de la línea de la pobreza, pero ahora no sucede en líneas generales”, expresó el economista Carlos Rodríguez para quien el fenómeno es nuevo. La informalidad laboral viene en alza y esto deja afuera a muchos del acceso a la salud, la obra social y otros beneficios que forman parte de una sociedad más igualitaria.

El Ministerio de Producción evaluará el rendimiento de sus empleados para otorgar incentivos salarialesEl ministro de Producción, Rodolfo Vargas Arizu, destacó que el Fondo Compensador Agrícola se actualiza por inflación y se entrega sin intermediarios.
El salario se ha vuelto a rezagar

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En este marco, el economista Nicolás Aroma del Centro de Economía y Finanzas de Mendoza (CEFI) observó que al medir por ingresos muchas personas son pobres aunque culturalmente se consideran de clase media. Desde su punto de vista, los salarios bajos que no se han actualizado juegan fuerte en la posibilidad de caerse o no debajo de la línea de pobreza y –por tanto- en la creación de una sociedad más equitativa. “El salario era el ordenador de la economía doméstica y ya no lo es”, subrayó el profesional al tiempo que recordó que el sueldo viene a pérdida desde hace 10 años.

En la actualidad, las políticas están enfocadas en atraer inversiones y capital, pero eso todavía no sucede en medio de un fuerte deterioro del salario lo que se traduce en un consumo también a la baja. Un informe realizado por la Universidad de Buenos Aires (UBA) y el Conicet mostró que el poder de compra del salario mínimo cayó 32% entre noviembre de 2023 y abril último. “Las brechas de desigualdad se amplían cada vez más en Argentina y si el salario se deteriora esa línea se amplía”, puntualizó Aroma sobre la importancia del sueldo en la equidad. Aunque el país está mejor que otros de la región en la medición de desigualdad, el contexto actual la socava cada vez más con los riesgos que se ven hacia adelante.

Es que la falta de inversiones públicas en infraestructura, salud y educación deteriora el acceso de cada vez más personas que ahora tendrán al mercado como ordenador de casi todo. Y aunque el nivel de ingresos es clave en la consideración de la desigualdad, no es la única pata relacionada con los salarios y el trabajo en general. El artículo El talento devaluado: La economía política y el salario”, publicado por el CEFI firmado por Aroma y el economista Pablo Quintana plantea una dimensión más humana de la cuestión. En función de situaciones como la de Gabriela,que se multiplican como día a día, ellos plantean una mirada que se relaciona con la equidad.

“El artículo propone recuperar la discusión sobre la valorización del trabajo y del capital humano como factores fundamentales para el desarrollo económico y el bienestar colectivo”, expresaron. Con diversas consideraciones en torno al crecimiento, el desarrollo y las nuevas formas de trabajo, los profesionales hablan de la precarización salarial y de la desvalorización del trabajo formal. Con diversas consecuencias esta situación impacta en la calidad de vida de las personas que tienen cada vez menos tiempo para el ocio o la creatividad con impactos concretos en la salud mental, física y social. Como un resultado poco medible, pero muy tangible este deterioro también es clave para pensar la desigualad.

Las mujeres son más desiguales que los hombres

Al analizar los niveles de ingreso, la EPH explicitó: “Los perceptores varones tuvieron un ingreso promedio de $821.496, mientras que el de las mujeres fue de $586.445”. La economista Carina Farah expresó que en el tema de la desigualdad, el género femenino es el grupo más vulnerable que está sobrerrepresentado en las deciles más bajos y subrrepresentado en los más altos. “Esto es porque hay una feminización de la pobreza”, sintetizó Farah quien agregó que el 60% de hogares pobres son monoporentales con una mujer a cargo y solo el 6% son monoparentales con un hombre a cargo.

Cuando todo el mercado laboral se precariza, las que más sufren son las mujeres porque por el techo de cristal tienen menos posibilidades de acceder a un trabajo formal, entre otras cosas por la posibilidad de quedarse embarazada. Prueba de esto es que las trayectorias laborales de mujeres con y sin hijos se distancian absolutamente, algo que no sucede entre los varones con y sin hijos. Además, por cuestiones culturales, son ellas las que asumen más las tareas domésticas y de cuidado cuando los ingresos no alcanzan para tercerizarlas; punto que se relaciona con la calidad de vida mencionada más arriba.

Este aspecto de la desigualdad es clave ya que en la actualidad se ha comenzado a eliminar o menospreciar la perspectiva de género y a la dificultad de estar por encima de la línea de pobreza. “Cuando indagás un poco, muchos de los que se autoperciben clase media son pobres y en algunos casos casi rayando la indigencia como es el caso de las mujeres que son docentes”, señaló Farah. Aunque son sectores históricamente postergados, la profesional señaló que en el último año se ha profundizado esta situación que no solo se ve en los ingresos sino también en el acceso a la salud (con la reproductiva como punto álgido); entre otros puntos.

De cara al futuro, así como la desinversión pública en infraestructura, educación y salud impactará en los niveles de equidad, la eliminación de la moratoria jubilatoria también lo hará. En especial porque atentará contra 9 de cada 10 mujeres que, debido a esta desigual trayectoria laboral por maternidad y cuidados, no se podrán jubilar llegado el momento. De este modo, la precarización en el trabajo, la informalidad y la mercantilización de la vida no solo juegan contra la desigualdad de hoy sino que profundizarán las brechas de mañana.

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