Un déficit creciente, la persistente salida de reservas, rumores de nuevos canje de deuda, y la convocatoria de banqueros para una reunión este miércoles, fueron el caldo de cultivo para generar un clima de incertidumbre que azuzó la demanda y provocó un salto de la cotización del dólar “Blue”, que trepó $ 8 hasta $ 394 en la City porteña y rozó los $ 400 en plazas del interior del país.
La semana económica añadió día a día datos negativos, que fortalecieron las expectativas del mercado sobre eventuales medidas económicas.
Uno de los datos más preocupantes fue el déficit fiscal de febrero que ascendió a $ 223.134 millones y llevó el rojo del primer bimestre a $ 432 mil millones, lo que deja un margen de apenas $ 9 mil millones con relación a la pauta que se debe cumplir ante el FMI de $ 441 mil millones.
A simple vista y a sólo 10 días de la finalización del mes, este objetivo pareciera ser de imposible cumplimiento, pero desde el Palacio de Hacienda aseguran que no habrá modificación de la meta y que se trabajará en los ingresos para suplir la brecha y cumplir con lo firmado.
Lo llamativo es que hace apenas 10 días, ya con indicios concretos de esta delicada situación, el Gobierno y el FMI ratificaron el desvío de 1,9% para 2023 y descartaron una modificación, tal como ocurrirá con la pauta de reservas.
Para los analistas no queda otra opción más que una modificación de las metas, dado que dudan de la viabilidad política de un recorte de gastos de la magnitud necesaria para encuadrar los números.
Por su parte, el Banco Central continuó perdiendo reservas. Este martes cedió U$S 99 millones acumulando un saldo negativo superior a los U$S 1.100 millones.
La sangría del Central tuvo una clara justificación en el resultado de comercio exterior que dio a conocer el INDEC. El saldo de la balanza comercial de febrero fue positivo en apenas U$S 182 millones, cuando en el mismo mes de 2022 había alcanzado a U$S 818 millones. En el bimestre, el balance entre exportaciones e importaciones muestra un rojo de U$S 261 millones, mientras que en el mismo período del año pasado había sido favorable en U$S 1.115 millones.
Este deterioro del intercambio comercial se explica casi en su totalidad por la sequía que impactó en la cosecha de trigo y en parte de soja. Entre ambos productos se perdieron unos U$S 1.000 millones de acuerdo a los números oficiales.
Por otro lado, en las últimas horas se sumaron más datos que confirman la aceleración de la inflación en marzo, que para las mayorías de las consultoras privadas se ubicará cerca de 7%.
En medio de este contexto Massa convocó para este miércoles a un desayuno de trabajo a banqueros y representantes de compañías de seguro y fondos comunes de inversión.
Al trascender la reunión comenzaron a tejerse todo tipo de especulaciones, pero con el correr de las horas desde Economía buscaron bajarle el tono al encuentro: “Es para intercambiar visiones acerca de la coyuntura”, explicaron desde Hacienda.
Agentes de mercado especulan con la posibilidad de un sondeo para un canje de deuda más agresivo que seduzca al sector privado, luego del resultado del último swap al que entraron con apenas entre un 20% y 25% de sus tenencias.
En paralelo a este encuentro, la Secretaría de Finanzas realizara una licitación para renovar unos $362 mil millones, de los cuáles gran parte están en manos de quienes estarán sentados en la mesa junto a Massa.
Ese es el monto que quedó luego del swap que se realizó hace dos semanas y al que los privados le quitaron el cuerpo. Tanto es así que analistas financieros calcularon que cerca del 98% de ese total está en manos de este grupo.
Para tentarlos, Finanzas armó un menú de instrumentos donde predominan los instrumentos atados a la inflación. El resultado determinará el grande apoyo de bancos e instituciones financieras a la transición electoral.