La empresa multinacional Danone, anunció que hará una “revisión” de todas sus unidades de negocio a nivel mundial, empezando por las que tiene en Argentina y por la marca Vega, en Estado Unidos. La noticia generó preocupación entre los 120 empleados que la firma tiene en Mendoza, aunque fuentes de la compañía aseguraron que el análisis no implica necesariamente cierres de fábricas ni achicamiento de la producción.
Por ahora no hay nada concreto. Hay algunos factores que invitan a pensar en el peor desenlace posible (Danone abandonando Argentina) y otros tantos que permiten pensar en cambios mucho más sutiles. Solo el tiempo dirá en qué terminará esta historia. Por lo pronto, un repaso de los últimos acontecimientos permite sacar algunas conclusiones y prever qué puede pasar en el futuro.
Los planes de Danone fueron comunicados por Cecile Cabanis, directora general de la empresa, durante la presentación de los resultados operativos de la compañía para el tercer trimestre del año. En detalle, Cabanis informó que la multinacional facturó 5.800 millones de euros a nivel global durante julio, agosto y setiembre, lo que significó una baja de 9,3% respecto a igual período del año anterior. Es decir, que en doce meses su facturación decreció en poco más de 594 millones de euros.
En este marco, la directora de la compañía anunció una “revisión estratégica completa”, que comenzará por sus negocios en Argentina y por sus operaciones con la marca Vega (en Estados Unidos). Entre ambos, logran ventas cercanas a los 500 millones de euros anuales.
Dentro de Argentina, Danone es dueña de Villavicencio y de la división de yogures y postres de La Serenísima. Además, cuenta con productos de nutrición y tiene participación en el negocio de las galletas. Claro está, que lo que más concierne a Mendoza es lo que pueda ocurrir con la planta que se encuentran en Las Heras y con la Reserva Natural Villavicencio, donde se encuentra también el hotel con el mismo nombre. En total, la compañía tiene 120 empleados dentro de la provincia.
Lo cierto, es que los negocios locales no han tenido buen desempeño. De acuerdo a lo informado por fuentes de la compañía, Danone Argentina lleva cuatro años consecutivos de pérdidas en el negocio de lácteos. “No es tan crítico el presente para el agua, pero también ha dado números en rojo”, afirmaron.
Estos resultados atrajeron “la lupa” de la administración de la multinacional a nivel mundial y apenas se dio a conocer la noticia, empezó la especulación acerca de qué puede ocurrir en el futuro. Para evitar la divulgación de información errónea y llevar tranquilidad de los trabajadores, desde Danone hicieron la siguiente declaración:
“El Grupo Danone revisará estratégicamente el desempeño de algunos activos; y Argentina forma parte de esa revisión. Como empresa revisamos constantemente nuestro portafolio para asegurarnos que esté alineado con nuestras metas y objetivos. Este proceso está por comenzar y, por lo tanto, no implica ninguna opción concreta. Argentina es importante para el portfolio de Danone global y esta decisión no cambia esa visión”.
Así mismo, fuentes cercanas aseguraron que Danone no se está yendo de Argentina. “Esto no es una venta, ni una fusión. Es solo una revisión de su negocio”, insistieron.
El efecto de la pandemia
Las operaciones de Danone en Argentina han dado números negativos desde hace ya cuatro años, pero la pandemia parece haber agudizado la crisis de la compañía. Si bien desde la empresa no informaron números finos respecto a las ventas logradas dentro del país en lo que va de 2020, el anuncio de “revisión” habla por sí solo.
Un dato alentador para la multinacional, es que entre enero y julio de este año mejoraron las ventas de lácteos en supermercados, logrando un repunte en facturación de 32% respecto al año pasado, de acuerdo a datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec). Como contra parte, la venta de bebidas, donde se incluye al agua que se produce en Mendoza, se contrajo 2%.
De todas maneras, la decisión de la compañía de re evaluar sus negocios en Argentina no responde únicamente a lo ocurrido durante la pandemia, sino también a los malos resultados de los últimos años y al escenario económico adverso, con la inflación como protagonista. El cepo cambiario y las expectativas devaluatorias, seguramente serán también factores determinantes en el análisis.