Los beneficios para las importaciones de alimentos no han tenido un efecto marcado en la economía argentina. Si bien su implementación todavía es reciente, desde el sector productivo dudan que vaya a llegar mucha mercadería, fuera de la que ha estado ingresando siempre, como banana, palta, café y chocolate. Pero piden que, antes de que se libere el ingreso de productos del exterior, se alivie el peso tributario y se firmen tratados de libre comercio para que la industria local pueda competir en igualdad de condiciones.
Mario Bustos Carra, quien preside la Cámara de Comercio Exterior de Cuyo, señaló que, cuando se anunció la flexibilización de las importaciones, hubo mucha preocupación, sobre todo en las pymes, porque la medida podía atentar contra la industria local. Pero que, desde entonces, no se ha enterado de que haya habido ingresos significativos, más allá de uno de vino, con un volumen que no es demasiado importante, como también de pasta de tomate.
De todos modos, resaltó que no es un proceso inmediato, porque los importadores –que quieran traer del exterior un producto que no venían ingresando- deben realizar varios trámites y también tener contacto con proveedores. Además, subrayó que hay muchos alimentos que ya estaba permitido importar, pero se encarecían porque se pagaba el dólar oficial, más el impuesto PAIS, mientras ahora se quita ese tributo y se ofrecen ventajas impositivas.
Bustos Carra manifestó que cree necesario que Argentina se abra el mundo, para que existan más alternativas de elección y de precios para los consumidores. Sin embargo, planteó que tiene que haber igualdad de condiciones, porque hoy, cuando un productor trae del exterior un insumo, una maquinaria o una tecnología, debe pagar el impuesto PAIS y tiene un plazo de pago de 120 días, mientras que a estas importaciones se les brinda tiempos más cortos, con lo que pueden negociar mejores costos. Y también subrayó el peso que tienen las cargas laborales, la presión tributaria y la inflación.
Desde una cadena de supermercados indicaron que hay muchos alimentos que no se producen en el país e integran la canasta básica, como bananas, atún, café y chocolate, por lo que siempre se han traído de afuera. Hay otros que también llegan del exterior, como ciertas galletitas o las papas fritas en tubo. Evaluaron que es probable que no sólo haya importadores que traigan nuevos productos, sino que también lo hagan los supermercados que tienen capacidad de compra y, en particular, aquellos que integran cadenas internacionales. Sumaron que algunos los venderán con etiquetas de afuera y otros con marca propia.
Pero también advirtieron que el país todavía tiene una deuda comercial importante, lo que implica que hay importaciones que quedaron impagas, por lo que, en muchos casos, habrá que salir a buscar nuevos proveedores. De ahí que consideren que el impacto de esta medida, más allá del anuncio, puede llegar a ser muy relativo.
Desde el sector ganadero, José Rizzo, presidente de la Cámara de Abastecedores de Carne de Mendoza, sumó que, por ahora, no han ingresado importaciones de carne bovina. En cambio, entiende que sí ha llegado algo de cerdo, pero sin haber modificado el panorama del mercado.
Frutas
Un sector en el que sí se ha notado una diferencia es el de las frutas y verduras. Omar Carrasco, presidente de la Unión Frutihortícola Argentina, detalló que la banana ecuatoriana, que llegó a costar $ 35.000, hoy está en $25.000 a $26.000, y la boliviana ronda los $18.000. Mientras la palta, que alcanzó los $84.000, hoy se puede conseguir en $30.000 a $40.000, de acuerdo con el calibre y la procedencia: la más cara es la de Chile, pero hay de México, Brasil y Bolivia. Agregó que también han bajado notablemente el kiwi y el ananá.
Consideró que algo está ocurriendo para que se hayan ajustado tanto en poco tiempo y estimó que esto se debe a alguna acción del Gobierno nacional. Se debe resaltar que son frutas que siempre se han traído del exterior, aunque ahora con precios muy por debajo del que llegaron a tener.
Raúl Giordano, titular de la Cámara de la Fruta Industrializada de Mendoza (Cafim), comentó que sólo han podido comprobar la importación de pasta de tomate (que se trae todos los años porque la producción local aún no logra abastecer por completo las necesidades de la industria). Sin embargo, no han visto que los supermercados y otros comercios hayan traído fruta envasada.
Como contraparte, mencionó que está bajando bastante el precio de insumos, como la hojalata y el azúcar, que no se termina de ver reflejado en las góndolas, pero que se van haciendo ajustes periódicos. Como los productos nacionales están tendiendo a la baja, además de que importar alimentos terminados demanda trámites complejos, estimó que seguirán entrando sólo aquellos productos que siempre se traen del exterior.
Giordano planteó que hay empresas líderes que ya están bajando los precios, tratando de lograr un cierto equilibrio y racionalidad, por lo que avizoró que se va en camino de una normalización, lo que les permitirá ser más competitivos, tanto en el mercado interno como en los destinos internacionales. Evaluó que el anuncio del Gobierno nacional funcionó más como un llamado de atención por una situación coyuntural y que, por ahora, no están teniendo inconvenientes en el sector.
Vino
La semana pasada, se confirmó que el Grupo Peñaflor ha decidido importar vino, después de intentar comprar tinto genérico en el mercado de traslado de San Juan, a precio de mercado, y no conseguir. Desde la empresa confirmaron que traerán el producto de afuera, principalmente de Chile, para poder responder a la demanda del segmento de Termidor.
Diego Stortini, titular de la específica de Vitivinicultura de la Cámara de Comercio, Industria, Agricultura y Turismo de Tunuyán, y vicepresidente de la FEM (Federación Económica de Mendoza), indicó que, lejos de estar en contra de la importación, le parece correcto que se permita, pero que debería abrirse cuando “las reglas de juego en Argentina sean las mismas que las de los países que nos venden a nosotros”.
“Lo injusto acá es que un productor chileno no está sometido a las cargas tributarias, a las leyes laborales, al costo previsional, al impuesto al cheque, al impuesto a los sellos, a Ingresos Brutos, IVA, Ganancias. No está sometido al costo argentino”, lanzó. Consideró que una vez que las situaciones se equiparen y, además, exista una cantidad similar de acuerdos de libre comercio, para poder competir no sólo en el mercado interno, sino en los externos, se puede ir saliendo del proteccionismo nacional.
En cuanto a la pronta importación de vino, indicó que no ha generado cambios en el mercado local. De hecho, señaló que ha visto precios muy tonificados de la uva -entre $400 y $650 el kilo en el Valle de Uco, lo que representa US$ 0,50 a US$ 0,60-, aunque en esta época no hay operaciones de compraventa de vinos signficativas, porque hay una retracción muy fuerte del mercado doméstico, que es el más importante para la industria, y el internacional también está un poco retraído.
Por su parte, Fabián Ruggeri, presidente de Acovi (Asociación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas), expresó que, como representante del sector cooperativo y siendo que Fecovita tiene un cierto peso en el mercado local e internacional, no están viendo que haya un faltante de volumen ni de calidad. “No creemos que sea necesario importar vino, porque se consigue en cantidad suficiente y calidad adecuada, prácticamente al mismo precio de la importación”, sentenció, aunque subrayó que se trata de una decisión empresarial.
Pese a eso, indicó que el volumen que importarían no es realmente significativo como para destruir el mercado local. Y añadió que son varias las empresas que comparten la mirada de que no hay necesidad de traer vino de afuera. Pero manifestó que “el granizo nunca suma, siempre quita” y que, en el mismo sentido, “incorporar stock nunca ayuda”.