Un informe del Ieral, de la Fundación Mediterránea, muestra que, tomando como referencia el precio de más de 20 cortes distintos de carne vacuna, el precio promedio al consumidor fue de $7.598 por kilo en octubre. Comparando contra el mismo mes del año pasado, en términos reales (pesos ajustados por inflación), se trata de un valor 15% inferior al de octubre de 2023 y 4% inferior al promedio de “todos los octubres” de los últimos 18 años (2006 – 2023).
Los cortes vacunos que más se abarataron con respecto a octubre de 2023 fueron la carnaza común (-22% interanual real), el matambre (-20%), peceto (-18%) y el vacío (-17%). Los que menos bajaron lo hicieron entre el 9 y 12% (tapa de asado, roast beef, paleta, lomo, falda, picada especial, hamburguesas caseras, osobuco), mientras que los restantes tuvieron una dinámica más similar a la del promedio de todos los cortes, cayendo entre 14 y 16% interanual real (colita de cuadril, bife angosto, carne picada, picada común, nalga, tortuguita, bife ancho, cuadril, tapa de nalga, cuadrada, bola de lomo y asado).
Las dos carnes sustitutas, el pollo y el cerdo, también se abarataron en relación al año pasado, pero mucho menos (5 y 6% interanual real, respectivamente).
Fiestas de Fin de Año
En vísperas de las Fiestas, Franco Artusso, investigador de la sección Productiva y autor del informe del Ieral, plantea la pregunta de qué puede suceder con aquellos cortes que más se consumen a fin de año, cómo llegan y qué puede pasar con su precio este mes de diciembre.
Toma el costo de las siguientes alternativas para una “mesa navideña” de cuatro personas:
- dos kilos de peceto para hacer vitel toné.
- un “combo asadito” de dos kilos de carne vacuna (matambre, vacío, tapa de asado).
- dos kilos de carne de cerdo para la parrilla (pechito / costilla).
- un pollo entero de dos kilos y medio.
Al mes de octubre 2024 estas opciones tuvieron un costo total de $ 19.662, $ 15.992, $ 11.364 y $7.155, respectivamente, es decir, unos $4.916 por persona el peceto, $3.998 el asadito “de vaca”, $2.841 el asadito de cerdo y $ 1.789 el pollo. Si se comparan estos valores con el precio histórico de cada “combo” traído a valor presente (precio promedio de “todos los octubres” 2006 – 2023 ajustado por inflación), se encuentra que todas las opciones estuvieron más baratas en 2024:
1) El peceto para vitel toné se ubicó un 11% por debajo del promedio ($19.662 vs $22.104) y hay que retroceder hasta los octubres 2006-07 para encontrarlo más barato en términos reales (prácticamente “empatado” con el precio de octubre 2019).
2) El “asadito de carne vacuna” se ubicó 7% por debajo del promedio ($15.992 vs $17.112) y fue el más bajo de los últimos 14 octubres (junto al de octubre 2019). Solo en los octubres del período 2006-09 los precios fueron más bajos, un contexto en que la oferta de carne vacuna era más abundante, antes del desastre productivo al que condujeron las intervenciones sobre los mercados de hacienda y carne bovina durante el primer gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.
3) El “asadito de cerdo” se ubicó 27% por debajo del promedio del período ($11.364 vs $15.518) y se trata del octubre más barato del período 2006-2023 (siempre en términos reales).
4) El pollo entero se ubicó solo 3% por debajo del promedio ($7.155 vs $7.359) y se posiciona “a mitad de tabla” en el ranking de los octubres más baratos del período (puesto 10).
De lo anterior se desprende que, al mes de octubre, la carne en general y las opciones “navideñas” en particular, llegaron “baratas” en relación a los octubres de años pasados. Sin embargo, después de varios meses de estabilidad -debido a la fuerte disminución del consumo, que había contenido los precios-, el valor de la carne experimentó un aumento del 10% en la última semana de noviembre para la mayoría de los cortes. Además, desde el sector advierten que este aumento no será el último de 2024, y anticipan que en 2025 habrá una “recomposición” en los precios, dado que actualmente presentan un rezago de aproximadamente 60 puntos frente a la inflación acumulada.
De hecho, Artusso anticipaba que, si se mira el período 2006-2023, con la cercanía del Fin de Año, el peceto se encareció en 13 de las 18 ocasiones (72%), el asadito en 14 (78%, tanto el de vaca como el de cerdo) y el pollo en 10 (56%). Además de ser más recurrentes los años en que los precios suben, las variaciones “al alza” suelen ser más pronunciadas que “a la baja”: en los años de subas el aumento promedio de los precios (una vez descontada la inflación) es del 12% para la carne vacuna (peceto y asadito), del 7% para el cerdo y del 10% para el pollo; en los años de bajas las caídas promedio son del 3% para la carne vacuna y el pollo y del 6% para el cerdo (en este último caso el porcentaje de “subas y bajas” es más parejo, pero debe recordarse que su precio entre octubre y diciembre bajó solo en 4 de los 18 años bajo análisis).
Oferta y demanda
En noviembre, el precio del novillito en pie en el Mercado de Cañuelas (ex Liniers), una categoría animal que se faena básicamente para abastecer al mercado interno y que constituye por tanto el principal costo de producción de la carne que se vende en el mercado local, volvió a aumentar.
Esto, luego de estar varios meses “planchado”, aumentando menos que la inflación durante la mayor parte del año e incluso cayendo en términos nominales los últimos tres meses (agosto – octubre). Las subas de noviembre fueron del 3,1% intermensual en la primera semana (vs primera semana oct-24), del 7,2% en la segunda, del 8,6% en la tercera y del 19,2% en la cuarta (“punta a punta”).
En promedio, el novillito aumentó 9,5% intermensual en noviembre, cifra que se ubica bastante por encima de la inflación esperada para este mes (2,5 – 2,9%), una muy buena noticia para los productores ganaderos dado que el precio real del animal no aumentaba desde febrero.
El nivel de aumento, analiza, dependerá de una demanda que viene de meses particularmente difíciles en este 2024. Hasta el momento, la sustitución del consumidor por otras carnes más baratas (pollo, cerdo) debido a la crisis le ha venido poniendo un freno a los cortes vacunos en mostrador, y más abajo en la cadena, al precio que reciben los productores por los animales vivos (precio de hacienda por kilo en pie).
La recomposición de los ingresos de las familias resulta fundamental para que se convaliden mejores precios en el mercado de la carne y que en la recta final del año los distintos actores de la cadena puedan recuperar parte de lo perdido contra la inflación durante los meses previos, particularmente los del primer eslabón (productores), que como puede advertirse, son los más rezagados en precio.