En un país tan adepto a las grietas, la “industria madre mendocina” no podía ser ajena. Primero se manifestó la oposición entre Coviar y Bodegas de Argentina y ahora ha surgido una nueva, entre el Banco de Vinos y el Instituto Nacional de Vitivinicultura.
El eje del conflicto fue la ausencia de representantes del INV durante la segunda reunión del Consejo Asesor del Banco de Vinos (la inaugural se desarrolló el miércoles 18 de noviembre). El presidente del Banco, Alfredo Aciar, detalló que recibió una carta el martes a la noche en la que el titular del organismo nacional, Martín Hinojosa, se excusaba de seguir participando en la mesa porque no se ha firmado un convenio con el gobierno provincial.
“El INV le ha puesto un cepo al Banco de Vinos”, planteó Aciar. A esto agregó que le pidieron que apenas Hinojosa vuelva de Buenos Aires se reúnan para terminar de definir el convenio, que no se ha podido suscribir pese a que, desde setiembre, se han dado varias idas y vueltas. “Entendemos que no se ha firmado porque el INV no ha querido”, lanzó.
El titular del Banco de Vinos consideró poco probable que esta negativa a firmar el convenio se deba a una cuestión política, ya que la Ley del Banco de Vinos fue votada por mayoría, con votos de legisladores tanto radicales como peronistas. “En la primera reunión los representantes del INV estuvieron presentes y se comprometieron a dar información, pero ya en esta segunda, gracias a la excusa de que no tenemos firmado el convenio, no vinieron”, agregó.
Por su parte, Martín Hinojosa, desde Buenos Aires, recalcó que preside una institución nacional en la que se trabaja seriamente y que se debe firmar un convenio que establezca responsabilidades y obligaciones de las partes, para poder avanzar en forma ordenada. Por otra parte, resaltó que también debe asegurarse de resguardar la información confidencial que aportan las bodegas y que para eso es necesario un documento marco. En este sentido, aseguró que hay de su parte “la mejor predisposición para trabajar en conjunto” una vez que se cumplan con los pasos formales.
Hinojosa aclaró que esta situación no frena el accionar del Banco de Vinos, porque aún no se ha quebrado el margen de stock –de 5 meses- que establece la ley para que comience a funcionar. De ahí que considere que, con mayor razón, hay tiempo para cumplir con la formalidad, algo que asegura ya habían solicitado en la primera reunión. Por otra parte, indicó que no subyace ningún motivo político en esto e insistió en su buena disposición para empezar a trabajar.
Aciar reconoció que, por ley, el Banco de Vinos puede empezar a actuar cuando hay más de cinco meses de stock vínico. Cuando esto sucede, el gobierno provincial puede lanzar un operativo para captar esos excedentes a través de un depósito voluntario –autobloqueo en la misma bodega-, por el que el industrial recibirá un interés hasta la liberación.
Expectativas de cosecha
Una de las preocupaciones que surgió en el encuentro de ayer fue que la cosecha 2021 se anticipa como una no muy abundante. Tanto Leonardo Insegna, de la Dirección de Contingencias Climáticas, como Rubén Panella, de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas, coincidieron en que ya hay un buen porcentaje de merma.
En detalle, unas 12 mil hectáreas de viñedos han tenido daños del 100% por heladas –en la zona Este- y por granizo –en la zona Norte-, lo que significa una reducción del 8% en la producción provincial. Aún se debe aguardar la temporada de tormentas graniceras y el posible efecto de la escasez hídrica.
Edgardo Roby, de la Asociación de Productores del Este Mendocino, señaló que hay muchos racimos con menos granos, lo que significa que van a pesar menos. Se debe recordar que en la cosecha 2020 sucedió lo mismo y la reducción que se había anticipado fue bastante mayor porque el rendimiento por racimo fue inferior al esperado.
Aciar manifestó que, en función de este diagnóstico preliminar de algunas entidades, no se observa que el año próximo vayan a producirse excedentes, sino que más bien todo apunta a que los stocks serán acotados. En cuanto a esto, Daniel Rada, director del Observatorio Vitivinícola Argentino, planteó que los rindes actuales en promedio y la disminución de las hectáreas implantadas, entre otros determinantes de la oferta, evidencian que es necesario aumentar los rendimientos ya que, de lo contrario, podría no haber uva para responder a las oportunidades que están ofreciendo el mercado.
Los productores reclaman que el negocio no es rentable
Uno de los planteos desde el sector primario en la reunión del Consejo fue que el precio del vino se ha recuperado este año –pasó de los $10 a principios de 2020 a los $ 24 en la actualidad-, pero que aún no llega a niveles que les permitan ser rentables. Juan Carlos Ubriaco, de la Cámara de Productores Vitícolas de Argentina, indicó que en 2021 debería producirse una recuperación que permita cubrir el aumento del precio de los insumos y el valor de la mano de obra, ya que, además, anticipan que deberán pagar un importe muy alto por el tacho de uva. Esto, debido a la escasez de cosechadores y la implementación de protocolos por el Covid-19.
De todos modos, el Banco de Vinos no puede intervenir sobre los valores pagados al productor más que en forma indirecta, regulando los stocks vínicos y sólo cuando existen excedentes. Otro de los ámbitos es el Registro Único de Contratos de Compra Venta de Productos Agrícolas, que creó la Ley 9.133, y su modificatoria, que estableció la obligatoriedad de que se realice una “mesa de concertación” en la que productores e industriales deben sentarse cada año a discutir diversas variables de la temporada. Esto, además de otros operativos que suele lanzar el gobierno provincial.
Vinculado a los precios, en la reunión de ayer, surgió el pedido de contar con un pronóstico de cosecha por parte del INV lo más pronto posible. De hecho, el Consejo Asesor presentará un pedido formal al organismo. Es que algunos productores recuerdan que hubo tiempos –hasta 2015- en los que se daba a conocer en diciembre, mientras ahora se debe esperar a pocas semanas antes de que comience la tarea.
Esto, cuando anticipan que tanto las condiciones del tiempo como los protocolos por la pandemia –y la posible llegada de una segunda ola- pueden obligar a anticipar la recolección (como ya sucedió este año). Ubriaco planteó que, si conocen la estimación a fin de año, pueden saber si la producción será rentable o si, directamente, no les conviene cuidar la uva. Por eso, consideró que la ausencia del INV en la reunión perjudica al viticultor.
Sobre esto, Hinojosa respondió que aún no tienen una fecha definida para dar a conocer la estimación de cosecha, pero señaló que hoy firmará un convenio de participación conjunta con el INTA, organismo que está trabajando –además del INTI, la UNCuyo y la Universidad de San Juan- en la revisión de la metodología para llegar a ese diagnóstico. Si bien comprendió que los productores puedan estar ansiosos, indicó que se trata de ser profesional al momento de presentar los resultados.