Criptomonedas: cuáles fueron las razones de la “muerte” de la moneda virtual Luna

El activo del “blockchain” Terra perdió el 99 por ciento de su valor. Qué pasó con este novedoso experimento y cuál es la diferencia con otras monedas digitales.

Logo de la criptomoneda Luna.
Logo de la criptomoneda Luna.

A mediados de mayo, el mundo cripto sufrió un terremoto: Luna, la criptomoneda de la blockchain Terra, se desplomó y perdió el 99 por ciento de su valor en pocos días. Su capitalización de mercado pasó de 44 mil millones a menos de dos mil millones de dólares, y el precio bajó de un máximo de 119,5 a 0,000009 dólares.

¿Qué pasó con este token y qué hizo que este evento fuera único en este segmento tan innovador?

Lo primero que debemos saber es qué son las monedas estables (stablecoins), cómo se clasifican, para qué fueron creadas y

cómo funcionan.

Una criptomoneda estable es un token que se emite a través de una blockchain (cadena de bloques) y que tiene como garantía o colateral dinero fiduciario, materias primas u otros instrumentos financieros. El propósito es mantener una paridad uno a uno con el dólar estadounidense.

Algo de historia

Las stablecoins fueron creadas para facilitar la comercialización de monedas digitales sin tener que salir del ecosistema cripto, ya que muchos países cobran impuestos cuando se convierten sus criptomonedas a dólar o a moneda local. Además, buscan proteger a los usuarios de la volatilidad del mercado.

La moneda estable “respaldada” más usada es Tether (USDT), que tiene una capitalización actual de 83 mil millones de dólares. En teoría, uno entrega a su emisor un dólar en el banco y recibe un USDT en la blockchain. Es decir, cada token que se emite está respaldado en el banco con dólares o instrumentos financieros respaldados en dólares.

Aunque este tipo de monedas estables respaldadas cumplieron su propósito, han tenido muchos problemas porque no hay una garantía total que haga constar que quien las emite en realidad tenga el respaldo uno a uno con el dólar/oro que promete.

Son centralizadas, y lo que buscan los tenedores de criptomonedas es depender menos del sistema financiero centralizado. Por tal razón, además de las monedas estables respaldadas en dinero fiduciario (FIAT), han surgido otras, llamadas “algorítmicas”, como Terra USD (UST).

De qué se trata

Terra es una blockchain que usa los contratos inteligentes para que funcionen sobre esta plataforma aplicaciones descentralizadas a muy alta velocidad y bajo costo. Este bajo costo se debe a que operan en forma distinta que Bitcoin o Ethereum.

Como toda blockchain, Terra tiene una criptomoneda nativa que se llama “Luna”. Esta se usa para habilitar las pruebas de participación que validan las operaciones, para pagar comisiones y como token de gobernanza.

Además, Luna también se usa para colateralizar de forma algorítmica a las stablecoins que se programen dentro de Terra, como es el caso de UST.

Esto es lo que hace diferente a esta moneda estable, porque su colateral es otra criptomoneda.

Entonces, el ecosistema de Terra está compuesto por la criptomoneda nativa Luna y por varias estables, entre ellas, UST (que a su vez está respaldada por Luna). Su estabilidad depende del arbitraje que lleva a cabo el algoritmo (algo previsto en la programación inicial de este sistema).

Cómo funciona el arbitraje en Terra

Si el precio de UST sube por encima de un dólar, el algoritmo permite usar Luna para generar más UST y reducir el precio. Por el contrario, si el precio de UST baja a menos un dólar, el protocolo cambia UST por Luna para subirlo.

Las monedas Luna que recibe el protocolo se “queman”.

Luna es fundamental para mantener la estabilidad de UST y sus tenedores las pueden congelar (esto se llama “staking”) en un pool (Anchor) para que generen intereses de hasta 20 por ciento anual. Esto lo hace el protocolo como recompensa a los que acumulan y no gastan sus Luna.

A diferencia de las stablecoins respaldadas por dinero fiduciario, las algorítmicas como UST son más propensas a corridas si la moneda subyacente (Luna) baja bruscamente, y esto puede causar que se pierda la paridad con el dólar. Esta situación se conoce como “espiral de la muerte”.

Cómo ocurrió la espiral de la muerte

Para reducir el riesgo de que en una caída en el precio de Luna se perdiera la paridad de UST, el creador de la criptomoneda, el coreano Do Kwon, comenzó a comprar bitcóin (BTC) usando las Luna del fondo Luna Fundación Guard (LFG). El propósito era que, si por algún motivo caía la demanda de UST, entonces podía vender BTC para que no cayera tanto Luna.

En su teoría eso funcionaría, pero eso no fue lo que ocurrió. Cuando comenzó la caída del bitcóin, a mediados de mayo, como de costumbre arrastró al resto de las criptomonedas, y Luna no se salvó. Entonces, un grupo de “ballenas” (grandes inversores) vieron la vulnerabilidad que tenía el ecosistema y atacaron, abriéndoles en “corto” al BTC por unos 4.200 millones de dólares.

Uno de ellos, en particular, sabía que el fondo LFG de Luna tenía poca liquidez en UST (estaba casi todo en bitcóin, y este estaba bajando de precio). Los que tenían Luna ya estaban atrapados.

El protocolo de Luna comenzó haciendo lo que tenía programado: ante la caída, extrajo 250 millones de UST del pool de liquidez para ir compensando y mantener la paridad, pero todavía UST quedaba en 0,97 dólares. Al drenar todos los pools de liquidez, se empezaron a vender los bitcoines de la fundación.

Esto le pone más presión a la baja a BTC y, cuando en el mercado se percataron de esto, comenzó una corrida.

Mientras la gente de LFG seguía vendiendo sus BTC para tratar de mantener la paridad, una “ballena” (inversor grande) estaba vendiendo UST a mansalva en Binance hasta que congestionó la plataforma y suspendieron los retiros de UST. Esto creó más pánico en el mercado e incrementó la corrida aún más.

A pesar de que en LFG seguían vendiendo bitcoines para mantener la paridad de UST, no se pudo sostener. Luna también cayó debido a que su algoritmo trataba de subir el precio. Se imprimieron por millones y su precio se derrumbó un 98 por ciento en unas horas.

Todo ese sistema algorítmico de Terra/Luna/UST falló. Para sostener esa paridad, se crearon billones de Luna, y eso hizo que su precio cayera en picada. En la actualidad, hay casi siete billones y su precio es casi cero.

Mucha gente perdió dinero por dejarse llevar por “miedo a quedarse afuera” y querer hacer dinero rápido y fácil.

Esta sacudida repercute en todo el ecosistema cripto, generando desconfianza y poniendo nuevamente en tela de juicio la centralización de muchas monedas y el peligro que significa confiar en el control de unos pocos.

(*) CriptoLab

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