La pandemia generó varios cambios en la forma de trabajar de las consultoras locales, ya que debieron adaptarse a la falta de presencialidad y sumar temas distintos a su propuesta. La experiencia de 2020 les da una base para este año, que también tiene una fuerte cuota de virtualidad.
María Inés Amoretti, socia fundadora y coach de Intros Consultora, comenta que uno de los cambios fue a la hora de elaborar un diagnóstico de una empresa, ya que solían visitar el lugar y entrevistar a ciertas personas de manera directa. Con la virtualidad, costaba más generar confianza y debían reiterar que no filmaban la entrevista y que todo sería confidencial.
Otro tema que aprendieron fue “no abusar de la virtualidad”, ya que de por sí había “un uso excesivo obligado” por causa de la pandemia y el teletrabajo. “Agregar capacitaciones a gente que está 8 horas frente a una pantalla, era muy complejo, o muy incómodo”, explica Amoretti.
La experiencia hace que hoy sus capacitaciones sean dentro del horario laboral, más breves, entregando previamente el material y revisando después los ejercicios prácticos. La parte virtual se destina más a dinámicas y ensayos actitudinales, como hacer juegos de roles para practicar la comunicación.
La coach de Intros analiza que la pandemia y sus crisis han cambiado también los temas: “El pensamiento es tu mejor amigo o tu peor enemigo. Trabajamos mucho en el desarrollo de habilidades cognitivas que te permitan manejar la ansiedad, la dispersión del pensamiento y poder canalizar el estado de ánimo”.
Otra clave para Amoretti en estos momentos es la dirección por misiones, alinear cada departamento y sus objetivos a la misión real de la empresa. “Es muy fácil perder el rumbo con esta coyuntura de turbulencia y olvidar por qué hacemos lo que estamos haciendo. En estos momentos, cuando menos tiempo parece que tengo disponible, más hace falta frenar (‘subirse al banquito’, como digo yo) y mirar más allá”.
Un último punto se refiere al personal de la empresa. “Las empresas deben apuntalar la parte humana de sus colaboradores porque con el home office han estado sometidos a un estrés adicional por falta de espacio y de tranquilidad en su casa. Hay que darles herramientas y beneficios”, señala Amoretti.
Aplicar herramientas digitales
Desde Ikigai Asesores, su director Facundo Corfield cuenta que apenas iniciaron el nuevo año plantearon a sus clientes la posibilidad de hacer sus consultorías tanto a nivel presencial como virtual. En el caso presencial, incluye el cumplimiento de protocolos y limitar la cantidad de asistentes.
“En lo virtual, debimos adaptarnos y, más allá de usar Zoom o Meet, aplicamos herramientas que permitan hacer cosas similares a lo presencial, como las lluvias de ideas o brainstorming”, comenta Corfield. Eso implica también adaptar las presentaciones, ya que por ejemplo es difícil compartir un video en una reunión virtual cuando la otra persona tiene una mala conectividad a internet.
Parte del aprendizaje fue utilizar plataformas gamificadas, que aprovechan el juego para enseñar. De esa forma, las personas se motivaban más a participar a través de juegos o resolviendo acertijos, en vez de sentarse y leer un documento.
Aparte entregaban un material y una guía de aprendizaje para que cada persona trabaje desde su lugar o en equipo. “También hacíamos un seguimiento: es preguntar cómo vas en el transcurso. Yo veo mucho de angustia, muchas ganas de hacer y sentirnos limitados por este contexto”, menciona el director de Ikigai Asesores.
Un desafío para varias personas es no contar con un espacio propio en casa. “Me ha pasado incluso de hacer entrevistas laborales y el interesado la tomaba desde el auto”, ejemplifica Corfield. Otro aprendizaje que señala es aprender a aprovechar mejor el tiempo ya que a veces hay varias reuniones en el mismo día y hay que ser concreto.
“Yo creo que de acá a futuro va a ser un híbrido. Hay muchas empresas que reducen su personal in situ y trabajan de manera remota. Pero tiene que ser un híbrido. No me parece que la solución sea virtualidad al 100% porque somos seres sociales, necesitamos estar en contacto con otras personas”, reflexiona Corfield.
Virtualidad y flexibilidad
Un último caso es el de Agilmentor, una empresa que empezó como una incubadora de emprendimientos y que también se dedica a consultoría de empresas. Su cofundadora, Paula Aldeco, cuenta que la adaptación fue bastante rápida. Como ya eran cercanos a las nuevas tecnologías, invirtieron en Zoom y empezaron a realizar sus reuniones de manera online.