El 28 de julio fue el último día en que las mesas del café de Avenida San Martín 1184 salieron a la vereda. Esa noche, pasadas las 21, el Old Setter cerró sus puertas definitivamente, luego de una estadía de más de 40 años de trabajo en el microcentro de la ciudad.
Este tradicional café de Mendoza, a media cuadra de la peatonal Sarmiento, también supo ser taquilla de innumerables eventos del rugby local.
Con aires de barcito inglés, que lo hacían distinto, en el que la madera tenía un papel importante en su ambientación, se destacaba por tener las pizarras escritas con carta del día, al costado de sus puertas de vidrio repartido; como la de las cabañas telefónicas rojas de cualquier callecita de Londres. Un café que se fue aggiornando con el tiempo, como bar, como despacho de minutas para quienes deambulaban por la “city” de la capital en horas del almuerzo.
“Lamentablemente la propiedad se vendió y los nuevos dueños no renovaron el contrato de alquiler”, contó Juan Amulphi, encargado del café. De acuerdo a lo que comentó el responsable del Old Café del centro, en un principio se había llegado a un acuerdo para la renovación como inquilinos, pero luego esta negociación vio frustrada. “Así que lamentablemente tuvimos que dejar el negocio y literalmente perderlo”, explicó.
El alquiler terminó por definir el cierre
El Setter ha dejado de existir, porque no existe la idea de trasladarlo a otro lugar debido a que “no hay otras posiciones disponibles en la zona”. El tema de los costos fijos es otra de las razones de peso, que obligaron a tomar esta amarga decisión, porque los valores de los alquileres están muy distorsionados, “por más café que venda, es un costo fijo muy pesado”.
Juan Amulphi administró el café desde 2015, sorteando con éxito la crisis que provocó la pandemia; logró sortear con éxito el aislamiento obligatorio para reabrir sus puertas, “Take away” mediante, cuando el Gobierno dio el permiso oficial para poder hacerlo. Suerte que no corrieron otros lugares importantes de Mendoza como el restaurante María Antonieta (Av. Belgrano), El Palenque (Av. Aristides), Cuarto Intermedio (Pacíficas Mendocinas), el bodegón El Porvenir (Paso de los Andes), o los cafés de Vittorio, en el Automóvil Club (Av. San Martín) y Los Angelitos (Buenos Aires).
“Fue un clásico café de Mendoza, me animaría a decirte de la vieja Mendoza… van quedando pocos lugares históricos en la ciudad”, comentó el responsable de también administrar otros negocios históricos como El Cafetal, en calle Necochea, y el de la esquina de San Martín y Don Bosco, donde funcionaba La Fusta.
“Creo que Mendoza tiene las dos caras de las cafeterías, hoy se vino con todo el boom del café y hay 2 o 3 locales por cuadra en las zonas fuertes…, pero los vaivenes de este país hacen caer las estructuras. Entonces uno como emprendedor se plantea todos los días en seguir en la rueda o bajarse; la idea siempre es seguir, pero no a costa de pagar un millón por mes”, concluyó Juan Amulphi.
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