El asado y la carne es uno de los grandes indicadores de la situación económica general en Argentina. Si bien los precios -como otros de la economía- se mantienen relativamente estables, el sector no logra repuntar. Con las diferencias propias en los distintos segmentos, carnicerías y un fuerte impacto de las ofertas, la carne todavía no muestras signos de mejora.
De este modo, los precios continúan estables en un contexto en donde al tiempo que se faenó más también crecieron las exportaciones. Según las cifras de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca, la producción de carne vacuna se situó en 2.336 millones de toneladas res con hueso, un poco por encima del promedio histórico.
Del total, el 70% se destinó al consumo interno y el resto a la exportación, mercado que tuvo un importante crecimiento en el acumulado de enero a septiembre de 2024. Sin embargo, según la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (Ciccra), el consumo ha registrado una caída. En lo que va el año, se estima que se adquirió 11,3% menos de carne vacuna a que el mismo período del año anterior.
Con una caída de unas 209.000 toneladas en total, el consumo continúa en el nivel más bajo en más en 25 años. Así, se compró 46,8 kilos al año por persona entre enero y septiembre de 2024, lo que representó una disminución de 12,3% con respecto al mismo período de 2023. Tal vez por este motivo, hubo una desaceleración en los aumentos de precios de la carne y sus derivados. Hay que tener en cuenta que los cortes vacunos se suelen compensar con los de cerdo, pollo y otras opciones más económicas.
Un combo que no repunta
Roberto Graziotin, de la carnicería que lleva su nombre, destacó que el valor de la carne se ha mantenido estable en el último tiempo. “Yo diría que no hubo variaciones importantes en los últimos 90 días”, apuntó el comerciante. Desde su punto de vista, esto se debió a que la competencia es importante, por un lado y, por el otro, a la poca demanda en el consumo. Esta situación obliga a las carnicerías a incrementar las ofertas y alternativas de venta así como las coloca en una situación compleja con relación a la suba de costos.
“Realmente los márgenes de los abastos en Mendoza están muy reducidos”, apuntó Graziotin. Entre otros motivos, explicó que esto se debe a que se derrumbaron los precios de los subproductos de las faenas (que inciden mucho en los costos del sector). Esto hace que los márgenes bajen, situación que se suma al aumento en los valores de faena, transporte o flete, y servicios.
El economista Daniel Garro, de Valeu International Group, destacó que la carne hoy posee uno de los consumos más bajos en mucho tiempo. En este contexto, destacó que hasta ha habido baja en algunos precios ya que la gente no puede llegar a comprar. “La reestructuración de precios relativos todavía está en proceso y eso impacta en el poder de compra”, expresó Garro.
De este modo, agregó que los salarios están un poco mejor con relación al índice de precios, todavía no se terminan de recomponer. “Creo que los sueldos van a seguir por detrás durante un tiempo hasta que los precios se terminen de acomodar”, apuntó el economista. Garro agregó que esto impacta -entre otros puntos- en el consumo de carne lo que también se traduce en precios. “Todavía hay un desahorro a nivel social, por lo que el poder de compra de los salarios va a tardar en recomponerse todavía un tiempo más”, precisó Garro.
En este sentido, Graziotin destacó que en su caso particular la venta está bastante pareja y con una demanda regulada por los precios. Es decir, que los cortes económicos son consumidos por las personas con menos recursos y el resto –los de mayor valor o los especiales- poseen una demanda alta en hoteles y restaurantes. Hacia adelante y dada la situación actual, el comerciante de la carne expresó una mirada positiva y apuntó que la industria podría mejorar.