Probablemente, si pensamos en la combinación de Moscato, pizza y fainá, nos venga a la mente la calle Corrientes, en CABA, y los vinos de esta bodega, visibles en todas las vitrinas de las famosas pizzerías. “¿Sabés que lo tengo registrado?”, dice Carlos Crotta, titular de la bodega familiar, quien registró la frase “Moscato, pizza y fainá” porque, como él explica, es parte fundacional de su empresa. Recientemente, la bodega lanzó un vermú, abriendo así la puerta al mundo de los aperitivos.
Durante la entrevista, relata con entusiasmo cómo la mezcla de recuerdos familiares y la tendencia de recuperar bebidas retro lo llevaron a rescatar una receta de su abuelo y adaptarla a los gustos actuales. Además, Crotta, como referente de la zona Este de Mendoza, analiza los desafíos y oportunidades del mercado del vino y los aperitivos, desde la competencia en Brasil hasta el valor agregado que comienza a ganar la región.
—Cómo surgió la idea de meterte en el negocio de los aperitivos.
—La idea es una mezcla de cosas que se dieron al mismo tiempo. Hace tiempo tenía en mente sacar un vermú, porque mi abuelo ya vendía uno en los años 50. Algunos me decían: “Carlos, animate a hacerlo”. Así que hace un año y medio fui a investigar cómo estaba el mercado del vermú, y vi que había una onda retro de volver a productos clásicos. Así surgió la idea de retomarlo. Luego, hace ocho meses, mi hermana encontró las fichas técnicas antiguas del vermú, y empezamos a trabajar más en serio hasta que dimos con la fórmula actual.
—¿Y cómo piensan comercializarlo? ¿Cuál es el plan para introducirlo al mercado?
—Nuestra idea es distribuirlo a través de los 250 distribuidores que ya tenemos. Ya hay pedidos concretos desde Brasil, donde los distribuidores quieren competir con otras marcas tradicionales argentinas. Además, en Buenos Aires vendemos bastante en pizzerías, así que la idea también es introducirlo ahí, en lugares donde ya se consume mucho, como las pizzerías de Corrientes. Vamos a usar una combinación de distribuidores, mayoristas, y otros canales.
—Entonces, cuando Adrián Otero cantaba “Moscato, pizza y fainá” ¿se refería al Moscato de Crotta, verdad?
—Sí, exactamente. Nosotros tenemos registrada esa frase, “Moscato, pizza y fainá”. Es una relación muy porteña, esa combinación de Moscato y pizza, especialmente en las pizzerías donde se come de pie. Es un clásico.
—Y mencionabas que el vermú lo van a exportar a Brasil. ¿Cómo ves los mercados cercanos?
—Sí, tenemos buenas perspectivas con Brasil. Nuestros distribuidores ya han aprobado el producto, lo degustaron y les gustó. Además, hay marcas en Argentina que ya venden bastante allá y ahora quieren competir en serio, porque en Brasil hay un boom de estos productos y hay que aprovecharlo. La idea es enfocarnos en los estados más importantes, donde el consumo es más alto, y consolidar nuestra presencia ahí.
—En este contexto, ¿piensan expandir la línea? Tienen Moscato, Mistela, ahora un Vermú... todos productos que de alguna manera son retro, como decís, de ese segmento de vino más tradicional. ¿Cómo ves este nicho?
—Está en crecimiento. Hemos recibido estudios del Observatorio Vitivinícola que muestran cómo han aumentado las ventas de diferentes tipos de bebidas alcohólicas. Y creo que también nuestra etiqueta, que retoma el diseño clásico, ayuda a vender. Hoy en día, el consumidor busca productos nuevos, y qué mejor si vienen de una bodega reconocida. Además, estamos probando un vermú de 15 grados, en contraste con otras bebidas que tienen 35 o 40 grados, lo que lo hace más versátil: podés tomarlo con tónica, con naranja, con soda, o solo. Tiene mucha variedad de opciones.
—¿Y cómo estás viendo el estado actual de la industria del vino?
—La veo bastante tranquila, tal vez demasiado. Creo que iniciativas como las de este vermú, y lo que están haciendo otras bodegas, reflejan una necesidad de adaptarse a una recesión en las ventas. Se avecina una buena cosecha, todo indica que las condiciones son óptimas. Esperemos que no haya problemas con las piedras. Ahora el desafío será qué hacer con el vino, porque creo que no va a subir de precio. Vamos a tener que ajustar los costos, que sí han subido. Va a ser un desafío interesante.
—¿Es posible que el consumo se recuperes?
—Mirá, creo que este año no. Si se cumplen algunas medidas que el gobierno ha anunciado y la gente empieza a tener un poco más de plata en el bolsillo el año que viene, ahí creo que sí puede haber una recuperación. Lo que noto es que el vino ha bajado bastante en las góndolas, lo cual en parte me alegra, porque había vinos que estaban demasiado caros, y ahora se vuelven más accesibles para la gente. Pero bueno, va a depender de cada bodega y de su ingenio para ver cómo aprovechar esta situación y mantener la calidad a un precio que la gente pueda pagar.
—¿Cómo estás viendo la situación en la zona este?
—Mirá, en la zona este creo que está habiendo un cambio importante, ya que está empezando a agregar más valor. Muchas bodegas que antes no fraccionaban ahora se están animando a hacerlo. Creo que, si logramos coordinarnos con la idea del clúster vitivinícola, veremos que empieza a llegar más turismo, y eso incentivará la venta de vino fraccionado. No será una transformación de un día para otro, pero tenemos que apostar a eso, buscar que la zona crezca y genere más empleo.