Sin heladas ni accidentes climáticos de gran envergadura, la foto de hoy indica que Argentina se encamina a una buena cosecha de uva. Las estimaciones de varios referentes hablan de una vendimia que, por lo menos, llegará a los 20 millones de quintales y que traerá consigo nuevos desafíos. Tanto industriales como productores se enfrentan a una nueva realidad, en la cual ser eficiente y generar altos rendimientos será indispensable para sobrevivir.
Durante el evento de Los Andes, Juan Rodríguez, gerente general de Fecovita, destacó: “El primer gran desafío que tenemos es lograr una muy buena cosecha, algo que según nuestros datos es probable que se de”.
Otro aspecto prioritario es la diversificación del mosto. Rodríguez explicó que este producto tiene un mercado importante y que una adecuada gestión de su producción y comercialización puede ser clave. “Es fundamental poder diversificar la cantidad suficiente de mosto”, destacó.
En cuanto al mercado interno, Rodríguez subrayó la necesidad de reconquistarlo. “El mercado interno representa el 80% de nuestro negocio”, dijo, haciendo hincapié en la importancia de reforzar el consumo local mientras se continúa trabajando en expandir las exportaciones.
Innovar: clave para el 2025
Roberto González, presidente de la Academia de la Vid y del Vino y winemaker de Nieto Senetiner compartió su perspectiva sobre los desafíos y oportunidades que enfrenta la industria vitivinícola, en la previa del evento de Los Andes. Con un enfoque en la innovación y la adaptación a nuevas tendencias de consumo, González resaltó las estrategias necesarias para mantenerse competitivos en un contexto internacional cambiante.
“Creo que hay una etapa de innovación fuerte en las bodegas, buscando los vinos sin alcohol y nuevos productos para las nuevas generaciones de consumidores”, afirmó González al analizar las tendencias emergentes en el sector. Este movimiento responde a la necesidad de diversificar la oferta y captar el interés de públicos más jóvenes.
“La industria va a atravesar un reajuste que tiene que ver con el análisis de productos, análisis de procesos y una mirada hacia la eficiencia”, explicó. En un entorno económico desafiante, la eficiencia operativa se presenta como una herramienta clave para fortalecer la competitividad internacional.
González también reflexionó sobre los cambios en la demanda internacional, destacando la desaceleración en el crecimiento del Malbec, que en su momento fue el emblema de la exportación vitivinícola argentina. “La vitivinicultura se hiperespecializó con el Malbec, se volvió a especializar con las indicaciones geográficas o los terroirs, y hoy tenemos que buscar nuevos productos para la generación de nuevos consumidores”, sostuvo.
Este enfoque implica explorar nuevas variedades y desarrollar estrategias específicas para atraer al público joven, un segmento que, según González, representa el futuro de la industria. “Si no trabajamos sobre ese público, vamos a perder futuros consumidores cuando crezcan culturalmente”, advirtió.
En este sentido, el presidente del INV, Carlos Tizio también resaltó los cambios que se están viendo en la industria vitivinícola, en términos regulatorios, que hoy ayudan a las bodegas que apuestan a la innovación. “Es muy interesante la cantidad de productos a base de vino que están surgiendo. Hay productos con espumantes, combinaciones de espumantes y hierbas; en fin, el mercado está abierto a todos”, comentó.
Entre los avances regulatorios, Tizio mencionó la norma que permite la producción de vinos sin alcohol. “Ya tenemos la resolución para los vinos sin alcohol. Hay mucho interés en el mundo, y ahora la industria tiene la norma para elegir la tecnología adecuada”, dijo, subrayando la tendencia hacia vinos de menor contenido alcohólico y perfiles más frutados.
Y agregó: “Hemos trabajado principalmente en las líneas que tiene el Gobierno Nacional en lo que hace a simplificación, desregulación y desburocratización. Ya tenemos más de 40, 43 resoluciones justamente de simplificación, de regulación y apoyo para las exportaciones”.
