Al igual que con otros productos y servicios exportables de Mendoza, Brasil es un mercado determinante para el negocio del enoturismo local. Con una curva de crecimiento sostenida, datos presentados por el gobierno de Mendoza esta semana muestran que ya existen 230 bodegas turísticas en 2024. El sector no solo refleja un aumento del 7,8% anual en la oferta de servicios y bodegas dedicadas al enoturismo, sino también una consolidación de la provincia como un destino enoturístico.
El 42,8% de los visitantes que acuden a las bodegas son extranjeros; de ese porcentaje, el 51,4% proviene de Brasil, seguido por el 32,4% de Estados Unidos y Canadá, y el resto de América. Es importante reconocer que parte de este crecimiento, impulsado por la colaboración entre el sector público y privado, tiene un impacto significativo en la economía local. Durante el último año, los visitantes de las bodegas mendocinas generaron ingresos superiores a los 56 millones de dólares, con un gasto promedio de 36,02 dólares por persona, lo cual muestra el valor que los turistas están dispuestos a invertir en experiencias relacionadas con el vino.
Este flujo no solo beneficia a las bodegas, sino que también impulsa otros sectores como la gastronomía, el alojamiento y el comercio local, reforzando la interdependencia entre el enoturismo y otros sectores económicos de la provincia. Tal como explicaron los referentes, la proyección de Mendoza como destino enoturístico es cada vez más sólida; es esencial fortalecer las conexiones aéreas con el resto de América, facilitando el acceso para un mayor número de turistas. Esto no solo beneficiaría a la industria del vino, sino también a otros sectores, creando un ecosistema económico más robusto y sostenible.
Sin embargo, para asegurar el crecimiento a largo plazo, Mendoza no puede limitarse al enoturismo. Es crucial desarrollar otros productos turísticos que complementen y diversifiquen la oferta, como el turismo de nieve, un clásico que, tras años de relativo estancamiento, ahora recibe nuevas inversiones, como es el caso de El Azufre.
Al igual que con otros productos y servicios exportables de la provincia, esta diversificación fortalecería la economía local y ampliaría el espectro de visitantes, atrayendo nuevos perfiles y contribuyendo al desarrollo del sector.